“Es un ejercicio de análisis social, político y económico”, fue una de las frases conclusivas de la recesión pronunciada por el propio autor del libro “México en picada, 1 Año de populismo, 1% de capacidad”, C.P. Fernando Herrera Ávila. Así aterrizaba el vuelo de presentación de esta obra, que corroboraba los dichos introductorios de Jael Pérez Sánchez, presidente del Colegio de Economistas, en recuperación del contraste entre los datos duros del comportamiento de la economía nacional frente a la retórica moral del presidente Andrés Manuel López Obrador; y el testimonio emotivo y generoso de la senadora perredista Angélica de la Peña de la pesquisa persistente y metódica del autor al calor del avance cronológico del casi primer año de ejercicio constitucional del Ejecutivo Federal.
En voces varias de la comentocracia local, ya al día siguiente, se observa que en realidad no se asistió a la “presentación de un libro”, porque se trata de un “discurso político”; para contrastar que no se había tratado de una exposición académica, en sentido estricto, sino de un conjunto de artículos de factura política, a manera de un posicionamiento opositor a la retórica presidencial; aunque no deja de reconocerse que se exhibe un sólido fundamento analítico con datos objetivos. En estas mismas páginas de La Jornada Aguascalientes, su conocida página editorial, La Purísima…Grilla, asienta que: “Herrera Ávila es de los pocos políticos locales que cuentan con un discurso con argumentos, sólido e incluyente, al que solamente le falta una cosa: los cómos” (el enfatizado es mío); y aporta las razones para indicar este saldo: “porque está bien indicar que Aguascalientes no es una isla, acusar al Gobierno Federal de las omisiones que ha cometido en contra de la entidad, indicar con datos duros, estadísticas oficiales que la situación del país no es la mejor y ahí se puede llevar entre las patas al estado (…). (Editorial subtitulada: “Aguascalientes no es una isla”. Jueves 12/09/2019). En cuya discursiva la inevitable conclusión es: “Sí, muy bien, la pregunta sigue siendo ¿cómo?”.
Desde mi punto de vista, está perfectamente bien apostillado el asunto de fondo. Pero, no olvidemos que estamos apenas en la apertura de la conversación. Esta colección de artículos rigurosamente seriados según el calendario anual -ya sea en tramos hebdomadarios o mensuales-, conforman una respuesta coyuntural a todas luces, a los eventos y sucesivas decisiones políticas, según van apareciendo en la escena política, resaltando sobre todo el impacto real e histórico que van teniendo en los diversos sectores, ámbitos, grupos de interés, y en general en la formación social sea de dimensión regional o local, de acuerdo al orden de aparición que va aconteciendo como efecto de la agenda y toma política de decisiones que está siendo desarrollada por el Ejecutivo Federal. Resumamos, no se trata de un ensayo político de gabinete, es un proceso de análisis elaborado desde la praxis política, tal como ocurre en las calles, en las plazas y en los recintos políticos.
En lo personal pienso que la interpelación que hace La Jornada Aguascalientes, sí merece un acuse de recibo y el emprendimiento de un proceso serio de respuesta en el tiempo. Y, por ello, quisiera traer a cuento los conceptos centrales que enmarcan un proceso de análisis, según va desarrollándose en el tiempo histórico.
En el orden del conocimiento, no se puede proceder de cualquier manera o gusto, hay que observar normas elementales de la Lógica, y una mente señera en este sentido lo fue Jacques Maritain, autor de Los grados del saber, Distinguir para unir (1968). La lucidez de este subtítulo aporta un principio fundamental del conocimiento científico, primero debemos proceder a distinguir las cosas, los elementos, los sucesos, las decisiones, etc.; para luego intentar unirlos, relacionarlos, compararlos, validarlos o falsearlos de acuerdo con las relaciones objetivas e intrínsecas que guardan unos elementos con otros. Aunque parezca remoto el quehacer de este filósofo europeo, resulta que, tiene interesantes e importantes incidencias en nuestra historia política.
En efecto, “En diciembre de 1947 Jacques Maritain viajó a México para presidir la delegación francesa que participó en la II Asamblea de la Unesco, de las Naciones Unidas. El discurso de apertura de esa Asamblea fue pronunciado por Jacques Maritain. Su exposición y otros aportes personales, sirvieron de base para la elaboración de la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS, que se aprobó un año más tarde. Sus ideas tuvieron una destacada influencia en ese importante e histórico documento que ha servido para la defensa de los derechos humanos en el mundo entero, y que hoy, 50 años más tarde, todavía tiene vigencia”. Lo que nos sitúa en el corazón del siglo XX, pero cuyo radiante pulso y vigorosa onda de choque, nos llega hoy, al inicio de la segunda década del siglo XXI. Podemos decir, sin regatear ni rendir zalameros requiebros, que su pensamiento es vigente a pesar de los soberbios polvos del desinhibido y cínico pensar de la intelligentia política actual.
En el desarrollo de estos críticos meses de arranque de un nuevo gobierno que aspira a la 4ª Transformación de la Nación, el hecho es que debe ser atendido, una vez más, el principio racional de “distinguir para unir”. La distinción no debe ser con fundamento en la situación de clase, posición social, nivel educativo o salarial, empleo o función gubernamental; la distinción pertinente es sobre si el estado en que se encuentra la cosa política de México, va efectivamente en el sentido de un desarrollo integral del país, o bien en un retroceso a formas y modos de orquestar la vida pública que tiene más que ver con clientelas electorales, para decidir no importa qué, con tal de continuar indefinidamente en el ejercicio indiscriminado del poder, por él mismo.
Lo que nos lleva al encuentro con otro personaje de talla mundial que nos hace reflexionar acerca de la cruda realidad que hoy por hoy confrontamos. Me refiero a esta secuela de cosas. La castiza expresión “con los pies en la tierra” invoca la fuerza de un potente relativizador, capaz de reducir a su más simple expresión problemas complejos, que de otra manera se vuelven inasibles, inmanejables y, por tanto, irresolubles. Este es el caso de problemas sociales tan masivos y tan densos que confrontamos como la corrupción, la impunidad, la ineptitud de funcionarios públicos, la pantanosa inercia burocrática de los congresos -locales y de la federación-, la congénita evasión de responsabilidad ya sea por motivos técnicos, profesionales o de imputabilidad ministerial; y tantos otros problemas a los que olímpicamente les sacamos la vuelta. La escasez de medicamentos indispensables es un patente ejemplo, la suspensión de guarderías infantiles, y un largo etcétera lo atestiguan.
Resulta tan abrumadora la cantidad y la intensidad de información mediática como narrativas cotidianas de hechos de sangre cometidos con irracional violencia ya sea por el crimen organizado o por grupos de interés en conflicto, por minúsculos o mayúsculos que sean, efectivamente hacen inmanejables dichos problemas, debido a la desproporción de la escala humana individual, con que son magnificados. Simplemente dicho, su dimensión desorbitada apabulla nuestro mejor ánimo para entenderlos y, con ello, nuestra posibilidad de resolverlos.
Por tales razones, se hace imperativo afrontarlos “con los pies en la tierra”, como un modo de relativizar su desproporcionado cuerpo e incomprensibles fuerzas amenazantes. Con esta idea en mente, recupero el lúcido juicio de un gran pensador científico, me refiero a Pierre Teilhard de Chardin hablando del fenómeno humano. Al centro de la evolución universal, está el hombre; pero inmerso en un mundo de complejidad cada vez mayor de lo social, de lo político, de lo económico. “Sin que nos demos cuenta, aumenta constantemente un desfase inquietante entre nuestra vida moral y las nuevas condiciones creadas por la marcha del Mundo”, dice Teilhard de Chardin en su obra “La Activación de la Energía”, 1967. (Nota mía: LJA. Intramundanos. Prospectiva, el hombre como eje de una integración superior. Sábado 26 de Marzo, 2011).
Por ello, la invocación de Fernando Herrera a un “ejercicio de análisis social, político y económico” adquiere momento de una alta densidad social, para México y para la realidad local de Aguascalientes. Al tiempo que es gradual el conocimiento, también es creciente en grados de cada vez más alta complejidad. A esta fase corresponden las “estrategias”, las “políticas de Estado”, las decisiones políticas en una praxis responsable. Sí, desde luego que habrá que llegar a “los cómo” aterrizar las ideas que hoy son críticas y dialécticas.
De Kant aprendimos que no podemos emitir, irresponsablemente, juicios analíticos “a priori”; sino que tales deben ser por necesidad juicios sintéticos “a posteriori”; lo que quiere decir que es imposible llegar a las síntesis puras e informadas, sin antes pasar por un sistemático “análisis” (del griego: ána-Lúo/ des-atar), el que efectivamente, posteriormente, nos permitirá llegar a la síntesis (es decir la “unión-tética”) de los elementos que de otra manera permanecerían dispersos, separados, sin sentido, sin significado.
De este procedimiento ascendemos a la visión dialéctica de Hegel: Tesis-Antítesis-Síntesis. Lo que yo afirmo- Lo que otro-s niega-n/ oposición de la que surge: La nueva idea o tesis a la que podemos llegar. Sin duda es el camino que habrá que transitar, para que el punto de partida en el que hoy estamos, para decirlo con Fernando Herrera, nos conduzca irremisiblemente a los “cómos” vamos a ensayar la transformación de nuestra realidad actual. Ese es el desafío, ese es el reto a responder. Esa es la promesa de un análisis informado y responsable. [email protected]