Crítica a la democracia norteamericana desde México/ Matices  - LJA Aguascalientes
02/10/2023



 

Derivado del primer debate entre Biden y Trump he reflexionado sobre la mal llamada “democracia más grande del mundo”, no porque no sea democracia sino porque con el debate se han evidenciado profundas crisis democráticas en aquel país y pareciera que es momento para hacer cambios drásticos y valorar el sistema electoral mexicano; por ello, desde esta trinchera se propone una crítica a la democracia norteamericana desde México. 

Habrá que partir desde una percepción ineludible del análisis, la conformación de un sistema electoral está íntimamente relacionado con la historia de cada país y su cultura política, las críticas aquí vertidas es desde la historia mexicana y la cultura política mexicana. En la elección de 2016, HIllary Clinton obtuvo mayor número de votos, el 48%, mientras Donald Trump, 46%, sin embargo, el sistema electoral estadounidense que funciona con un Colegio Electoral donde cada estado aporta votos electorales que en algunos estados están obligados a otorgarlos al partido que ganó el estado y en otros podrían cambiar su voto, aunque tradicionalmente esto no ocurre. Lo anterior llevó a que Donald Trump tuviera más votos electorales que Hillary. Hay fuertes críticas de este modelo, pero no se han planteado y prosperado modificaciones serias, el Colegio Electoral seguirá funcionando en 2020. Desde mi visión, este modelo atenta contra el principio de mayoría elemental en democracia, pero también con el principio de representación, otro elemental, si el estado fue ganado por los Republicanos, no importa, en estricto sentido, en el Colegio Electoral, que la contienda haya sido cerrada y que el Partido Demócrata haya recibido miles de votos, no se ven representados desde el Colegio Electoral, un modelo que ante la pluralidad de la sociedad y la libertad, luce barroco y no democrático. El modelo parece sostenible cuando el candidato que obtiene más votos directos es el que obtiene más votos electorales como en las dos elecciones de Obama, pero cuando no sucede así, se debe, al menos reflexionar sobre el modelo. 

No hay una institución autónoma electoral como en México, porque pareciera que todo funciona medianamente bien, y es además una idea generalizada de que en México se fundamentó el sistema electoral por la desconfianza, sin embargo, la certeza que ha garantizado la autoridad electoral en los estados y en la Federación en México, es un ejercicio que no ocurre en USA: la pulcritud y profesionalismo de la autoridad electoral en materia de padrones electorales, fiscalización, organización electoral, ciudadanización de las elecciones, conteo de votos, inclusión, promoción de la participación ciudadana y difusión de la educación cívica, pesa a todas las críticas que pudieran hacerse ha logrado que la materia electoral, parezca una medida en la que México es vanguardia. En USA no existe un vigilante con la fortaleza institucional, autonomía y presupuesto para garantizar ciertos principios básicos y para muestra tres botones: los padrones electorales, el financiamiento y el modelo de comunicación.

El periodista independiente Greg Palast ha comprobado que en Wisconsin hubo una purga del padrón electoral que ascendió a los casi 40 mil electores que fueron cambiados de domicilio, entre los que se podría encontrar una correlación con su color de piel, sus bajos ingresos económicos y de edad joven, Palast lanzó una plataforma para rastrear si eres de los ciudadanos que fueron cambiados de domicilio o borrados del padrón. Podría parecer una nimiedad, sin embargo, imaginemos que en México, Aguascalientes registra a 40 mil electores que fueron cambiados de domicilio y que un periodista ofrezca a la ciudadanía se rastree para reportar el error; para eso está el INE, para garantizar que el padrón electoral se encuentre vigente, es uno de los sistemas de empadronamiento más avanzado del mundo. Sabemos que en México han pasado movimientos extraños de empadronamiento en Chiapas, por ejemplo, los cuales son sancionados e investigados por la autoridad electoral.

En cuanto al financiamiento, en USA se privilegia el privado, como lo afirma Mexicanos contra la Corrupción, es la corrupción transparente, se permite el financiamiento de empresarios o capitales con ciertos intereses y además se transparenta, se sabe de la bancada petrolera, la de armas o la de tabaco; en la cultura política norteamericana es sano, incluso quienes están a favor de que el Estado no financie la democracia afirman que así debería suceder, sin embargo es evidente que eso abre las puertas y presume que los representantes no representan sino cabildean intereses. En defensa del financiamiento público, este debería garantizar la representación y libertad necesaria para fortalecer la democracia en la toma de decisiones. 

Por último, en cuanto al modelo de comunicación, hablaré de debates y redes sociales; se ha afirmado que el modelo de debate norteamericano es ejemplar, sin embargo, cuando sucede lo que vimos el martes, cuando las y los candidatos no se apegan al formato, al diálogo y al debate, no hay formato perfecto que funcione. Sobre las redes sociales, se han hecho hasta documentales de cómo a través de la manipulación del algoritmo se influenció el voto en USA, en México mediante la fiscalización de recursos, convenios con las empresas de redes sociales y prohibiciones expresas de tipos de contenido se busca evitar ese tipo de estrategias. Aun así, se ha creado la idea de que el modelo en México es riguroso y menos libre; esa rigurosidad y sobre todo, trato igualitario, provoca que en México se conozcan y se dé visibilidad en debates a todas las opciones, por ejemplo, en USA se mediatizan a dos opciones de manera radical, olvidando otro principio básico de la democracia: la pluralidad y la posibilidad de que la minoría alguna vez gobierne, en USA eso nunca ha sucedido son los mayoritarios, los que siempre ganan elecciones. Por ejemplo, no se da visibilidad al Partido Verde o al Libertario, porque el sistema está diseñado para no generarles oportunidades de ganar la elección. En México el caso del PAN y Morena debe ser un gran ejemplo de lo anterior. 

Desde México, esta crítica va por la urgencia que tiene el sistema electoral norteamericano de hacer modificaciones radicales para garantizar la igualdad, la pluralidad, la representación, la participación y dar certeza, imparcialidad, legalidad y máxima publicidad a las elecciones, principios elementales de la democracia.


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