No soy simpatizante de quienes dicen que veamos las barbas del vecino para poner las nuestras a remojar en el caso de la democracia estadunidense y su crisis. Esto por dos puntos esenciales: las instituciones electorales en México son más sólidas que en Estados Unidos y porque México no se escapa de la crisis global de la democracia; nos hemos centrado en la llama de Estados Unidos, pero Hong Kong es un incendio.
Es muy complejo jugar a entender las causas y consecuencias de la crisis democrática, sin embargo Yuval Noah y Sandel trataron de explicarlo en una disertación interesante en la FIL, que aquí reseñé https://bit.ly/3oTYEa9. Sandel culpa a la ola de gobiernos de izquierda y demócratas de los noventas que no detuvieron ni atacaron el origen de los problemas creados por el capitalismo, la naciente globalización y la desigualdad sino que presentaron agendas que maquillaron la crisis y permitieron crecer la meritocracia y acrecentaron la desigualdad, que alimentó el discurso populista que hoy gobierna en muchas partes del mundo y que la solución sea que los mismos demócratas regresen con autoridad para atacar esos grandes problemas globales. Así parece que el ciclo inicia un regreso hacia los demócratas, al menos en Estados Unidos, pero ahora su responsabilidad hacia la democracia es mayor e ineludible, la responsabilidad de la ciudadanía global también, debemos exigir el cumplimiento de la palabra empeñado y mayor observación
México no puede estar fuera de esa discusión, es una discusión global, una crisis de la democracia, son tiempos complejos para las y los defensores de la democracia, el discurso populista es más emocional y más atractivo que el democrático. Planteado este contexto de crisis democrática, en nuestro país, el 2021 es un año clave en materia electoral, tenemos las elecciones intermedias dentro del primer sexenio de un gobierno que no fuera emanado del PRI o del PAN, no podríamos decir de izquierda. Sin embargo, el tono que han planteado el propio presidente y alguna parte de la oposición es el erróneo, es desde mi visión una trampa en la que cayeron muchos, a ellos les gustaría que la discusión fuera entre ellos y polarizada, ese no debe ni será el tono. Para ello, resumo algunas ideas en 3 claves.
- Lo más importante en la mente de la ciudadanía y del elector es su vida y su salud, por ello, la política debe ser creativa, sensible, empática y humana, esto no significa por ningún motivo suspender la elección pero sí pone un reto enfrente: quienes aprovechen la crisis de manera mezquina, quienes usen la crisis para aplazar una elección que no les favorece o quienes polaricen pensando sólo en los cargos y en las encuestas olvidando a las personas que sufren, pasarán a la historia por su insensibilidad.
- Lo más importante de la democracia y de la política no es lo electoral, el 2021 parece que puede darnos esa lección, aunque es fundamental que las luchas ciudadanas y las agendas de la sociedad estén en la agenda electoral y también debe haber una elección, la forma de participación más efectiva no es la electoral por la vía partidista y 2021 debe darnos esa lección. La política y la democracia debe trascender, la elección y las campañas son fundamentales pero deben servirnos para trascender nuestra democracia; por ello el tono no debe ser hacer lo que sea para ganar, sino hacer lo que sea para que la elección sea un respiro democrático en una ola global antidemocrática; para eso hacer política con amor, con estética, con diálogo, con tolerancia, femenina y con matices, debe ser regla.
- Sí hay una polarización, son las élites políticas y la ciudadanía, si no se entiende esto desde las élites, el desencanto democrático seguirá, por ello, las élites deben renunciar a su batalla campal, una batalla cada vez más lejana y solitaria, para apostar por una reconciliación nacional y lo nacional es plural, local y diverso, no se puede resumir en dos bandos electorales o dos coaliciones, en ese error no podemos caer.
El tono de 2021 debe ser cariñoso, amable y libre, democrático e igual, innovador y cercano. Audaz como el zorro, fuerte como el león y amoroso como el viento, que sopla para todos.