Lampadario… Como que la palabrita no es muy afortunada, pero se me figura que tiene cierto tufillo de elegancia; será porque no es de uso corriente. Sobre ella dice el diccionario de la RAE lo obvio, lo que se observa en esta imagen, que es un “candelabro que se sustenta sobre su pie y está provisto en su parte superior de dos o más brazos con sendas lámparas”, y este, por su diseño, es único; característico de Aguascalientes, como la balaustrada del Jardín de San Marcos. Aunque en rigor no es este, sino estos, porque son cuatro. Uno, que fue ubicado en la convergencia de las calles Pedro Parga y Vázquez del Mercado, en el jardín frente al Chalet Douglas, otro que está en la esquina de las calles de Hidalgo y Primo Verdad, el tercero se encuentra frente al templo de Guadalupe, en el nacimiento de la calle de Bravo, y este, que emplazaron en la Alameda.
Fueron realizados en la segunda mitad de la década de los años cuarenta del siglo pasado, y colocados en las cuatro esquinas de la Plaza de Armas, cuando la profunda remodelación en la que se creó la exedra.
Otra remodelación, realizada a principios de los años ochenta, los expulsó de su lugar, y los amontonó en la Plaza de la Convención, entre la catedral y el Teatro Morelos.
Finalmente, una transformación de este último lugar los llevó a su actual colocación, para ser sustituidos por unas patéticas bolas, remedo de arte posmoderno, fruto de la ignorancia de quien cometió semejante despropósito. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a carlos.cronista.aguascalientes@gmail.com.




