De nueva cuenta las imágenes de nuestros señores Cacamatzin y Cuitlahuac reciben la luz y el calor del Sol Invicto… El pasado miércoles 10 de abril, muy presente lo tengo yo, estas obras de la autoría de Jesús F. Contreras fueron trasladadas a su nuevo emplazamiento, en la parte norte del Museo de Aguascalientes.
Los relieves están en el museo desde 2004. Ese año se adquirió la edificación aledaña al establecimiento, en su lado sur poniente, para ser derribada y darle mayor visibilidad al museo, así como para recibir estas piezas. Entonces el viandante que transitaba por la calle de Zaragoza pudo contemplarlas en un lugar más digno que el Casino de la Feria, que era donde se encontraban.
Así estuvieron poco más de diez años, hasta que fueron ocultadas al caminante por el edificio construido entre fines de 2016 y principios de 2017, el criticado mausoleo de Jesús F. Contreras.
El día de los hechos a que hace referencia este texto, fueron trasladadas al extremo contrario del espacio. Ahora están, como se afirma en el corrido de Benjamín Argumedo: ante el público de la gente.
Por las características del lugar; por los trabajos de acondicionamiento que se llevaron a cabo, este emplazamiento se antoja definitivo, para que los relieves dejen de migrar de un lado a otro y sean admirados con respeto y comodidad. Así que invicto el Sol e invictos los bronces, que han resistido el paso del tiempo, los traslados y otros maltratos. Aunque, pensándolo bien, ¿cuál es el sentido del término definitivo, visto desde la efímera escala humana?
Pero la imagen no corresponde a los trabajos realizados el miércoles pasado, sino a la época en que nuestro señor Cuitlahuac se encontraba en el Casino de la Feria, en la esquina de Manuel M. Ponce y Paseo de la Feria.
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