La industria de la música alternativa mexicana lleva más de quince años buscando al nuevo Zoé. Que en su momento fueron el nuevo Café Tacvba. No en un tema de calidad, sino de ser un producto de los márgenes que tuvo atractivo masivo y gigante. Se decía que iban a ser (favor de no reírse) Los Daniels. ¿Ya pararon de carcajearse? Había nominados más reales: Hello Seahorse!, Carla Morrison, Rey Pila, Centavrvs, Enjambre y muy recientemente Little Jesus. Al final fue Mon Laferte, el breakout hit que es apuesta segura para festivales alternachivos y el top 40. Al menos existe, en la música indie y lo que queda para quienes hace diez años veían Telehit. En los medios masivos de comunicación, especialmente los periodísticos, nomás no llega el nuevo Zoé.
Hace casi dos años, la oficina de Vice en México refutó una narrativa de desaceleración en las operaciones globales de la firma que en bastantes ocasiones se han definido como los punks que le cobran millones a Intel. Dos años antes de eso, yo desarrollaba un proyecto viendo la historia de Vice como un ejemplo de ser raros y exitosos. Tanto su camino internacional, con Shane Smith y su fascinante personalidad, como lo que Lalo Valenzuela y Laura Woldenberg lograron para hacer de la V una marca deseable y super valiosa en México.
Hoy, es pésima noticia para todos los que amamos la creación de contenidos que Vice sigue integrando verticales en vice.com, es decir que simplemente están desapareciendo por la dura situación de los medios. Es una lástima que Noisey, el vertical de música en Vice, se haya esfumado y sus editores no laboren en el apartado de música del sitio principal. ¡A nadie le conviene eso!
Hace unos meses, el HuffPost mexicano de Grupo Imagen cerró de manera sorpresiva e insultante para su staff. La empresa de los Vázquez nunca dio la cara, y peor, idearon estrategias para ocultar la manera vil en que actuaron. Mexico.com, un sitio web prometedor (que bebe bastante del estanque visual e ideológico de Tercera Vía, sorry) perdió a su director editorial (Mael Vallejo) en una disputa pública por supuestos compromisos no cumplidos, en materia económica. Sospechosamente, dos semanas no usaron su sistema manejador de contenidos (licenciado al Washington Post), estando solamente en redes sociales y volviendo hace poco a publicar contenido de texto y transmedia.
Hay verdades dolorosas que acepté hace tiempo pero en 2015 me quitaban el sueño. Por ejemplo, maldecimos y pendejamos a los influencers (que quieren ser llamados creadores de contenido) porque se comen el pastel publicitario de los periodistas y escritores/comentaristas en sus áreas de experiencia (videojuegos, música, cine, libros, deportes). Una cuenta colectiva llamada What the fake tiene una argumento ganador en la guerra contra estos modelitos modernos: hacer giveaways o tomarse fotos de los atributos físicos (ya no hablemos de los enamorados de su trasero, sino simplemente una selfie y nada más) no es algo que inspire, aporte algo a la audiencia o tenga un valor. Las marcas tienen personas flojas y sin ideas como enlace con las agencias, que tienen metas de números que no pueden cumplir sus equipos, en este proceso un listo (un idiota) contrata influencers sin educación ética o mediática para alcanzar las visualizaciones prometidas. El impacto. El peor modelo de publicidad, por un montón de huevones.
En medio de este mar de estupidez, por eso diarios como el nuevo Heraldo de México son convencidos de traer algo de brillo digital al pagarle (muchísimo más que a sus especialistas operativos o periodistas) a JuanPa Zurita para que tenga una sesión de fotos en sus oficinas. O que Radio Fórmula le compre la idea a Máquina 501 de Chumel Torres, en busca de ansiado brillo digital, para tener números mediocres en YouTube que poco tienen que ver con los del talento contratado. 35 mil vistas, lo mismo que logra BrcadeVG con un canal de nicho ¡sin ser Chumeles! Y es así como los tops de podcast y audiencias en México siguen siendo para veteranos del sector como Martha Debayle, René Franco, unos horrendos de Los 40 y Sergio Zurita. No digo que sean buenos o los más actuales, simplemente lo nuevo no puede despertar más interés que lo que escuchábamos hace 15 años.
A falta de datos mexicanos, salvo la excelente cobertura de El Economista acerca de medios nativos, podemos tomar lo que sucedió a Vice a nivel mundial como referencia: Disney (que tiene dinero ahí vía sus inversiones propias, en A&E y Fox) ha dado por perdidos más de 350 millones de dólares dirigidos hacía Vice, que volvió a reunir dinero (250 mdd) pero en formato de deuda. En cristiano: eso no suena del todo bien, pero demuestra que hay confianza en los punks. Por el bien de todos los publishers, esperemos que con esa línea de vida encuentren la receta secreta para ser redituables. Y que la compartan.
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