
Por ser este día la conmemoración del Día Internacional de la No Violencias contra la Mujer, veremos una gran cantidad de eventos académicos y sociales destinados a repetir viejas fórmulas. Nuevamente se describirán las variadas formas de maltratar a una mujer, se hablará de los derechos a una vida libre y sana y volveremos a escuchar una larga lista de buenos deseos para que las cosas cambien. Por ello me dedicaré a revisar lo que ya se ha hecho y lo que se puede hacer actualmente. Por principio de cuentas el delito de Hostigamiento Sexual está tipificado en el Código Pena Federal desde 1991, en el Art. 179. Pero fue hasta el 2007 cuando se aceptó la figura jurídica de Acoso Sexual. Las penas establecidas desde entonces son desde 40 días a 3 años de prisión y multas de 4 a 10 mil pesos. La acción procede siempre y cuando la ofendida presente una denuncia. Si es un funcionario público, ello ocasionará su destitución del cargo. Dicho así, suena bien. Sin embargo, todos sabemos que en la realidad el problema está en la aplicación de la ley. Que suele ser tardada, muy discutida y en muchos casos improcedente. Ahhh, y por cierto, Aguascalientes no tiene tipificado el delito de Acoso Sexual. Pero la humanidad no se ha quedado cruzada de brazos y algo ha hecho. En 1972 en La Convención de Armas Biológicas en Ginebra, Suiza, se aceptó el uso de “Gas Pimienta” para uso personal. Una mujer puede traer en su bolso un aspersor de este gas derivado efectivamente de la pimienta, del chile o sintético. Solo que nadie previó que podría ocasionar demandas por lesiones oculares y respiratorias. Actualmente en Europa y Estados Unidos, el gas no está prohibido, pero cada día se usa menos, porque los acosadores pueden alegar daños en su cuerpo y ganar la pelea y hasta recibir indemnización. En México no existe ninguna ley o reglamente que acepte, regule ni prohíba el gas pimienta. Pero eso sí, se vende en grandes cantidades. Hace más de 50 años a alguien se le ocurrió que la mejor manera de defenderse era aprendiendo artes marciales. Además de la dificultad de aprenderlas y practicarlas, también resultó una mala ocurrencia por la gran cantidad de homicidios que sucedieron a las damas que intentaron protegerse con golpes y patadas ante un acosador armado que rápidamente las venció. Ahora acaba de aparecer en España una nueva ocurrencia. Que las mujeres siempre estén acompañadas de un perro guardián. Se ha desatado ya la venta masiva de canes de razas modificadas, entrenados para la pelea y la defensa. Esto ocasionará que las mujeres que teman ser víctimas gastarán un buena suma de dinero en la compra, sostenimiento y entrenamiento de sus dogos. Y que pasará cuando por defender a su ama, el perro lesione severamente al acosador. Fácil, la demanda será muy costosa. La acosada perderá el juicio, deberá pagar la cuenta del hospital, la indemnización y además tendrá que entregar al perro para su sacrificio. Entonces, ¿dónde está la solución? Donde siempre ha estado, en las leyes. Si ya tenemos leyes federales que protegen a la mujer, conste que la protegen legalmente, pero no impiden el acoso. Entonces a aplicarlas, que se agilicen los procedimientos, que efectivamente se castigue a los dañadores, que realmente vayan a la cárcel o que paguen una elevada multa. Que se creen las leyes que están haciendo falta, pero que sobre todo, se apliquen.