Cuántos duelos por fallecimientos hemos vivido como sociedad en los últimos meses. Cada día hay cientos de pérdidas víctimas de la violencia y del seguimiento natural de la vida.
Me impactó mucho lo ocurrido en Torreón, las víctimas tiene daños colaterales que serán difíciles de superar, pero no imposibles, al tiempo que imagino el dolor que viven los familiares de las personas que lamentablemente perdieron la vida.
Son de esos momentos en los que uno se pregunta si el dicho “aunque te pongas o aunque te quites” tiene un verdadero sentido en la vida real.
Verá, yo aún vivo el duelo del fallecimiento de mi querido Tío Fer, murió no hace ni dos meses y aunque es solo la transición para acostumbrarme a no ver de nuevos sus ojos, pues su recuerdo lo mantiene vivo en mi corazón, lo chillona y los suspiros aún no pasan.
Lo mismo les sucedió a las personas que observé ayer en la tarde, en una esquina colocaban una cruz y flores en memoria de un ser querido que falleció ahí, en ese lugar por un accidente, supongo. Un hombre estaba hincado, hundió la cruz, la acarició y luego golpeó el piso, sollozo tan fuerte alcanzamos a escucharlo aunque llevábamos las ventanillas cerradas.
Así es la muerte, inesperada, esperada y momentánea, pues es un momento tan fugaz que cuando reaccionamos, aunque estamos tristes, continuamos con nuestras vidas y seguimos adelante: con, gracias y a pesar del dolor.
El duelo y como lo sobrellevamos es lo que en realidad importa.
Howard Inlet, el protagonista de Belleza inesperada es un hombre que no puede salir de su duelo por la pérdida de su hija durante años. Los daños colaterales de su tristeza lo arrinconaron en un lugar solitario donde casi no interactúa con nadie, lo que no le permite ver como su falta de decisión y actuar provoca que su empresa se vaya a la quiebra y las personas que antes le eran importantes pierdan su trabajo.
En su angustia por no poder transformar su dolor le escribe cartas a la muerte, el amor y el tiempo, pues para él son los elementales de la vida y del éxito, justo lo que ahora no siente.
En los minutos de la película vemos a un hombre incapaz de pronunciar en voz alta el nombre de su hija y mucho menos el poder decir de qué murió y cuántos años tenía.
Todos los días realizaba la misma rutina, se levantaba iba a su oficina, acomodaba fichas para hacer el efecto dominó, iba a un parque a ver perros y veía por la ventana la terapia grupal de los padres que perdieron hijos víctimas del cáncer.
¿Qué haría usted si fuera su familiar o amiga?, ¿si de su salida de la depresión dependiera su futuro? Si a pesar de los esfuerzos que usted realiza no reacciona con nada.
Perder la fe, la certeza de que hay una esperanza es un acto humano razonable, podríamos decir, si no comprendemos la situación y vemos, la perla escondida dentro de la tragedia.
La muerte se sentó con él un día para preguntarle el porqué le había escrito una carta, no esperaba, en realidad tener respuesta por lo que se llevó un impacto que lo hizo creer que estaba alucinando.
El amor fue dulce pero jamás imaginó que al tenerlo frente a él éste llorara por su abandono.
Con el tiempo no fue diferente, Howard no había nunca pensado que sería ansioso y energético capaz de hacerle ver que poco era mucho, pues los minutos, las horas y los segundos no vuelven.
Lo que Howard no esperaba es que sus cartas tuvieran respuesta, aunque está no fuera la más adecuada desde su perspectiva, sin embargo, lo que lo hizo vibrar y salir de ese lugar donde se encontraba fue el verse como los demás lo veían, así pudo por primera vez en voz alta pronunciar el nombre de su hija y la causa de su muerte.
Es una drama perfectamente representado y planteado, el final, resulta verdaderamente inesperado y alentador. La literatura y el cine narran los sacrificios y el dolor de las madres por sus hijos, pero pocas veces es al revés.
Es una película que da valor a los sentimientos de los hombres, el cómo viven el duelo por la muerte o la separación de sus hijos por un divorcio y cuando se encuentran desarmados ante el hecho que les rompe el corazón.
La muerte, el amor, y el tiempo no únicamente interactúan con Howard, sino también con los personajes secundarios quienes, al tiempo que nuestro protagonista se encuentra listo para tratar su pérdida, tienen la respuesta que buscaban a sus propias situaciones personales, lo que nos indica que muchas veces no nos percatamos de los duelos que viven los demás a nuestro lado pues olvidamos que siempre estamos en constante evolución y transición.
La belleza inesperada, como lo sugiere el título, es eso que hace que el dolor se mueva para que la persona deje de sufrir, y en cada uno es distinto por lo que es mucho más expectante de lo que podemos imaginar.
Belleza inesperada es una película americana del 2016, protagonizada por un gran reparto encabezado Will Smith, Keira Knightley, Helen Mirren, Edward Norton y Kate Winslet.
Es una película que no puede dejar de ver, sobre todo si busca comprender a un ser querido que no puede vivir su duelo por la pérdida o bien para observar lo que ocurre con quienes comparten vida con una persona en situación de negación.
Disfrutemos la vida, nos vemos la próxima semana.
Laus Deo
@paulanajber