Víctor Hugo Salazar Ortiz y Sergio Reyes Ruíz
Hoy en día, vemos normal la participación de las mujeres en casi todos los ámbitos de la vida contemporánea, ya sean culturales, académicos, deportivos, políticos, etc.; sin embargo, la inclusión y aceptación del papel femenino en todos ellos no ha sido fácil, las mujeres han tenido que “remar contra la corriente”, pues el patriarcado y el machismo dominaban amplios campos de la vida; en tanto que la mujer estaba relegada a cuestiones relacionadas con el hogar y el cuidado de la familia. Pero no faltó la mujer que rompiera el molde y, a pesar de tener que abrirse camino por cuenta propia, lograra sobreponerse a la adversidad misógina y situarse en lugares encumbrados desde los que podían codearse con hombres distinguidos a los que no les quedó de otra que distinguir los méritos del trabajo realizado por una mujer.
Este es el caso de Eleanor Anne Ormerod, a quien se considera formal y profesionalmente la primera mujer entomóloga. Eleanor nació en Reino Unido, en 1828 en una familia con recursos económicos sólidos y conformada por varios naturalistas. Fue educada en casa por su madre, de nombre Sara, que era ilustradora botánica y quien tomó muy en serio la educación de sus hijos (1). Además de la educación recibida por su madre, Eleanor invertía mucho tiempo en aprender de manera autodidacta y lo hacía tanto en la biblioteca familiar como en las más de 300 hectáreas de tierra que tenía la hacienda en la que vivía, así que, al estar rodeada de animales domésticos y plantas, comenzó a interesarse desde muy pequeña por los insectos. A Eleanor le encantaba observar las flores, estudiar los insectos y escribir sobre todo lo que veía; sin embargo, su padre no lo aprobaba e insistía en que no comentara aquella afición tan poco propia de señoritas de su edad. A pesar de ello, su tenacidad se mantuvo por encima de los prejuicios de su padre y nunca abandonó la observación de la naturaleza (2). Esto además resultaba difícil no hacerlo, pues en el núcleo familiar tres hermanos de Eleanor eran naturalistas, y su hermana Georgiana era miembro de la Sociedad Entomológica de Londres, y Eleanor colaboraba frecuentemente con ella. (3)
Eleanor comenzó sus estudios informales de entomología en 1852, en la hacienda familiar, enfocando sus observaciones en insectos perjudiciales para las plantas, bosques y animales domésticos. También se ocupó de caracoles, babosas, gusanos, hongos y de los equilibrios biológicos de la naturaleza. Su observación minuciosa y detallada de estos insectos y sus ciclos reproductivos le permitió convertirse en una experta autodidacta en explicar el origen de las plagas y cómo combatirlas mediante el uso de sustancias químicas como el queroseno, aceite mineral, jabón, así como métodos como la quema y poda. (4)
Es de destacarse que Eleanor publicaba y distribuía folletos, que ella misma costeaba, de forma gratuita con la intención de ayudar a los granjeros a controlar y reducir las plagas que perjudicaban sus cultivos y con ello mejorar su producción agrícola, además publicó dos manuales sobre este tema: Manual de insectos perjudiciales, con los métodos de prevención y reparación, en 1881 y el Manual de insectos perjudiciales para las huertas y arbustos florales en 1898. (5)
El trabajo de campo de Eleanor se complementaba con la colaboración de cientos, o quizá miles, de cartas que recibía de una amplia red de contactos que tenía en todo el país. En este trabajo colaborativo no sólo integraba la opinión y los comentarios de colegas y expertos reconocidos, sino que tenía a bien recibir las observaciones de todo aquel que le brindara información, sin importar de quien se tratara, ya sea un humilde campesino o un distinguido botánico. “Siempre reconocía en sus informes el trabajo de sus colaboradores e incluía sus nombres y las observaciones que habían realizado”. (6)
Eleanor fue de 1882 a 1892 consultora entomóloga de la Royal Society Agriculture y durante varios años ofreció conferencias en ella sobre aspectos científicos de entomología, también fue miembro de muchas sociedades científicas internacionales y recibió varios premios por sus contribuciones en esta disciplina. Su conocimiento no tuvo fronteras y se expandió fuera de las islas británicas, llegando hasta Estados Unidos y Sudáfrica. Su aportación más famosa es quizá su Annual Series of Reports of Injurious Insects and Farm Pest, pero también publicó innumerables libros, manuales, panfletos y guías, a menudo financiados por ella misma. Sus recomendaciones en el control de plagas de insectos eran muy deseadas y ella las ofrecía gratuitamente. (7)
En 1898 Eleanor fue recomendada para la cátedra de entomología agrícola en la Universidad de Edimburgo, pues era en esos momentos la persona mejor preparada y capacitada en el área, pero no se le admitió por ser mujer; no obstante, en 1900 recibió de dicha Universidad el doctorado honoris causa, como un reconocimiento de sus méritos, siendo de esta manera la primer mujer en recibirlo.
Anne Ormerod Eleanor fue una mujer que demostró al mundo que los moldes culturales tradicionales pueden romperse si se cuenta con la capacidad y el valor para hacerlo, que la ciencia no tiene género, mucho menos el conocimiento y su construcción. Aún queda trabajo por hacer para conseguir una completa igualdad social, laboral y política entre hombres y mujeres, pero el camino ya está hecho, en gran medida gracias a mujeres como Eleanor. Hoy las mujeres tienen un papel preponderante, es su momento y debe ser aprovechado para hacer de este mundo un hogar acogible en el que impere el cuidado y la atención materna que las caracteriza, en el que sintamos el apapacho que sólo la mujer-madre puede dar, así como de atender el consejo sabio que suele para dirigir nuestro andar.
Fuentes de consulta
(1) Alic, M. (1991). El legado de Hipatia, Madrid: Siglo XXI, p. 145.
(2) Rodríguez, P. (2015). “Seis cosas que he aprendido de Eleonor Ormerod” en https://bit.ly/3qZ18Vd
(3) Alic, M. (1991). Op. cit., p. 145.
(4) Id.
(5) Antolin Herrero M. (2020) “Eleanor Anne Ormerod, la entomologa que creía en el servicio de la ciencia” en https://bit.ly/3eS7H9M
(6) Rodríguez. P (2015). Op. Cit.
(7) Id.
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