Cada día que pasa de este 2021 el discurso del presidente López se aferra con más fuerza al tema de las vacunas, de su compra, del arribo, la distribución y su aplicación final. Desde finales del año pasado, todo gira en torno a las vacunas, pero sobre todo, y lo sabe muy bien el presidente, el futuro y la viabilidad de su Cuarta Transformación.
Poco a poco, a pesar de su obcecada visión de la política, AMLO ha debido ir haciendo una lectura más relacionada con la realidad que con su personal perspectiva de la vida nacional. Los proyectos insignia de su administración (el Tren Maya, la refinería Dos Bocas y el aeropuerto en Santa Lucía) cada vez avanzan con mayor dificultad, los presupuestos empiezan a estallar como pompas de jabón, la oferta inicial de los multimillonarios ahorros en su construcción, están siendo poco a poco, hechos a un lado, ante el innegable incremento en sus costos de construcción. Por ejemplo, según la revista Forbes, el aeropuerto de Santa Lucía incrementó su costo el año pasado al gastar 12 mil 257 millones 200 mil pesos contra los 5 mil 372 millones 200 mil pesos autorizados en el Presupuesto del 2020, esto es 128% más de lo considerado. Y, por si fuera poco, los disciplinados diputados de la mayoría en San Lázaro, le autorizaron a la misma obra 21 mil 315 millones de pesos para este año. Súmele, todo en medio de la peor etapa de la pandemia. Sí le corroboramos, resulta la friolera de 33 mil 572 millones 200 mil pesos, frente a los 32 mil millones de pesos para la adquisición de las vacunas para combatir los estragos del covid-19.
En una rápida revisión del Presupuesto de la Federación aprobado para este 2021, y bajo la bandera de la “austeridad republicana” que profesa López Obrador, para las tres obras citadas se aprobaron $102,653,000,000, ciento dos mil 653 millones de pesos, más del triple de lo asignado para la adquisición de las vacunas. A este gasto debemos agregar algunos elementos que han obligado al presidente a reconsiderar el tranquilo pensar sobre el desarrollo y tránsito de su “proyecto de nación”.
- El miércoles 10 de febrero, muy orgulloso AMLO inauguró una de las tres pistas del que llamó “el aeropuerto más importante que se esté construyendo en el mundo…”, sin embargo, no es posible ignorar que las autorizaciones y estudios de los organismos internacionales para la operación de este tipo de infraestructura, no estén disponibles o en manos de las autoridades responsables de esta obra. Y, como sabemos, en un regular ejercicio de la no transparencia de este gobierno, y bajo argumentos de “seguridad nacional”, los documentos correspondientes han sido reservados al escrutinio público. Así, la puesta en funcionamiento del citado aeropuerto, programada para el 21 de marzo del año que entra, está en un opaco “veremos”.
- En el mismo tenor que el proyecto anterior, la construcción del Tren Maya avanza a tirones contraviniendo la propia legislación federal en materia de protección del medio ambiente y el impacto correspondiente en los diferentes ecosistemas que afecta esta obra (capricho) del presidente. La Secretaría del Medio Ambiente no ha extendido todas las autorizaciones ambientales y la obra va. La característica de esta administración federal tiene como común denominador, no contravenir al señor de Palacio Nacional. Es conocido el rechazo de diversos grupos ecologistas y de la población misma de la región en contra del proyecto del denominado Tren Maya. Han cambiado características del proyecto, afectaciones y, sobre todo, costos. Esta obra avanza a contrapelo de la propia narrativa de la 4T, ni austera ni transparente. El discurso lopezobradorista lo rompe el gobierno de la misma marca.
- Por su parte, la refinería Dos Bocas, con un presupuesto de más de 45 mil millones de pesos para ejercer durante el presente año, va avanzando gracias al empecinamiento de los responsables de la misma; por una parte, la secretaria de Energía, Rocío Nahle García, y por otro, el propio presidente López. El proyecto desde su propuesta ha generado gran cantidad de resistencias entre la opinión pública nacional, tanto de los especialistas en materia de energéticos, como de los ambientalistas o preocupados del cambio climático, los académicos, los internacionalistas y hasta los juristas.
Resulta que el impulso de la refinería, en estos tiempos, pone en entredicho el compromiso de México de cumplir una serie de tratados internacionales en materia de cuidado del medio ambiente y el combate al cambio climático global, signados por nuestro país en años previos, y a los que está comprometido a cumplir so pena de ser sujeto de sanciones conforme a derecho internacional. Y habría que agregar un elemento adicional, relativo a la posición que apoya ahora el gobierno norteamericano, y quién, a diferencia del anterior, del golpista Trump, ahora ha puesto en juego tiempos e intenciones más duros contra acciones que comprometan el equilibrio ecológico, como la refinería Dos Bocas.
Con sólo los tres puntos arriba referidos, podemos entender la preocupación del gobierno cuatroteísta, encabezado por el recuperado presidente López, y que ha debido refugiarse en las vacunas sin menoscabo de sus caprichos. En esta semana ha hecho alharaca de la compra masiva de vacunas, nunca más allá de los 32 mil millones de pesos, claro. Todos, el Canciller Ebrad, el Secretario de Hacienda Herrera, el rockstar Hugo López-Gatell, y, por supuesto, AMLO, presumen y festinan la adquisición de las vacunas, todos los adultos mayores, a partir del lunes 15, empezarán a ser vacunados. No importa que el partido de la 4T medre con la llegada de los antígenos y los vincule a sus campañas políticas. Al presidente le urge recomponer el sentido de las preferencias populares respecto a sí mismo en apoyo de sus propuestas electorales y las de sus aliados.
Combatir la pandemia no es lo significativo, ni recuperar la salud de los mexicanos, lo sustantivo es no perder la mayoría el próximo 6 de junio, vamos, que la 4T sobreviva.