“Lo preocupante no es la perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos”
Estimado lector quiero compartir con usted, una breve opinión sobre un líder que dejó un precedente magnífico en la historia de la humanidad, su lucha estaba inspirada en la igualdad y en la libertad, un hombre de palabra tenaz y de ideas aguadas, alguien que no tenía miedo de enfrentar a la adversidad con la congruencia, con temperamento cimentado en la fortaleza de su propia existencia y con una visión digna de aplaudir, me refiero a ese hombre que dijo a todas voces en un discurso imborrable “Yo tengo un sueño” Martin Luther King.
Hace algunas semanas termine de leer su libro Un sueño de igualdad es una breve obra en donde se relata su lucha y su inspiración ante la situación que vivía la gente de color en la década de los 60s en Estados Unidos. Le tocó enfrentar con temple de acero un momento verdaderamente difícil tanto en el contexto político como en el social, sin embargo, en todo momento se caracterizó por ser un hombre de fe, que les pedía a sus allegados que amaran a sus enemigos, también les pedía paciencia, pero sobre todo que no abandonaran su esperanza. Citaba constantemente a Booker T. Washington: “No permitas que ningún hombre te haga caer tan bajo como para que le odies”.
Ante las situaciones a las que nos enfrentamos como seres humanos, es menester puntualizar y analizar las ideas y las acciones, las palabras de Luther King siguen haciendo eco en la eternidad, a continuación, incluyo un parte de su discurso memorial pronunciado en la escalinata del Lincoln Memorial el 28 de agosto de 1963:
“Siempre debemos llevar nuestra lucha por las elevadas esferas de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra reivindicación espiritual degenere en violencia física. Una y otra vez hemos de elevarnos hacia las esferas en que se une la física con la fuerza espiritual. La excepcional nueva militancia que ha revolucionado a la comunidad negra no ha de llevarnos a desconfiar de todo el pueblo blanco”.
En el párrafo plasmado se logra apreciar una invitación constante a la gente que sufría el oprobio y la injusticia, a no desfallecer y seguir teniendo paciencia y no rendirse. Bien se dice que; en las cualidades de un líder, siempre debe de existir perseverancia y tolerancia, algo resaltable y que vale el gusto analizar en estos tiempos en donde la gente ya no soporta la inconsistencia de los discursos políticos y sus actos, vivimos en tiempos de dicotomía existencial.
“Tengo el sueño de que un día todos los valles se elevarán y todas las colinas se allanarán, los lugares rocosos y arduos se suavizarán y los caminos tortuosos se harán rectos, y se reconocerá la gloria del Señor y todas las almas así lo sentirán. Ésta es nuestra esperanza. Ésta es la fe con que vuelvo al Sur. Con esta fe seremos capaces de tallar la gran cantera de desesperación por una piedra de esperanza”.
Del mismo modo, se dice que los líderes tienen que tener una visión de grandeza, como bien mencionaba Eduardo Galeano “Las utopías nos sirven para avanzar” y eso es lo que estaba sembrando Luther King para las futuras generaciones, entendía perfectamente que los capitanes se hacen en la marea y que solo cuando existe fe en los ideales, existe la posibilidad de lograr sueños tan elevados como lo es la igualdad.
“Dejemos que la libertad nos llame desde todas y cada una de las colinas y las cimas de Mississipi, desde todas y cada una de las laderas, dejemos que la libertad nos llame. Dejemos que la libertad nos llame, cuando dejemos que nos llame desde todos los pueblos y aldeas, desde todos los estados y todas las ciudades, entonces podremos impulsar y hacer emerger el día en que los hijos de Dios, hombres negros y blancos, judíos y gentiles, católicos y protestantes, podrán unir sus manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro: ¡por fin libres! ¡por fin libres!¡Gracias al Dios todopoderoso, por fin somos libres!”.
Con palabras e ideas de ese nivel, no nos queda más que agradecer a la vida por lo que nos ha dado, valorar lo que se tiene, pero sobre todo seguir luchando para que el ser humano pueda seguir aspirando a las máximas que puede tener en la bendición de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Estimado lector, recuerde que este tipo de discursos nunca debemos de olvidarlos, cuando eso suceda, la sociedad simplemente será fragmentos.
In silentio mei verba, la palabra es poder.