Si no me equivoco, han pasado 19 o 20 años desde que la OSA interpretó la hermosa Sinfonía concertante de Wolfgang Amadeus Mozart, fue en un concierto dirigido por el maestro Barrios antes de que fuera nombrado director titular de nuestra Sinfónica, es decir, tuvo que ser antes del año 2000, él la dirigió de septiembre de ese año hasta agosto de 2004. Recuerdo que en aquella ocasión los instrumentos solistas fueron encomendados a Silvia Santamaría, en ese tiempo ella era la principal de la sección de segundos violines, y a Sergio Carrillo en la viola a quien otra vez le fue encomendado ese compromiso para este concierto que cerró la cuarta temporada del año en curso. Lo menciono nada más como antecedente o incluso, como simple curiosidad.
El concierto del viernes 23 de noviembre fue diseñado con obras muy apegadas a la gran tradición del clasicismo, no obstante que encontramos a dos compositores del romanticismo. Inició con la Obertura Rosamunda de Schubert, después las Variaciones sobre un tema de Haydn escritas en 1873 por Johannes Brahms, que si bien es cierto que pertenece al romanticismo, no podemos ignorar el hecho de que siempre se caracterizó por ser un comprometido guardián del clasicismo vienés que le antecedió. Finalmente, después del intermedio disfrutamos de una majestuosa interpretación de la Sinfonía Concertante en mi bemol mayor K. 364 de Wolfgang Amadeus Mozart con el maestro Román Pavón, concertino de la Sinfónica y el maestro Sergio Carrillo en la viola, este cierre de temporada fue dirigido por el maestro José Areán, director titular de nuestra máxima entidad musical.
Creo que el experimento, si es que lo fue de programar los conciertos a las 20:00 horas ha funcionado, la respuesta del público ha sido buena, al menos lo noté en este concierto, me dicen que la semana pasada no hubo mucha gente, la verdad no tuve oportunidad de asistir, fue uno de esos pocos, muy pocos conciertos de la Sinfónica a los que por razones insalvables, no pude asistir, en este caso me encontraba en la ciudad de Guadalajara y me fue prácticamente imposible llegar a tiempo para el concierto, me hubiera encantado, conozco la Sinfonía de Julián Carrillo, pero no la Suite Culiacán compuesta por Eduardo Gamboa, pero sobre todo lamento no haber podido ver dirigir al maestro Lanfranco Marcelletti, una gran batuta, actualmente en la decana de todas las orquestas, la Sinfónica de Xalapa. Posiblemente influyó el hecho de que el programa no tenía obras muy conocidas o no se trataba de compositores que suelen atraer la atención del público, pero me queda claro, al menos así lo considero, que no se puede ni se debe programar siempre esas obras que sabemos que van a convocar una buena cantidad de público, ojalá, y esto es un proceso de muchos años, pero ojalá las grandes audiencias también llenaran los escenarios cuando se presentan obras que no son necesariamente conocidas o de gran poder de convocatoria, o sea, taquilleras para ser más preciso, pero bueno, esto pasa en todos lados, no es, por fortuna, un problema de Aguascalientes, lo importante, finalmente, es que el viernes 23 de noviembre, tuvimos una gran entrada en el Teatro Aguascalientes.
Schubert y Brahms recibieron un trato dignísimo de parte de nuestro director, el maestro Areán se encargó de hacer sonar la orquesta como nos gusta escucharla. La nuestra es una gran orquesta y yo la he visto salvarle el cuello a más de un director, afortunadamente siempre huéspedes, se ha visto en la necesidad literalmente de tocar sola, principalmente cuando la batuta anda trazando pinceladas incoherentes en el aire, de verdad ha pasado, no muy frecuentemente, gracias a Dios, pero ha sucedido, me consta, no obstante la Sinfónica, con gran respeto por su majestad la música ha sacado adelante el compromiso. Pero cuando tiene en el podio a un director con conocimiento de causa y que domina solventemente la partitura, entonces surge la magia y nuestra Sinfónica suena como las mejores, y sin dudarlo, fue el caso de ayer. En el poco tiempo que el maestro Areán tiene como director titular ha convencido a propios y extraños y ha sabido sacar de la OSA lo mejor, ha encontrado la forma de exprimir todo su potencial y hacerla lucir como lo que indudablemente es, una de las mejores orquestas de México.
En la segunda parte del concierto escuchamos la Sinfonía Concertante de Mozart, la verdad no entendí muy bien el atuendo del maestro Sergio Carrillo que tocó la viola haciendo mancuerna con Román Pavón, solista en el violín, pero eso es lo de menos, lo importante es que los dos a quienes se les encargó esta responsabilidad respondieron de manera impresionante. Una ejecución muy limpia, incluso voy a tomarme el atrevimiento de señalarla de virtuosa, ya sé que más de uno estará pensando que soy un exagerado, pero no me importa, lo cierto es que los dos hicieron una ejecución brillante, impecable, nada que reprocharles, si acaso la camisa del maestro Carrillo, pero a quién le importa.
Con este concierto la Sinfónica cierra sus actividades en temporada regular este año y seguramente preparan ya sus compromisos navideños, estaremos al pendiente.
Si lees estas líneas temprano tendrás tiempo de prepárate para asistir al concierto del vigésimo aniversario del Cuarteto de Cuerdas José White, una de las mejores formaciones de música de cámara de Aguascalientes, de las más constantes y solventes, el concierto será a las 12:00 del mediodía en la sala Ramón López Velarde del Museo Nacional de la Muerte, a un costado del templo de San Diego, la entrada es libre. Por ahí no veremos si Dios no dispone lo contrario.




