Ante lo descarnado de la realidad siempre hay un resquicio para la fantasía - LJA Aguascalientes
12/06/2025

Entrevista a José Luis Enciso sobre Los condenaditos

Tres jóvenes de escasos recursos de una población rural, como muchas que se desperdigan a lo largo de México, deciden robarse al Cristo milagroso de su iglesia, en un afán de vengarse por todas las vejaciones y abusos que han sufrido por parte del padre Armendáriz, el párroco de la iglesia y el encargado de usufructuar todas las ganancias que generan esta imagen supuestamente milagrosa, al que van a venerar desde los lugares más apartados de la geografía nacional. Pero las cosas no salen como pensaban y al final los tres terminan siendo condenados por ese intento de robo frustrado, cuya idea se generó al calor de las copas y del resentimiento.

Así abre el libro de cuentos Los Condenaditos y otras historias de impiedad, del escritor y promotor cultural mexicanos José Luis Enciso (Cd. de México, 1976) compuesto por siete cuentos, que fueron premiados en diferentes certámenes literarios, tanto nacionales como internacionales, como son el Premio Max Aub o el Premio Nacional de Cuento Beatriz Espejo 2018, por mencionar solo un par. Un libro de cuentos que tienen como hilo conductor la impunidad, los excesos de los poderosos y la violencia que estos pueden ejercer para mantenerse en el poder.

Los cuentos de Enciso recorren un ambiente rural que ha perdido hace mucho su lado bucólico, inocente, para esconder lo peor de una violencia cruda y cruel, que se esconde a lo largo de pueblos, en donde las autoridades políticas, civiles, religiosas, han terminado por coludirse con el crimen organizado para explotar a sus anchas a una población indefensa y crédula, que solo intenta sobrevivir como mejor puede. Los Condenaditos recorre las diferentes formas en que esta violencia se impone y humilla a una población que todavía cree en las posibilidades de los milagros, ya sea a través de la figura de un Cristo redentor o a través de las posibilidades del fútbol, como un juego que los puede llevar a cruzar el Atlántico y convertir a los jóvenes en algo más que víctimas o victimarios. Es así como Los Condenaditos introduce al lector en un universo cercano, una realidad cargada de ironía y crueldad. 

José Luis Enciso es autor de El amor antes y después del fin del mundo (2014) y se ha desarrollado como periodista, promotor cultural. Los Condenaditos y otras historias de impiedad fue publicado en colaboración con Rayuela Diseño Editorial. Al respecto de este libro, su autor nos comentó en entrevista cómo es que surgió ese primer cuento que le da título también al libro: “El cuento de Los Condenaditos empezó a desarrollarse  en un ambiente urbano, pero se fue transformando a un ambiente falsamente rural, aunque como yo en esos momentos yo no había publicado ningún libro, vi la posibilidad de presentarlo al concurso Max Aub en España, que es un gran premio, y para mí sorpresa ganó la edición de 2005 y el cuento se publicó en España, en la editorial Pre-Textos. A partir de ahí no se me agotó la temática, por decirlo así, seguía con la misma rabia, pero además me di cuenta de que en ese universo que se creó, porque en Los Condenaditos hay pueblos y personajes, entonces me di cuenta de que ese universo seguía andando, entonces seguí escribiendo al respecto, y tuve la suerte de que algunos otros cuentos tuvieron la suerte de ganar otros concursos. Lo que quería era deshacerme un poco de esas manías, de esas obsesiones, pero no pude. Me dediqué a hacer otras cosas durante varios años, pero el libro fue ganando tiempo, hasta que en 2018 retomé el libro, y sentí que ya estaba cerrado el ciclo y que me podía deshacer de todos esos pueblos, de todos esos personajes que aparecen en Los Condenaditos.”

Javier Moro Hernández (JMH): El tono de los cuentos nos habla justo de rabia. Se puede ver en el cuento de ‘Los Condenaditos`, pero se puede ver también, se puede sentir en los demás cuentos. Pero en ese cuento en particular está la rabia de los tres personajes que deciden hacer una maldad al sacerdote y frenar sus abusos

José Luis Enciso (JLE): Si, justo, más que tener ellos un beneficio con el robo, es esta rabia que no pueden contener, pero que tampoco vengar, por lo que solo se les ocurre esa idea, para poder frenar a esta figura de poder impune, que es el sacerdote, creo que ese el mecanismo que ellos encuentran para darle rienda suelta al coraje, a la rabia.

JMH: La impunidad que mencionas y que se ve representado en este sacerdote es uno de los grandes problemas de este país: las clases poderosas y su impunidad. Y así empiezan Los Condenaditos. Por un lado, la rabia de los que no pueden cambiar la realidad y la impunidad de los que controlan el país.


JLE: A mí me llamó mucho la atención que tuviera cierto eco ese cuento en España, que se supone que es un país de primer mundo, o al menos, más avanzado que Latinoamérica, y que tendrían una realidad distinta. Y los comentarios que recibí del cuento y de otro de los cuentos, Milagroso Recuerdo, era que esos cuentos, esas historias, también podrían haberse vivido en algún pueblo de España. Y creo que lo que pasa en América es muy similar, entonces para mi sorpresa, algo que según yo era muy local, resultó que no solo nos ocurría a nosotros, sino que por desgracia es un común denominador de muchas sociedades, y que no es tan ajena para otros países.

JMH: La impunidad y el aprovechamiento de los símbolos son dos elementos constantes a lo largo del libro: Sacerdotes, políticos, pero también está la figura de Cristo o del Apocalipsis, o sea los símbolos para luchar con la inocencia, la ignorancia.

JLE: Es un asunto que yo no pensé narrativamente pero que se repite en varios de los cuentos del libro, hay como un afán de desquitarse de esos símbolos, por parte de la gente abusada, porque es una forma de desquitarse de los abusadores, entienden que el abuso se genera a partir de esos símbolos y de la creencia de la gente en ellos. No solo se trata de desquitarse de ellos mancillándolos, sino también apropiándose de ellos, como en el cuento de Lo que pasa por la mente de un tirador, en donde también hay un símbolo casi sagrado para nosotros los latinoamericanos, que es el fútbol, que no es un símbolo religioso, pero sí un símbolo popular muy arraigado, y que es la única forma que tienen los chicos del cuento de salir y de evadir ese destino casi irremediable es siendo parte del fútbol, y lo que ellos buscan es volverse como su ídolo, que es un futbolista que nació en su pueblo y juega en Europa, porque saben que si no lo logran van a terminar siendo parte de las filas del crimen organizado. Pero creo que este es un libro que no habla tanto de narcotráfico pero sí habla de crimen y de abuso de autoridad, es más un libro dedicado a señalar peripecias surgidas de la impunidad, de la desigualdad, no tanto de una actividad específica.

JMH: Algunos cuentos comparten referencias, algunos tienen personajes que aparecen en algunos cuentos, está el crimen organizado ¿Cómo fue el proceso de entretejer historias que se pueden leer de manera individual pero que construyen un universo narrativo en su conjunto?

JLE: No fueron pensados de esa manera. Tal vez los dos primeros cuentos que hemos mencionado, porque el orden cronológico me da cuenta de que los dos primeros cuentos sí fueron una continuación, porque el personaje del Padre Armendáriz me daba para seguir contando. Pero se fueron dando algunas otras historias aledañas, como el cuento de Un mejor cielo, que habla de un migrante que tiene un regreso sorpresivo al final del relato. Ese cuento, por ejemplo, entra en los territorios aledaños, en donde si bien no aparecen los personajes como el padre Armendáriz, si pueden entrar en esa realidad aledaña, pueden entenderse como parte de una misma realidad, incluso geográfica, o sea se habla de un pueblo aledaño en donde sucedieron cosa. Pero ya con la construcción posterior, de los últimos cuentos, que son básicamente el de Días de Temporal y el de Los Nuevos Reyes, en donde si hay una intención como de amarrar los relatos, amarrar la historia. De hecho, si uno les quita los títulos a los cuentos y le pone números, se podrían leer como capítulos de una novela dislocada, pero eso es algo que no se me ocurrió, pero sí creo que es un libro integral pero que nos da cuenta de una realidad dislocada. Creo que es algo que no lo necesita el libro, pero si forman parte de un mismo universo narrativo, que también espero que ya se acabe ahí, porque ya ando en otros temas, aunque me siguen interesando temas como el contraste social, la violencia, la impunidad, pero no creo que necesariamente me interesa seguir hablando de eso de la forma en que lo hice en Los Condenaditos. Este es un libro que yo lo leo como una sátira de una realidad casi plástica que venimos arrastrando desde la Revolución Mexicana, porque pareciera que la estética mexicana siempre es así. Otro de las claves también está en los apellidos de los protagonistas de los cuentos. Creo que es un libro que habla de la incomodidad que nos produce una realidad que sigue ahí, es una realidad a la que queremos darle la vuelta, pero de la que no podemos deshacernos.

JMH: Quería preguntarte justo sobre el ambiente de los cuentos, falsamente rural, como lo mencionaste al principio. Pero estos se enlazan con la imagen del Cine de Oro de México, que crea o intenta crear una mitología de lo que somos, de lo que deberíamos ser como país. Que está basado mucho en el esplendor o el supuesto esplendor de nuestro pasado rural, hacendario. Un esplendor que no existió, por lo demás, que es falso.

JLE: El cacique, el concentrador impune del poder tal vez ya no se llama padre Armendáriz y tal vez ya no anda a caballo pero si te das cuenta sigue existiendo, y eso es lo que más me molesta de Los Condenaditos, o lo que puede llegar a incomodar porque México no ha cambiado y que siguen existiendo esos caciques, pero ya no andan a caballo, ya no usan pistola, ya no se matan en duelos del oeste, sino que siguen existiendo y usan otras tecnologías incluso, entonces se basa en eso porque una de las mayores identidades que pudimos obtener como país y que nos dio la Revolución y la época post revolucionaria fue el cine, que está reflejado ahí y la pintura, que son los mayores símbolos de la identidad, y el libro sí está construido conscientemente así, es como una maqueta de México, ponerlo ahí, reproducirlo pero siempre con una visión satírica de nuestra realidad que intenta explicarla, sobre todo para mí.

JMH: El cuento de Lo que pasa por la mente de un tirador, me parece muy importante dentro del libro, porque cambia un poco el tono, son otros personajes, son jóvenes que quieren jugar fútbol, pero también aparece el cártel, está la prepotencia del poder que lleva al ídolo a su pueblo natal solo cinco minutos, pero cambia el tono del cuento, pero nos habla de la importancia del juego, la importancia del sueño como algo que puede cambiar la vida.

JLE: Es la importancia del sueño, del juego, del no sentirte solo, a pesar de que el Macetón, que es el personaje más bulleado de ese grupo es el que rescata el juego, ya que por él pasan a jugar la final, pero también por él pierden la oportunidad de jugarla, pero aun así no lo dejan solo, o sea lo rescatan, lo integran. No es un cuento motivacional, pero si es un cuento que tiene elementos de esperanza. Es decir, nosotros que estamos condenados a un futuro terrible, solo nos tenemos a nosotros, no tenemos más certezas que nosotros mismos, los que estamos al lado. Tal vez el cambio de tono del que hablas está más en el existencialismo o en el cuestionamiento de la existencia que mencionas, más que en el tono o en el ambiente, tiene que ver con la capacidad de no perder la ilusión. 

JMH: ¿Cuál es la fórmula para salir de un universo como el que construiste en Los Condenaditos: opresivo, crudo, oscuro y que tiene elementos de crítica social?

JLE: Esa es una pregunta muy buena, porque yo no tengo la respuesta en ese sentido, es justo lo que estoy intentando hacer para no deprimirme, porque si no salgo de ahí voy a vivir el resto de mi vida deprimido. Pero lo que estoy intentando escribir está muy enfocado en la búsqueda de la belleza, que es sin duda el primer afán artístico, se hace arte porque se busca la belleza, pero lo que estoy escribiendo ahora en los cuentos es tratar de captar la belleza, sin embargo, me doy cuenta de que en esto nuevo que estoy escribiendo, también hay mucha fealdad, y creo que eso me permite darme cuenta de que eso que llamamos fealdad, es parte de lo mismo, de esa búsqueda de la belleza. Pero son cuentos que sin cambian el ambiente, en ese afán de salir del universo de Los Condenaditos, ya no están en un ambiente rural e incluso son ambientes más cercanos al universo de la ciudad, pero si son urbanos, aunque tienen algunos elementos fantásticos, porque creo que ese también es uno de los aprendizajes de Los Condenaditos, que ante lo descarnado de la realidad siempre hay un resquicio para la fantasía.


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