Arte Medioambiental y Desarrollo Sostenible: Experiencias universitarias en Aguascalientes - LJA Aguascalientes
04/12/2024

Como soporte para la realización e intervención de obras artísticas con vocación de carácter público se encuentra el entorno natural, la naturaleza, la cual da marco a una gran variedad de creaciones. 

El término naturaleza engloba expresiones como paisaje, campo, medio, lugar, territorio y abarca a todos los seres vivos y a la relación de estos con el medio físico, e incluye todo lo que existe en un conjunto tangible, independientemente de que esta haya sido modificada o no por la acción del humano, aún en mínima escala, observan algunos estudiosos de las corrientes del arte actual, entre ellos Fernando Cano.

Las creaciones que son producidas en ese medio, se encuentran en íntima relación con el paisaje, retomando de sus características bióticas y abióticas que lo conforman, los componentes que permitirán a la obra su desarrollo desde el punto de vista formal y conceptual, con lo cual se pretende establecer un diálogo armónico con ese entorno, cuando esta ha sido diseñada para ese sitio y que a su vez, aspira a integrar al espectador en una vivencia múltiple, conjuntamente con ese lugar.

Es así que el entorno geográfico en un sentido literal o sugerente, es quien proveerá los recursos naturales como materia prima de creación, que desde épocas muy remotas las civilizaciones antiguas utilizaron como el lugar dónde expresar (desde la idea de monumento, sus relaciones con ese mundo, siendo esta referencia fuente de evocación para artistas que han trabajado en entornos naturales).

Así el entorno natural ha ejercido una fuerte atracción entre los artistas para considerarlo como un vehículo de expresión, el cual representa para algunos de ellos en la actualidad, un canal de búsqueda y de salida a sus preocupaciones estéticas, sociales, políticas, ideológicas, ecológicas; o bien es utilizado sólo como una posibilidad de intervención artística sin ningún interés expreso en estos tópicos, más que el formal, experimental.

Se encuentran también asociadas a estas prácticas, actitudes de sus creadores que se enfrentan a la mercantilización del arte y a sus valores promovidos desde la galería privada, la institución museística y la educación artística profesional, que aunada a la ley y el orden establecido por los gobiernos de las sociedades capitalistas neoliberales, recurren a la naturaleza como un escenario artístico de debate de movimientos sociales como el feminismo, la contracultura y el cuidado del medio ambiente, entre otros, dando paso al despertar de una conciencia ecológica, con mayor claridad desde los años sesenta.

Al respecto Jeffrey Kastner, refiere que: “Al igual que muchas corrientes milenaristas de los años sesenta, el movimiento ecologista fue una reacción milenarista ante los logros y fracasos de la modernidad. No sólo significaba una campaña contra el expolio organizado del medio ambiente, sino también una respuesta angustiosa a la globalización de las tecnologías electrónicas y culturales. Guerras a gran escala, amenazas nucleares, explosión de la población, economías represivas y ríos contaminados; todo ello indicaba que las promesas utópicas de progreso habían fracasado”.

Conjuntamente a las transformaciones que irá experimentando la escultura bajo el concepto de expansión del arte y como consecuencia de aquel escenario social, determinados artistas propondrán ante la degradación de las ciudades y de los entornos naturales, ocasionados tanto por la especulación de la tierra, la deforestación, la contaminación de ríos, lagos, la agricultura extensiva, así como al deterioro provocado por la industria al medio ambiente como producto de la economía y del mundo globalizado, en general, un arte de signo público alejado de aquellos dominios urbanos, para denunciar o simplemente alertar o señalar, esas problemáticas desde la naturaleza.

De esta manera es que se comienzan a abrir variados senderos para una práctica artística que proyectará y subrayará una función del arte en concordancia con la naturaleza y la sociedad, que invitará y alentará su cuidado, la conservación y su mejoramiento a partir de las propias creaciones de los artistas como iniciativa individual, o bien de la mano en ocasiones del consenso y el apoyo de los grupos de ciudadanos con los cuales se trabajará, así como eventualmente desde instancias públicas o privadas que las alentarán mediante la promoción de políticas públicas de sustentabilidad. 


Se comprende entonces en este contexto, que los términos arte medioambiental o eco-arte, aluden en términos genéricos al tipo de arte que permite trabajar en y con la naturaleza, y que ofrece, la posibilidad de visualizar y sensibilizar a la sociedad y a los miembros de una comunidad determinada, a través de propuestas artísticas de variados géneros, sobre los riesgos de degradación del planeta en la actualidad. 

Esta voz compuesta (eco-arte, contracción de arte ecológico), y los términos de arte del medio ambiente o medioambiental, engloban de manera general a diferentes tipologías, como arte ecológico, arte verde, arte vegetal, arte sostenible, land art, earth art, earthworks, environmental art o simplemente arte de la tierra; pero de lo que se trata, es llegar a una convención que permita nombrar a este movimiento del arte contemporáneo en un contexto amplio, circunscrito a las creaciones artísticas que ligan el quehacer del artista, con el vínculo que surge entre los seres vivos y el entorno que les rodea, con aspectos socioculturales y económicos ligados a procesos históricos que comprenden también el patrimonio natural y cultural, asociados a procesos de desarrollo socio-económico y como forma de arte público de nuevo género que enfatiza la labor del artista como trabajador cultural mediante el arte de relación. 

De tal manera que se pondera que, ante el aumento de la población y la demanda para cubrir sus propias necesidades primarias de subsistencia, es necesario el mantenimiento de los ecosistemas con un aprovechamiento sostenible que coincida con las auténticas exigencias humanas para asegurar la satisfacción de esas demandas vitales a la actual generación y a las futuras, lo que lleva a un uso racional de los recursos naturales. 

Por otro lado y desde el hecho de que unas sociedades consumen más que otras, se hace indispensable modificar el modelo de desarrollo desde la estructura, en cuanto a producción, distribución y consumo a fin de que éste armonice las relaciones sociales de producción y con la vida, el cual no se centre en la acumulación del capital, el consumo desmedido, la explotación voraz de la naturaleza y el individualismo como la única posibilidad de coexistencia en el planeta.

Para alcanzar la justicia social y la equidad, es indispensable el compromiso de esas naciones con el medio ambiente, que observen la eliminación de la pobreza mediante una distribución de la riqueza acorde con quienes la generan con su fuerza de trabajo físico o intelectual y que no poseen los medios de producción, aunada a medidas de conservación, recuperación y de relaciones armónicas con la naturaleza y entre la sociedad misma. 

El Desarrollo Sostenible, se yergue sobre la economía de mercado abierta, y postula desde el sistema capitalista, por lo menos teóricamente, el elevar los niveles de bienestar del ser humano sin echar abajo el medio ambiente a cambio del desarrollo económico con costo para aquél. Éste se afianza y garantiza la continuidad del sistema económico dominante con la conciencia de guiarse por medio de los tres parámetros que lo conforman, siendo estos el social, el económico y el ecológico, y siguiendo el espíritu del informe Brundtland.

Podrían traerse a cuento las dos corrientes contrapuestas sobre el Desarrollo Sostenible, donde la Preservacionista propone en su concepto a la naturaleza como un bien supremo en sí mismo y por consiguiente su conservación debe darse de manera natural, lo que la define como una postura biocentrista, separándolo de la avidez del derroche de todo tipo. Por el contrario, en la postura Conservacionista, su esencia se ubica en el servicio al ser humano para cubrir sus requerimientos vitales, proponiendo en ello también la defensa y conservación de la naturaleza, pero apuntando a que los recursos estén disponibles para cuando se necesiten, con lo que coloca a este enfoque como antropocéntrico, al ser humano entronizado y por encima de la naturaleza.

Igualmente se requiere de un cambio de valores, para lograr un salto favorable hacia otros, que involucren maneras distintas de ver nuestras necesidades para que éstas se sincronicen con el pulso del planeta y le den tregua para favorecer su resiliencia, y no solamente una adaptación de ciencia y tecnología cuya finalidad sea acrecentar la eficiencia y eficacia del sistema económico-social imperante.

En suma la implantación de políticas de Desarrollo Sostenible, al parecer serán a corto plazo sólo un paliativo para los países llamados en vías de desarrollo, por lo que es urgente revertir los daños, la depredación de los recursos naturales, la contaminación del planeta, la reducción y disminución de la huella ecológica y de carbono, además de reestablecer los ciclos biogeoquímicos ya alterados de los ecosistemas.

En la misma magnitud, es perentorio terminar con la explotación de la mano de obra de millones de seres humanos practicada en los campos agrícolas o en las manufactureras globales y en todos los sectores de la economía, dimensiones que se observan junto a otras para su disminución, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de la Agenda 2030, de Naciones Unidas.

Es ante este escenario que los proyectos de arte medioambiental informan y educan, y como forma de arte público de nuevo género, podrán involucrar a las comunidades, alentando la participación comunitaria, fomentando el diálogo y la comunicación para trabajar, por ejemplo (como se ha dicho en este espacio), conjuntamente con ellas, interpretando y analizando desde el arte con diferentes miradas, los contextos particulares y las posibles soluciones a entornos o ambientes degradados para recuperarlos, con el involucramiento de profesionales de distintas áreas del conocimiento, entre otros de sociólogos, antropólogos, urbanistas, arquitectos, médicos o biólogos, que aportan desde variados campos disciplinares sus conocimientos para integrarlos a proyectos de carácter sistémico, además de considerar el importante papel que las instancias públicas, privadas y de la sociedad civil juegan en estos procesos, así como de legisladores, que se acrisolan creando una cultura científica, social y artística que se guía por el bien común. 

No obstante, es posible de manera personal, individual, ofrecer a la sociedad mediante el arte medioambiental, propuestas artísticas que cuestionen las prácticas laborales, productivas o comercio injustos, al igual que la pérdida de la biodiversidad, la deforestación, el cambio climático y todos aquellos tópicos que se dan en el marco de los problemas ambientales globales, siendo el horizonte de las obras el respeto al entorno y la naturaleza, con miras a incidir en actitudes y valores favorables y críticos; o bien, para que se aliente entre otros el consumo responsable y un sinfín de acciones que animen nuevas formas de convivencia y de coexistencia en esta nuestra casa común.

Es indiscutible el valor social del arte medioambiental y el inagotable potencial artístico que ofrece como herramienta para crear, compartir y comunicar entre la sociedad. En Aguascalientes, se han tenido acercamientos a su producción, desde la academia mediante un laboratorio diseñado exprofeso, realizado entre alumnos de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, La Esmeralda, ENPEG, y los nuestros de la Licenciatura en Artes Visuales de la Universidad de las Artes, UA, perteneciente al Instituto Cultural de Aguascalientes, cuyo eje temático fue el agua, siendo la dinámica el reconocimiento in situ, de los entornos, las presas, el conocimiento de la cultura, la sociedad e historia, así como las actividades productivas y el comercio, para realizar de manera colectiva y colaborativa las propuestas artísticas, que fueron de carácter efímero en el entorno natural y no invasivas.

Al igual que en el anterior laboratorio, en el mismo sentido y también en el entorno natural, bajo la luna llena, emotivas lecturas de poemas y sesiones de Tai Chi, como práctica físico-espiritual, se realizó con los alumnos de las licenciaturas de la UA, un campamento de creación artística, con un acento mayor en la exploración de obras medioambientales centradas en la biodiversidad y la intervención casi ritual, sin dejar huella material en los ecosistemas de la Sierra del Laurel, en el que se incluyeron propuestas performáticas mediante la danza contemporánea que enfatizaban la fragilidad de la vida mediante poéticas corporales colmadas de romanticismo, que acentuaban el paisaje en el que se incorporaba como materia de creación a los elementos naturales, al cuerpo y al movimiento; la figura en ese escenario quizás des-humanizada que regresaba al origen, a la Madre Tierra, como fundamento del orden universal y constancia de la creación, de la vida. 

Un foro que ha sido significativo para la educación ambiental en el estado, es la Feria Ambiental Interuniversitaria, promovida anualmente con varias ediciones por la Secretaría de Sustentabilidad, Medioambiente y Agua, en la que se dan cita una gran cantidad de instituciones a nivel profesional tanto públicas como privadas, espacio que propicia un acercamiento al conocimiento y al desarrollo de la conciencia por un medio ambiente saludable, a fin de que las comunidades universitarias del estado, se interesen e involucren en este tipo de problemáticas, derivadas de la crisis ambiental y sepan las causas y las consecuencias que tienen para la vida y actúen en concordancia.

Desde esta plataforma, los alumnos de la Universidad de las Artes, han compartido sus puntos de vista a través de propuestas artísticas, con obras que muestran el interés y la sensibilidad para establecer novedosas formas de comprender y de relacionarse con la naturaleza y con el medio ambiente en general. Lo que implica la existencia de valores sociales en ellos y un marcado interés que invita a la conservación y la protección de la biósfera toda, que ha de llevar al mejoramiento de la calidad de vida y a la plenitud del ser humano.

En consecuencia, no se trata de un regreso únicamente a la naturaleza, ya que se retorna a ella, apreciando y valorando los aspectos bióticos y abióticos, micros y macros, paisajísticos, económicos, sociales, artísticos y todo lo que tiene de mundo este lugar y que es profundamente humano, para estar nuevamente en el regazo de la Madre Tierra, lo que también supone un reto a la salud física y psíquica, que reconforta mediante obras artísticas que están vivas, que son efímeras y transitorias, como la variedad de vida en el universo, ya que en un continuo transcurrir del tiempo habrán de integrarse a un nuevo ciclo quizás sin dejar rastro, sorteando metafóricamente los finales apocalípticos de las tramas cinematográficas y de la literatura de ciencia ficción de pronósticos funestos, para que el destino algún día, no nos alcance.

Octubre de 2020

 

[email protected] 

 

Intervención artística en la Presa San Blas, Pabellón de Hidalgo,

Rincón de Romos, Aguascalientes, 

Alumnos de la Esmeralda y de la Universidad de las Artes 

 

Intervención performática en la Sierra del Laurel, Calvillo, Aguascalientes

Alumna de la Universidad de las Artes

 

Piezas escultóricas de alumn@s de la Universidad de las Artes, realizadas con materiales reciclados, en Feria Ambiental Interuniversitaria

 

Pieza Etnias, alumn@s de la Universidad de las Artes en la Feria Ambiental Interuniversitaria

 


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