- AMLO tiene a sus empresarios consentidos, pero en general desconfía de ellos, situación que se mantendrá todo el sexenio, piensan los hombres del dinero. El “puente” de Alfonso Romo con la Iniciativa Privada resultó una pista de hielo.
De vez en cuando los empresarios se presentan, sonrientes, en la conferencia mañanera del presidente, para hacer algún anuncio de alto calibre, como este 9 de diciembre, cuando Carlos Salazar Lomelín, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), acompañó a López Obrador para firmar un punto de acuerdo sobre la subcontratación o “outsourcing”.
Se tomaron la foto.
El presidente bajó el tono de confrontación con los empresarios para distender el diálogo sobre este asunto tan “espinoso”. Entre sonrisas y firmas se pospuso la “papa caliente” para febrero de 2021.
Pero ¿qué tanto confía AMLO en los empresarios? No mucho, así ha sido y seguirá siendo en su sexenio, se comenta en cámaras empresariales, donde ya perdieron la esperanza de que cambie. Pocos magnates se han ganado el sello de “dimensión social” con el que López Obrador se refiere a empresarios afines.
Para el presidente López Obrador es muy difícil creer en la cúpula empresarial mexicana, pues considera que los magnates de este país lograron enriquecerse por su relación política con gobiernos anteriores, principalmente ligados al Partido de la Revolución Mexicana (PRI).
Por ello, la apuesta en la cúpula empresarial es que durante todo el sexenio se mantendrá la relación distante que sostiene con las organizaciones como el Consejo Coordinador Empresarial, el Consejo Mexicano de Negocios, la Coparmex…
Y los grandes empresarios, que si bien representan apenas el 0.2% de la Iniciativa Privada, son los que aglutinan al mayor número de trabajadores. Y los más “poderosos”, ya que concentran más del 50% de la población económicamente activa y de la actividad económica a nivel nacional.
ROMO… ¿EN VERDAD AYUDÓ?
Además, el vínculo de su exjefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, con este sector, no le ayudó mucho a López Obrador a mejorar su relación con los hombres “de billete”, pues lo perciben con desconfianza, al ser ligado a los Legionarios de Cristo. Sin olvidar su amistad con Pedro Aspe, exsecretario de Hacienda en el sexenio de Carlos Salinas.
El “puente” de Alfonso Romo con los hombres del dinero resultó una pista de hielo.
El senador y coordinador del grupo parlamentario de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, fue quien acercó a Romo con López Obrador en 2012. Posteriormente, el empresario apoyó a López Obrador en su proyecto político desde que fue candidato presidencial.
Los hombres del dinero protegen sus intereses y piden beneficios fiscales para no pagar impuestos, es la idea que el primer mandatario tiene de ellos. Y no está dispuesto a ceder.
Nos comentan que López Obrador desconfía, por ejemplo, de los parientes de Roberto González Barrera, “El Maseco” (ya fallecido), fundador de Gruma, quien hizo su fortuna al amparo de sus relaciones políticas.
Tampoco ve con buenos ojos a Iberdrola, donde funge de consejera la exsecretaria de Energía, Georgina Kessel. Esta desconfianza permea hacia muchos otros empresarios que se han enriquecido bajo el amparo de los intereses “leoninos”, en los que convergen políticos.
¿Y EN QUIÉN SÍ CONFÍA AMLO?
Sin embargo, en los que sí confía es en quienes lo apoyaron antes de que llegara a la Presidencia de la República. En los que no le dieron la espalda cuando no estaba en el poder, como es el caso de Carlos Slim y Ricardo Salinas Pliego, entre otros, a pesar de que también fueron empresarios que se enriquecieron al amparo de sus relaciones políticas con priístas.
Tampoco confía en las empresas mexicanas en alianza con las extranjeras, porque considera que hay muchos intereses creados con el sistema político de gobiernos anteriores, por lo cual tomó la decisión de cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto.
Un sector que sí mira con agrado son las micro, pequeñas y medianas empresas, que no se han enriquecido por sus vínculos políticos y que son la mayoría en el país. A este sector sí esta dispuesto a apoyarlo de manera independiente y no a través de las cúpulas.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2019 había en México 6.3 millones de empresas con 36 millones de personas ocupadas en ellos.
De éstas, el 94.9% son microempresas (de hasta 10 personas ocupadas), 4.9% son pequeñas y medianas (Pymes) -11 a 250 personas-, y solamente el 0.2% son grandes (más de 250 trabajadores).
Pero solamente las grandes empresas concentran casi el 55% del valor agregado a la economía; mientras que las Pymes aportan el 30.7%, tanto del personal ocupado, como del valor agregado en nuestro país.
Del total de establecimientos, las manufacturas aportan 32% al valor agregado del país; el comercio, 21.4%; los servicios privados no financieros, 20.8%; la minería, 9.5%; el sector de electricidad, 2.2%, y 14.3% las actividades restantes: (pesca, transportes, construcción y servicios financieros).
@emeequis