Ayer, el subsecretario López Gatell indicó que la remontada del covid duraría en México hasta abril del próximo año. Tal vez a usted como a mí le viene a la cabeza la idea de que viviremos, de aquí a entonces, en un alto riesgo de supervivencia.
Nos preguntamos el porqué tendríamos que padecer los estragos de la pandemia, tanto emocionales como económicos y la respuesta es muy sencilla, las calles están llenas y no hay un verdadero confinamiento.
Desgraciadamente, las fiestas del mes de diciembre hacen que la gente se llene de la fiebre navideña y la lleva a las calles, los centros comerciales y la inconciencia total.
Las probabilidades de contagio, estando en lugares concurridos sin sana distancia y portando mal el cubrebocas son muchas, lo hemos comentado anteriormente el problema no es contagiarnos, sino saber si nuestro sistema inmunológico es capaz de responder al virus y salvarnos la vida, pero, aunque es una situación de vida o muerte, parece que poco importa.
Claro, entre que somos necios y tercos tampoco podemos dejar de lado la desinformación que existe sobre el uso del cubrebocas y la vacuna, que no nos dejemos vacunar porque va a modificar nuestro ADN y nos quitará la voluntad y la empatía, que el cubrebocas (según la psicología moderna, así a secas sin especificar nombre del teórico) nos quita la identidad y, además está derivada (la pérdida de identidad) con el uso del velo en tradición islámica del sometimiento. Como ese ejemplo hay miles que se comparten en redes sociales y que, de alguna manera incita a la rebeldía por falta de información.
La gente lee ese tipo de mensajes y se asusta, pero no tiene la precaución de verificar la información y lo difunde, pasa de red en red y de persona a persona, pero en países como el nuestro es un completo caos el que produce esta falsa información que desinforma y provoca una nueva normalidad de palabra pues de acto no existe.
La justificación es vivir “el momento” y no porque nuestra vida corra peligro sino porque esta sociedad de consumo en la que vivimos es menos empática y consciente.
Cerraron los templos para el 12 de diciembre, pero la gente se fue a los centros comerciales, y hay una gran movilización para pasar las fiestas en casa de los abuelos sin intentar festejar navidad o año nuevo únicamente con la familia nuclear.
Lo mismo sucede con el “no te reúnas”, pues hay más de una celebración sin todas las medidas de seguridad por lo que podemos llamarlas graduaciones covid, baby shower covid, rosarios covid por solo mencionar algunas, pero, ya ve cómo somos, mientras más hacen hincapié las autoridades, y sobre todo la realidad, más andamos en la juerga.
La primer ministro alemana Ángela Merkel pidió a los alemanes guardarse y no ingerir alimento en la calle para evitar contagios, sabemos que los alimentos no propagan el virus pero el metal, el vidrio si por lo que dijo que “le duele en el corazón” no consumir los productos de los mercados de navidad, pero que es necesario debido al recrudecimiento de la pandemia.
En su discurso también habló sobre el gran número de contactos que hay por las fiestas y sobre la posibilidad de que sean las últimas navidades de los abuelos porque se desperdició la oportunidad de hacer algo.
Sin embargo, Alemania decidió recrudecer su confinamiento ayer, a pocos días de su emotivo discurso, cerrarán todos los comercios no esenciales y en las escuelas tendrán tres semanas y media de vacaciones, además, mucho más importante, las fiestas se reducen a solo 5 personas mayores de 14 años entre 2 familias por lo que, del 16 de diciembre al 10 de enero se pretende no ver incrementarse los contagios por reunirse.
Mientras, en otros países como el nuestro pareciera que hay un protocolo para el contagio al no establecer ninguna estrategia cuando se sabe que la gente no se cuidará. Sí es responsabilidad de cada uno de nosotros, pero tampoco parece que se tenga algún interés en detener esto por parte de nuestras autoridades, pues en estos días la Guardia Sanitaria a brillado por su ausencia.
Una sola persona ajena a su núcleo familiar puede hacer la diferencia entre la salud y la enfermedad, si en casa tiene algún ser querido con un padecimiento que lo hace vulnerable no invite a nadie para nada, pues jamás tendremos idea de cuantos asintomáticos hay a nuestro alrededor.
¿Se cansó ya de estar “encerrado”, de que los niños no vayan a la escuela?, pues vaya a los centros comerciales, al centro, al mercado, haga reuniones en su cochera con sus familiares y vecinos que al fin y al cabo no cederá la pandemia, pues usted vive del momento.
Como dijo un cubano, “no sé de que se preocupan si en Cuba la navidad se canceló desde 1959, porqué tanto alboroto de no celebrar en grande navidad” y tiene razón por una fiesta decembrina que se viva en aislamiento no pasa nada, pues el amor consciente se demuestra con sana distancia física más no emocional, pues con los avances de la tecnología probablemente usted estará más cerca de sus seres queridos con tan sólo un clic.
Queda aún tiempo de planear una fiesta que no afecte a toda la ciudad, pues cuando aumenta el contacto, aumentan los contagios así que quédese en casa y quizá ese sea el mejor regalo que le puede dar a sus seres queridos.
Recuerde si se atreve a sólo vivir el momento quizá mañana alguien cercano a usted, que lo acompañó en su locura, ya no esté en la navidad 2021.
Laus Deo
@paulanajber