La pandemia de COVID-19 ha afectado gravemente a la población mexicana. Los contagios y fallecimientos se cuentan por cientos de miles, varios hospitales se han saturado y las medidas de prevención han tenido que extremarse. Sin embargo hay un sector que parece no sufrir los estragos de esta emergencia sanitaria, el cual corresponde a las personas en situación de calle.
Este sector de la población ha sido históricamente ignorado por la sociedad y por las instituciones gubernamentales. Prueba de ello es que no existe un registro certero acerca de la situación epidémica de estas personas. No obstante, a pesar de la incertidumbre de los números, lo observado por organizaciones civiles que trabajan cerca de esta población deja ver que ha pasado desapercibida también por el SARS-CoV-2.
Son muy pocos los casos de personas enfermas de COVID-19 en gente en situación de calle. A pesar de vivir en extrema vulnerabilidad, de no tener acceso a servicios y productos de higiene y la nula atención médica que reciben, el coronavirus que ha provocado una pandemia mundial no les ha alcanzado. Si bien no hay un estudio o evidencia que explique esto, sí hay varias ideas sobre las causas de los bajos índices de contagios.
De acuerdo a la información proporcionada por Luis Enrique Hernández, de la organización civil El Caracol, a Milenio, existen tres hipótesis que intentan explicar este fenómeno, encontrado también en otras partes del mundo. Estas son solo especulaciones, pues como se ha mencionado, hay poco estudios y análisis sobre los efectos de la pandemia en esta población.
1) La primera de ellas, y la más probable, es que el rechazo y aislamiento social que viven estas personas ha contribuido a evitar contagios. Además, ya que gran parte del tiempo permanecen al aire libre, es menos probable que su riesgo en este sentido sea alto. Paradójicamente, ser ignorados por la sociedad les ha beneficiado durante esta contingencia.
2) Otra posible explicación es el fortalecimiento de sus sistemas inmunológicos debido a la continua exposición a virus y enfermedades. A pesar que su estado de salud frecuentemente está deteriorado, es probable que hayan desarrollado resistencia contra patógenos al vivir situaciones muy adversas. La adaptación de sus cuerpos a un entorno hostil puede ser una razón por la que estas personas no han sido tan afectadas por el COVID-19.
3) Finalmente, existe otra hipótesis, la cual no tiene mucho sustento. Esta habla acerca del uso de solventes y su potencial efecto como desinfectantes. Si bien el uso de este tipo de drogas en la población que vive en las calles es común, no todas estas personas la utilizan y su capacidad para evitar contagios no es muy factible.
Esta claro que al momento no hay una causa concreta de este fenómeno. De la misma forma, no podemos dejar de lado que esta población ha enfrentado graves problemas durante la pandemia, puesto que han recibido aún menos ayuda de la que normalmente obtienen. Además, la poca atención médica que se les ofrece se junta con el temor y el rechazo a los servicios de salud, pues entre esta población hay quienes no quieren pedir asistencia.
Aunque la campaña de vacunación contra COVID-19 ya comenzó en México, es poco probable que las personas en situación de calle reciban la inmunización. Los testimonios recogidos expresan que al momento nadie se ha acercado a informarles acerca de la vacuna ni como acceder a ella.
