Estimado lector, gracias por compartir su tiempo en este nuevo arranque no sólo de año, de década, le agradezco infinitamente que haya llegado conmigo a la cita de todos los jueves. No lo invito a la reflexión del año que termina, pues seguramente ya hizo el balance de lo bueno y malo, cada quien tendremos una percepción distinta del paso por los 365 días que terminaron el pasado martes. Somos una civilización de ciclos, como nuestros antepasados lo fueron, como lo dicta la historia, como lo dicta el tiempo, ahora es turno de cerrarlo para siempre, no voltear al pasado, aunque haya sido exitoso, lleno de luz, debemos seguir adelante, enfrentar los retos y sacar lo mejor de nosotros para emerger como sociedad, como individuos. Mire por ejemplo, sin duda nos pudimos percatar que el año pasado nuestro gobierno cometió una serie de pifias que no se justifican con nada, la luna de miel duró lo que todas duran cuando arrancan las nuevas administraciones, son efímeras, en esta ocasión la esperanza era grande, aun es grande para muchos, pero el problema no se centra sólo en la cúpula que ostenta actualmente el poder, el problema fuimos todos, nos dejamos polarizar, generamos conflictos entre nosotros mismos, no entendimos de razones y cada uno (como debe ser) fijó su postura ante el panorama. Desde mi muy personal perspectiva me parece que aun seguimos siendo un pueblo que se puede manipular fácilmente lo que genera una sociedad masificada mediáticamente sin un verdadero sentido del análisis. Los comentarios informales, en casa, con la familia con los amigos, los allegados, giran en torno al manejo del país, obviamente por parte del actual presidente de la República, el martes tuve la oportunidad de charlar con un viejo amigo chiapaneco, abogado y me compartía su sentir, el mismo que se replica en el norte y en el centro del país, desilusión.
Un desayuno en Ciudad de México el pasado 26 de diciembre, otro amigo, funcionario de una dependencia importante dentro del esquema del gobierno federal, Eric, cómo es posible que yo tenga que comprar el papel bond para poder trabajar, ya le pedí a mis colaboradores que entre todos nos cooperemos para cada mes adquirir con nuestros propios recursos económicos el material para poder operar la oficina.
En realidad qué fue lo que pasó, fuimos timados, engañados; somos presa fácil porque ciertamente reaccionamos ante los impulsos de manera muy arrebatada, dejamos de lado el análisis y nos jactamos de hacer las cosas “en caliente”, para qué pensarlo dos veces, si lo reflexiono no las hago, así pensamos la mayoría, estimado lector, lo cual sin duda nos orilla a tomar malas decisiones, a dejar que el arrebato domine la mente y después suframos las consecuencias. Dejemos atrás todo eso estimado lector, la culpa de nuestros problemas como nación no sólo es del presidente y sus secuaces, es compartida con su pueblo sabio y con el que no lo quiere, es de todos los mexicanos al dejarnos convencer o someter por las acciones fallidas del día a día.
Cerremos el ciclo, asumamos nuestra parte, no pensemos más en los fracasos, rompamos con la inercia involuntaria para nosotros, (voluntaria para la cúpula de poder) de la frustración del pensar que no podemos salir adelante como sociedad a pesar del político que nos gobierna, la fuerza se debilitó y la fe se perdió, y no me refiero a creerle a Andrés Manuel, sino a la fe que cada uno de nosotros tiene hacia dios o la energía divina que usted identifique y que nos mueve como sociedad y nos permite salir adelante. El pasado martes cerramos, no volvamos a abrir 2019, aprendimos y eso es lo importante, hoy somos más fuertes y conscientes de todo porque el pasado nos hizo crecer; crezcamos, pero no retrocedamos.
El miércoles fue el primer día no sólo de un nuevo año, de una nueva década, la segunda del nuevo milenio y como nos pudimos percatar, el mundo no se acaba ni la raza humana se extingue de la faz de la tierra, entonces eso quiere decir que aún tenemos muchas cosas pendientes por hacer. Nuestra nación puede verse amenazada por muchos factores, pero dígame usted, qué estamos haciendo para solucionar eso, tenemos que cambiar nuestros patrones de conducta, nuestra manera de consumir medios tradicionales y digitales, salir de nuestra zona de confort y confrontar nuestros miedos de frente, hacer a un lado nuestra apatía, aquella que de pronto aparece en nosotros como un sentimiento extraño; recuerdo claramente una ocasión cuando un extranjero me dijo, ustedes siempre dejan todo para el último momento y sí pueden hacer las cosas hoy, las dejan para mañana, y mañana para pasado mañana, así se la llevan. Así nos la llevamos y súmele ahora esta conducta desenfadada de las nuevas generaciones a las cuales no se les puede reprimir porque entonces estamos afectando su autoestima y podemos generar en ellos un daño irreversible, es la generación Y, pero creo que ahora les dicen millennials.
Qué va a hacer usted diferente para apoyar y sacar adelante nuestro país, tal vez tenga un empleo estable bien remunerado y está tranquilo. ¿Está tranquilo y no hace más por miedo a perder lo seguro? No estoy diciendo que deje su seguridad y su estabilidad económica a un lado, pero sí que busque la manera de aportar al crecimiento de esta nación. A través de los años nos hemos podido dar cuenta que nuestra clase política no funciona, del color que sea, con los apellidos en turno que gobiernen, nada más no funciona. Este año, este nuevo ciclo comprometamos más, cambiemos la forma de ver a nuestro país, demos un giro para que no nos lleven al precipicio, rompa con la tradición o la costumbre del conformismo, porque aunque usted gane bien, pudiera estar mejor, yo lo invito a que seamos una nueva nación, una vencedora, no agachada, una de gente con riqueza económica y del alma, no más perdedores, ni sumisos, los mexicanos no estamos hechos para sufrir, somos la raza de bronce, la raza que sale adelante a pesar de su clase política.
Buen inicio de ciclo estimado lector, no voltearemos para atrás y vamos con toda la fuerza hacia adelante, que todo lo que desea se cumpla.
Éxito.
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