Es común que al navegar a través de las redes sociales te encuentres con muchas malas noticias que en más de una ocasión son falsas. Algunos medios de comunicación por falta de oficio periodístico o por falta de sentido ético, al atender a intereses de grupos económicos o políticos, reproducen materiales que nos invitan a desconfiar, enojarnos, tener miedo o a sentir desilusión de un proyecto en el que confiamos pues sabemos el esfuerzo que costó hacerlo realidad.
No nos engañemos, esas noticias falsas no son travesuras inocentes, son parte de estrategias de comunicación de grupos políticos y económicos que desean que cambies de opinión respecto a tu manera de pensar.
De pronto hay un montón de memes en redes sociales, hay espectaculares en las calles tratando de causar desilusión en la ciudadanía y a esas acciones se le suman las noticias falsas o malintencionadas en su manejo informativo. Todo eso cuesta dinero que esos grupos políticos invierten para volver al poder y así conservar sus privilegios.
No olvidemos que en los comicios presidenciales del 2018 en México, de acuerdo a cifras del Instituto Nacional Electoral (INE), Andrés Manuel López Obrador candidato del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) logró un contundente triunfo con el 53.19 por ciento de los votos que representa más de 30 millones de sufragios, en segundo sitio estuvo el panista Ricardo Anaya Cortez con el 22.27 por ciento que equivale a poco más de 12 millones de votos, el tercer sitio fue para el priista José Antonio Meade con el 16.40 por ciento que representa poco más de nueve millones de votos y el independiente Jaime Rodríguez Calderón con 5.23 por ciento de los votos, es decir cerca de tres millones de boletas a su favor.
Sumando sabemos que ni juntando los porcentajes de los tres candidatos derrotados, que reunidos alcanzarían el 43.97 por ciento, no hubieran podido ganarle a López Obrador que logró el 53.19 ya que todavía quedaría un margen de 9.22 por ciento a favor del morenista en una jornada electoral que tuvo una participación del 63.42 por ciento del total de ciudadanos inscritos en el padrón. El actual Presidente es el más votado y con mayor participación ciudadana en la Historia reciente de México, esa fue la contundente voluntad popular.
Este triunfo no fue generación espontánea, la victoria electoral de López Obrador es el resultado de al menos doce años de lucha política y contacto con la ciudadanía que decidió apoyar su proyecto para terminar con tres décadas de corrupción, saqueo y neoliberalismo. En ese camino hubo intentos de desafuero, calumnias, evidentes fraudes electorales ya documentados así como una estrategia orquestada y ejecutada por sus adversarios conservadores para tratar de descarrilar su proyecto político y no pudieron.
Ahora el gobierno federal encabezado por López Obrador apenas cumplirá un año y son evidentes las embestidas de sus adversarios, las campañas de desprestigio y por supuesto las noticias falsas con mentiras o verdades a medias.
Quienes emprenden estas campañas sucias de noticias falsas o tergiversadas son regularmente fuerzas políticas que en el mejor de los casos no alcanzaron ni la cuarta parte del total de los votos emitidos en la pasada elección presidencial o ni siquiera llegan a la mitad de los votos obtenidos por el actual Presidente legítimamente electo. Son un pequeño grupo con poder económico que busca desestabilizar al hacer mucho ruido desinformando.
Sabemos que en un año es difícil cambiar como por arte de magia el desastre de pobreza, inseguridad, desigualdad y corrupción dejado en los más de treinta años del pasado régimen neoliberal. Exigirlo exhibe inocencia, ignorancia o mal intención y más al saber de los constantes ataques mediáticos e intentos de boicot a sus proyectos.
Este fenómeno de las noticias falsas y el contra ataque de adversarios al gobierno del Cambio Verdadero me lleva a la reflexión de por qué en las tres transformaciones sociales que hemos tenido en nuestros casi 200 años de vida independiente los proyectos transformadores han fracasado y los conservadores han logrado volver al poder siempre con diferente rostro.
Además de los muchos factores como la coyuntura política, la correlación de fuerzas, traiciones, alianzas y de circunstancias del momento histórico, sin duda en todos coincide que las masas populares que apoyaron esas transformaciones no se movilizaron ni se informaron. El pueblo era una masa y no una colectividad, esa masa le dejó a los gobernantes y a la clase política tomar las decisiones volviendo eso un conflicto de élites, conservadoras y liberales, pero élites. El pueblo dejó solo en esas transformaciones a los líderes que lograron llevar al poder.
Un pueblo inmóvil y desinformado permite que el desarrollo de un proyecto transformador triunfante fracase. Es fundamental informarse y hacerlo bien sin ser engañado por quienes desean tener un pueblo manipulable, al estar informados podemos actuar de manera crítica y consciente.
De entrada, si aceptamos y reproducimos toda información falsa y calumniosa que llega nuestras manos estamos contribuyendo a fortalecer a aquellos que usan la mentira para lograr el poder político.
Es por esto que sugiero que al tener contacto de una noticia o mensaje en las redes sociales corrobores su veracidad con un sencillo proceso en el que debes desconfiar si al recibirlo te genera una gran reacción emocional de rechazo o sorpresa, si está fuera de la conducta habitual del personaje al que seguramente difaman, si no tiene fuentes con ligas para revisar si hay pruebas documentales. Sugiero explores si las fuentes que tiene son desconocidas o de dudosa credibilidad, como también en caso de ser una noticia “bomba” o espectacular no te fíes ya que una investigación seria requiere de semanas de indagación.
Al ver una nota, no veas solamente el encabezado, lee la noticia completa, tal vez en el texto diga otra cosa diferente al titular, revisa la existencia y seriedad de la fuente informativa, desconfía y no lo compartas si es una cadena de WhatsApp sin autoría ni enlace. Si tiene fuente, autor y medio de comunicación verifica buscando en Google si lo hizo esa persona y qué otros trabajos periodísticos ha realizado así como la seriedad del medio.
Date tiempo en explorar si otros medios traen la misma noticia, de no ser así es probable que sea falsa e incluso algunos medios ya la desmintieron, busca los datos que se citan y las cifras, contrasta con la fuente oficial que supuestamente los emitió, revisa la fecha en que se difundió, divulgar noticias en fechas diferentes también es desinformación.
Cuestiona a quien te envió la noticia o la puso en su muro respecto a de dónde sacó esa información, si logró verificarla previamente y si confía en su fuente. Cuando recibes una imagen trata de constatar cuáles medios o páginas la reprodujeron, esto se hace al guardar la foto en tu computadora y súbela después en las páginas https://images.google.com/ o en https://reverse.photos/
En caso de recibir un audio o video con información, busca las palabras clave o resume la idea, ponlo en el buscador de internet y añade la palabra “WhatsApp”.
A todas estas acciones sugeridas siempre es fundamental atender al sentido común y a la lógica en la dinámica de los acontecimientos recientes. Atendamos a observar la conducta de la persona o proyecto a quien se pretende difamar en contraste de la conducta de los difamadores y su pasado, debemos preguntarnos qué gana el que calumnia y ahí sabremos qué tan cierto es lo que nos quieren contar.
Excelente artículo. ¡Felicidades!
Max Santos