“El Sistema de Salud está peor que el Sistema Educativo…” y también “el 50% de la población de nuestro país no cuenta con ningún sistema de seguridad social…” lo dijo el presidente López Obrador el viernes 14 en la reunión que realizó en Mérida, Yucatán, con los diez gobernadores del sur y sureste. Le dijo a ellos que comenzarían en sus estados porque son los más atrasados en materia de salud, aunque paradójicamente son los más ricos en recursos naturales. Quiero pensar que los señores gobernadores que escucharon tales latigazos verbales con rostros inmutables, por dentro deberían haberse estado muriendo de vergüenza. El asunto se planteó de manera sencilla, ocho estados comenzarán a integrar el sistema de Seguro Popular al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Después otros ocho y así sucesivamente hasta completar los 32. Uno de los comentarios que a mí en lo particular me pareció tranquilizante fue que el presidente aseguró que se tomarán como modelos los sistemas de salud de Canadá, Dinamarca y los países nórdicos, porque estas naciones son republicanas Canadá y Finlandia, y el resto Suecia, Noruega, Dinamarca y Holanda aún cuando son monarquías, su sistema de gobierno es socialista. Sus ministerios o secretarías de Salud, se llaman del Bienestar porque no solamente incluyen salud sino también la armonía sicológica, laboral, doméstica y espiritual. Si hacia allá vamos, entonces vamos bien. Qué fortuna que al Sr. presidente ya no se le ha ocurrido mencionar los sistema de salud de Cuba y Venezuela como en algún momento lo hizo, porque no son para nada imitables. Ahora viene lo bueno, la integración de todos los organismos de salud en uno solo, lo que significa que tarde o temprano el Issste y el DIF también se unirán. Como se llamará entonces al sistema ¿IMSS o SS? La lógica más elemental de acuerdo al plan que se está siguiendo es que todo será Secretaría de Salud. Aquí es bueno aclarar que esta idea del sistema único de salud no es nueva. Y a los primeros a quienes se les ocurrió fue a los médicos. Somos nosotros los profesionales de la salud que comenzamos a padecer las angustias de un esquema oficial de salud fraccionado. Cuando un médico diagnosticaba una insuficiencia renal e indicaba el trasplante renal, entonces comenzaba el calvario para saber si el hospital en el que trabajaba podía realizar tal cirugía. Entonces se encontraba con la pena de que debería enviar al paciente a la ciudad de México o de Guadalajara, porque en su unidad de trabajo no se podía efectuar la operación aún cuando en otro hospital de nuestra misma ciudad sí podía hacerse. Pero no era de su institución. Y lo mismo ocurría con cardiocirugía, neurocirugía, oncología, quemaduras, y una larga lista de padecimientos que deberían atenderse aquí por razones médicas, pero eran enviados lejos por razones institucionales. Somos los médicos quienes hace mucho tiempo estábamos pidiendo esto. Todo parece que por fin, se ha tomado el camino de la unificación con la cual todos saldremos beneficiados, los pacientes en primer lugar, sus familiares, el enorme ahorro de recursos, la optimización de aparatos, instrumentos y profesionales especializados. Se eficientarán en tiempo y resultados los casos más graves.
¿Qué obstáculo podría haber? ¿Habrá alguien capaz de oponerse a una medida tan benéfica? Pues claro que sí, los sindicatos. De hecho en gran medida la fragmentación del sistema de salud se debió a los sindicatos, cuando pidiendo mayores prerrogativas para su afiliados consiguieron que se creara el Issste exclusivo para burócratas, lo programas de salud únicos para los empleados electricistas, petroleros y en algún momento los ferrocarrileros. Actualmente los líderes de los sindicatos de tales dependencias gozan de poder, control y manejo de enormes recursos. ¿Renunciarán a tales beneficios? ¿Se integrarán a la fuerza trabajadora? ¿O tendremos ahora un Super Sindicato de la Salud, con todos ellos reunidos bajo una misma bandera? Deseamos sinceramente que todos lo trabajadores de la salud veamos el beneficio de la unificación y trabajemos en ello.




