
- La nota que se ha llevado la semana, aunque sucedió el jueves 15 por la tarde noche, fue la detención del General Salvador Cienfuegos, exsecretario de la Defensa Nacional durante el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto. La noticia llegó a México a través de un comunicado del embajador de Estados Unidos Christopher Landau al canciller mexicano Marcelo Ebrad. En estos casos, las circunstancias son importantes, por la relevancia del caso, más allá de los meros asuntos formales y legales, ya que indican la importancia y trascendencia que para el país vecino revestía el asunto. Comenta el columnista Raymundo Riva Palacio del periódico El Financiero, que la detención se realizó cuando el general arribaba con su familia al aeropuerto internacional de Los Ángeles, California. Las autoridades responsables de la detención fueron de la Agencia del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, ICE por sus siglas en inglés, y no por el FBI o la DEA, la Agencia para el Control de Drogas, esta última responsable de la acusación directa contra el militar mexicano.
Además, la orden de aprehensión del juez de Nueva York, se da en agosto del 2019, sólo cinco meses después de que el general Cienfuegos visitara tierras del vecino país del norte, y transitara sin ningún contratiempo en sus negocios personales por aquellos lares.
Es cierto que es del mayor interés para todos el que toda aquella persona que haya cometido un delito o actuado por fuera de la ley, responda por sus actos, más allá de sus antecedentes o trayectoria pública. Sin embargo, llama la atención la “oportunidad” del acto justiciero. Nuestro vecino del norte, se encuentra en la recta final de un proceso electoral que habrá de definir la continuidad o no del actual huésped de la Casa Blanca, Donald Trump, y que hoy sus números no le alcanzan para garantizar su permanencia en el cargo. Luego, era importante dar un golpe espectacular a los ojos del electorado norteamericano y simpatizante de su visión de que los mexicanos son un verdadero peligro para los Estados Unidos, empezando por sus corruptas autoridades. Habrá que esperar sus efectos en el ánimo de la ciudadanía estadounidense.
Pero lo que pase o deje de pasar en los Estados Unidos, es algo circunstancial para los mexicanos que, está por demás, tenemos nuestros propios asuntos y problemas, y, ciertamente, para el gobierno mexicano, que también tiene sus pendientes que le mantienen alerta y preocupado.
- Efectivamente, la presunta responsabilidad del General Cienfuegos deberá acreditarla la autoridad judicial norteamericana según sus argumentos y pruebas, acá, el gobierno mexicano ha declarado no tener un caso contra el militar, luego se ha manifestado en prudente expectativa en tanto se resuelve el asunto. Los problemas del gobierno de la Cuarta Transformación, está entretenido con frivolidades como la falta de liquidez de la hacienda pública federal, derivada del mal desempeño de la economía nacional, que, terca, insiste en avanzar apenas, aún insegura por los efectos de la imprevisión de las autoridades federales responsables de su buen desarrollo. Ni la Secretaría de Hacienda, ni Economía, ni las empresas íconos como Pemex o CFE han mostrado las habilidades y propuestas necesarias para su impulso. Lo único que han detectado es el exprimir aquellas bolsas con recursos disponibles de manera inmediata, así se dedicaron a ir por los fondos de los fideicomisos, claro, sin tocar aquellos del ejército y la marina, aliados y soportes de los impulsores del “cambio verdadero”.
En este caso, el affaire Cienfuegos, le cae al gobierno de la 4T “como anillo al dedo” (ojo, que se entiende que tiene 10 dedos), y le resulta un excelente distractor para que la sociedad organizada e interesada en combatir el tema de los fideicomisos próximos a ser votados en el Senado de la República, divida su atención y presión sobre los senadores.
III. Adicionalmente, y la 4T en su modo electoral, no gobierno, aunque la frontera entre uno y otro sea apenas distinguible, enfrenta este domingo 18 sus primeras elecciones serias a nivel local. Debido a la pandemia, las elecciones locales en Hidalgo y Coahuila, debieron ser pospuestas de su fecha original del 7 de junio pasado. Hidalgo renovará 84 ayuntamientos y Coahuila elegirá a los 25 integrantes de su Congreso. Estos comicios llamarán a las urnas a más de 4.3 millones de mexicanos, hidalguenses y coahuilenses, para elegir entre más de 520 candidaturas a quienes serán los representantes de la ciudadanía de esas entidades próximamente.
Morena, el partido del presidente López, llega a las elecciones estatales, en medio de una disputa intestina del mayor calado, y, fiel a su estilo impulsado por su líder moral, los morenistas llegan divididos de manera visible ante los ojos de sí mismos, y de la ciudadanía. Sí Morena logra obtener la mayoría de los cargos en juego, demostrará a propios y extraños, que su proyecto ha echado raíces firmes entre los mexicanos, y que, independientemente de sus pugnas y diferencias internas, gozan de la simpatía y apoyo de la ciudadanía. Ahora bien, si los resultados no son esos, deberá hacer un alto y reflexionar seriamente su proyecto y organización.
- La pandemia del coronavirus no ha cedido su protagonismo en la vida nacional, los casi 900 casos de contagios confirmados y los más de 86 mil muertos, sí, 26 mil más de los considerados el “escenario más catastrófico” por el vocero de la pandemia López-Gatell, gravitan en el ánimo de todos los mexicanos, y serán referencia en los procesos políticos venideros, empezando por los del domingo 18 en Hidalgo y Coahuila, no olvidemos que el gobernador de este último estado, Miguel Ángel Riquelme, es parte importante de la Alianza Federalista, contraria, en lo general, a las políticas públicas del gobierno lopezobradorista y sus aliados de la Conago. El luto de esas 86 mil familias, hará efecto en la magnitud de las simpatías o antipatías a las propuestas morenistas en las elecciones dominicales.
Pendientes, pues, a las reacciones a Cienfuegos.