El pasado fin de semana se estrenó la tan esperada película Bohemian Rhapsody, donde se narra la transición de la banda hasta convertirse en Queen, así como el camino al estrellato de Freddie Mercury.
Durante todo el año tuvimos la oportunidad de ver los trailers donde de poco a poco nos cautivaron y tenían en suspenso para de inmediato acudir a las salas de proyección para deleitarnos o desencantarnos de la trama.
En críticas no le ha ido muy bien, sin embargo, los presentes derramaron lágrimas y eso vale mucho más que las impresiones de los expertos en cine.
Cuando una película se sitúa como la más vista en lo que va del año indica que era muy esperada y que, de alguna manera será un éxito en taquilla. Entre fans, nuevos descubridores de Queen y morbosos hoy en día Bohemian Rhapsody es el filme más visto entre todos los que se estrenaron en 2018.
El diseño de arte es impresionante, no tenemos duda de que nos encontramos en la década de los 70 y 80. Los vestuarios, maquillajes, decoración y jerga nos remiten a esa época donde todos somos partícipes del nacimiento de una banda icónica y de un personaje que trasciende.
Sin dudarlo, podemos apreciar que la búsqueda de locaciones fue fantástica y la clave para recrear cada espacio donde se desarrolla la acción. Reconozcamos que en ocasiones ciertos detalles no nos permiten establecer la época ciento por ciento, hay un vehículo u objeto fuera de contexto, más en esta película cada uno de los aspectos fue cuidado para que usted y yo formara parte de la historia.
En ocasiones me pregunto cómo hacen los diseñadores de arte para recrear el pasado aunque nosotros sólo podamos observarlo unos segundos. Es mágico, como pasar de una dimensión a otra desde los primeros segundos de proyección.
Lo mismo podemos decir del vestuario, es fabuloso y costoso. Cada uno de los personajes porta de pies a cabeza instantes de historia que reflejan en la pantalla grande un detalle minucioso de investigación y creación de concepto de y para Bohemian Rhapsody.
Por ejemplo, en la tomas a los asistentes al concierto, aún si se duplicaron con la magia de la animación digital, los reales estaban ataviados a la usanza de los 80. Imagino que quizá algunos de esos extras vivieron en su juventud el primer concierto con Queen en escena y por ello podemos observarles llorar mientras la cámara pasa sobre la multitud.
Algo que no conocía sobre Freddie Mercury fue que amaba a los gatos, y en la película actúan como personajes incidentales, en el momento en el que el protagonista les ofrece un espacio para cohabitar en casa mientras vivía sólo en su mansión.
En cuanto a la realización, otro punto que podemos resaltar son las transiciones en los cortes en los momentos en los que se realizan las giras y los conciertos. La capacidad creativa del equipo de edición y la dirección nos entrega un producto en las pantallas fuera de serie.
El tema de la homosexualidad de nuestro protagonista fue delicadamente tratado, así como sus excesos en todos los aspectos. Fue muy divertido el observar como los presentes verbalizaron su asombro ante el primer beso gay en pantalla entre Freddie y Paul.
Digamos lo que digamos, nuestra sociedad aún no está preparada para tener apertura con respecto a la homosexualidad en nuestro terruño, prueba de ello fueron las expresiones de asombro y después de risa, por lo menos en esta ocasión ninguno abandonó la sala.
Freddie Mercury es un ícono sobre el Sida y la homosexualidad. El Sida es una enfermedad que actualmente causa extrañeza entre la población, desconcierto y hasta escarnio, pero verlo en pantalla grande es distinto sobre todo cuando, aún lo conozcamos al protagonista no es una persona allegada a nosotros.
La historia develada de Freddie y su banda es una de las más controvertidas y esperadas por develar pues, aunque sabíamos de manera clandestina muchos detalles con certeza queríamos ser más partícipes de la verdadera trama.
El guion nos mantiene cautivados y al filo del asiento, nos remite a ese concierto que de alguna u otra manera nos recuerda que la unión hace la fuerza y que pase lo que pase un artista en por lo que manifiesta en el escenario y no en su vida personal.
Bohemian Rhapsody es una película que por cultura general rockera no se puede perder, no espere más y acuda a las salas de cine, quizá podamos encontrarnos, pues bien vale la pena verla dos veces.
Laus Deo
@paulanajber