Fuera máscaras 2/ De imágenes y textos  - LJA Aguascalientes
08/07/2025

Estimado lector, recuerdo claramente que el 5 de marzo de este 2020, antes de que la pandemia nos alcanzara y lograra cambiar la estructura de nuestro comportamiento, rompí la promesa de no gastar más tinta y pixeles escribiendo sobre las peripecias del presidente de la República. Hoy 27 de agosto, 5 meses 22 días después caigo en la disonancia cognoscitiva sobre invitar a la reflexión o dejar pasar los sucesos sin mayor espaviento, porque debo decirle que la situación en nuestro país cada vez está más delicada y no precisamente por la culpa de ya sabe quien, el pecado se reparte entre todos, incluso entre nosotros; los que forman parte del pueblo bueno, los integrantes de la sociedad mexicana fifí y los externos observadores que no tienen voto pero sí tienen voz y opinan con singular alegría.

De pronto la agenda nacional se inclina hacia la búsqueda de la justicia; traducido al español coloquial, a encontrar culpables de todo acto de corrupción en los sexenios anteriores, y eso estimado lector a mi me parece fabuloso; para los que piensan que soy anti Andrés Manuel, no es así, durante los sexenios de don Felipe y del amigo Quique he señalado lo que considero desde mi humilde percepción abusos de autoridad, errores políticos, actos de corrupción o simplemente fallas en el sistema, lo que pasa y realmente estoy convencido de eso, es que la actual figura presidencial, si bien es la más poderosa de lo que va del nuevo milenio, también es la menos tolerante a la crítica y la más rencorosa de todas. Yo estoy de acuerdo que se llegue hasta las últimas consecuencias en temas de malos manejos y corrupción en los sexenios de Enrique Peña, de Felipe Calderón, de Vicente Fox, de Ernesto Zedillo, de Carlos Salinas y hasta ahí, lo demás ya no importa y le voy a decir por qué. 

De hecho, para encontrar la respuesta nos tenemos que remontar a aquellos años en Tabasco, 1977 para ser precisos, cuando el Instituto Nacional Indigenista en su delegación Tabasco tenía como director al fan número uno de Benito Juárez, en esos momentos el joven Andrés militaba para el tricolor y rendía cuentas a Jolopo, la paloma más blanca de ese organismo político.

Ya para 1983 el joven Manuel se había convertido en presidente del Partido Revolucionario Institucional en Tabasco, pero al fin presidente de algo, en un sexenio gobernado por Miguel de la Madrid Hurtado. Por esos años nuestro querido López Obrador se supo mover en las esferas tricolores y en 1984 fue nombrado director del Instituto Nacional del Consumidor.

Pero de pronto todo cambió querido lector, seguramente al no ser tomando en cuenta para seguir escalando en las esferas del poder y bajo la sombra de un Carlos Salinas de Gortari empoderado, Andrés decidió convertirse en un “luchador social” y terminar con la corrupción que percibió cuando formó parte de la misma, estando con los tricolores. Tal vez no fue eso, sino la rabia y la impotencia de no ser tomado en cuenta para seguir escalando escaños hasta llegar a la silla presidencial, y ahora que lo logró, la venganza es dulce, una costumbre muy de la política mexicana.

Así que nuestro luchador social encontró un espacio en el proyecto político del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, en donde por cierto aplicó la de Raymond Alber Kroc con los hermanos Richard y Maurice McDonald, le invito a que le eche un ojo a la historia que protagonizaron estos personajes.

El resto del trayecto, vida y obra de don Andrés está más fresco y creo que no es necesario reseñarlo. Ahora entiende por qué la cacería llega hasta la administración de don Carlos y al señor De la Madrid se le respeta. 

Insisto, de verdad me parece bien que se haya tomado la decisión de emprender esta cacería de brujas a favor de erradicar la corrupción en nuestro país ¿o no es cacería de brujas? Si, no. Sólo que se deben tomar en cuenta a todos los presidentes y funcionarios de todos los sexenios, incluyendo el actual, recordemos que “con la vara que midas, serás medido”, yo digo que todos parejos y así garantizamos realmente que se erradique la corrupción y no parezca una venganza pasional por hechos del pasado.

Pero luego, está difícil lograrlo, mire usted, por ejemplo don Manuel Bartlett, ahora trabaja de director general de la CFE, pero antes estuvo con los tricolores, fue secretario de Gobernación con el señor De la Madrid, antes de que existiera un Instituto que fungiera como árbitro de los procesos electorales, de hecho recuerde que a Bartlett se le cargó en muertito de la caída del sistema de conteo en las elecciones donde todo parecía indicar que Cuauhtémoc Cárdenas era el virtual ganador. En este caso cómo se debe hacer el análisis, don Manuel no es corrupto, no tiene cola que le pisen, no entra en el juego de la cacería de los corruptos que nos tienen hundidos en la miseria, esa miseria que, por cierto, después de dos años de tan esperado cambio las cosas empeoraron. 


Qué me dice de Alfonso Durazo, este personaje fue secretario particular de Luis Donaldo Colosio y ahora trabaja de Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, o qué tal Alejandro Gertz Manero, durante el sexenio de Luis Echeverría Álvarez fue Coordinador de la operación “Cóndor” Campaña Nacional contra el Narcotráfico de la PGR. Ricardo Monreal, militante del PRI desde el sexenio de Echeverría hasta el de Zedillo.

Yo aplaudo la decisión del señor presidente y espero que con la vara que está midiendo sea medido él y su gabinete, sólo así verdaderamente se podrá acabar con este lastre llamado corrupción, adelante don Andrés queremos ver procesados a todos los políticos corruptos, expresidentes, exfuncionarios, funcionarios actuales, parientes directos y cercanos, pero de verdad todos, sin excepción.

 

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@ericazocar


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