Gobernar en medio de la tormenta/ Bravuconadas  - LJA Aguascalientes
08/10/2024

El hecho de tener legalmente gran poder y grandes riquezas… no es en modo alguno una excusa, ni mucho menos una razón, para ejercer la rapiña y la opresión, sino un agravante que se añade al delito de dañar a otro sin autoridad. (…) Pues exceder los límites de la autoridad que uno tiene es algo a lo que no tiene derecho ni el gran ministro ni el pequeño funcionario… (y) será tanto más grave cuanto mayor confianza se haya depositado en él…” John Locke (1690)

 

Sin duda los tiempos que definen el sexenio del presidente López Obrador, no han sido los mejores ni los más apacibles. Desde el 1 de diciembre de 2018, fecha de su asunción a la presidencia, las cosas políticas que iban configurando lo que sería su gobierno, venían ya, en el lenguaje de AMLO, “conspirando” contra las transformadoras intenciones del carismático tabasqueño. No podemos negar que la Cuarta Transformación, en la mente de López Obrador y sus cercanos, aspiraba a provocar un cambio significativo en la sustancia nacional: acabar con la corrupción, abatir la pobreza, disminuir la inseguridad pública, mejorar los servicios públicos de salud, educación, crear más y mejor infraestructura, y así. Es muy probable que la coalición “Juntos haremos historia”, encabezados por Morena, en el 2018 se dedicara a construir el triunfo electoral, generar las condiciones para arribar al poder político del país, ofertando una serie de propuestas a las que nadie se iba a oponer y las que sin duda levantaron entusiasmo general. Tuvieron listos los qué, quién, cuándo, dónde, pero dejaron un tanto al azar los cómo. En 32 meses el gobierno de la 4T ha ido dando tumbos ante la realidad nacional, con desastrosos y evidentes resultados, independientemente de lo que exige cada mañana el presidente, comprensión.

En estos casi tres años de la 4T, la corrupción se ha mantenido en el ánimo de la administración pública nacional, como un sello, una marca de casa. Lejos de haberse abatido los índices de corrupción, ellos parecen ir al alza de manera descarada. La pobreza se ha incrementado en al menos 10 millones de personas más. Desandamos caminos andados en sexenios anteriores. La inseguridad estalló de manera dramática, a pesar del gran poder y recursos presupuestales que el presidente López Obrador ha cedido a las fuerzas armadas nacionales, ni la creación de la Guardia Nacional, ha logrado abatir los homicidios dolosos en el país, según cálculos del INEGI, debemos andar sobre 97,632 muertes violentas. La presencia y actuación de los cárteles en diversas regiones tienen a la población contra la pared, y la respuesta es desesperada, Chiapas, Michoacán, Guerrero, son muestra palpable de lo que viene cuando el Estado se repliega de sus obligaciones.

Hablando de mejorar los servicios de salud y educación, podemos afirmar que la mala suerte acompañó el desde el segundo trimestre del 2020 a la fecha al gobierno lopezobradorista con la llegada de la pandemia provocada por el Covid 19 y, en últimos meses, sus letales variantes, esto ha provocado casi 241 mil muertes entre los mexicanos y son el resultado de una política pública endeble, zigzagueante, en materia de salud. La máxima autoridad sanitaria nacional, el Consejo de Salubridad General, ha cedido su responsabilidad constitucional (Artículo 73 fracción XVI) a la personal visión del presidente y su personero el doctor López-Gatell. La famosa ya tercera ola está haciendo estragos en diversas entidades empezando por la CdMx, saturando los espacios hospitalarios disponibles, otra vez. Según la propia Secretaría de Salud la campaña de vacunación hoy nos tiene en un 20% de avance del esquema de aplicación completa. Estamos aún lejos de los requerimientos que establecen los estándares internacionales, aunque se está avanzando.

La educación suspendió desde mediados de marzo del año pasado actividades presenciales, sin que en 16 meses la SEP haya logrado construir una propuesta alternativa y viable para dar cara a la emergencia sanitaria y educativa. Las circunstancias han rebasado por todos lados al gobierno federal, y aún así, López impone: “llueve, truene o relampaguee…” el 30 de agosto próximo, se regresa a las clases presenciales, justo con aquella población que no está considerada en la vacunación y estamos hablando de millones de niños y jóvenes. Los padres de familia y los profesores tendrán alguna opinión.

Así, la economía, salud y educación están de hinojos ante la crisis sanitaria y el desconcierto e incapacidad de las autoridades en la materia. El desempleo estacionado y de difícil recuperación; la inseguridad legal en las reglas que rigen el desarrollo económico tiene a los inversionistas nacionales y extranjeros en un exceso de cautela por no decir desconfianza, lo que de manera clara ha detenido el desarrollo, crecimiento y mantenimiento de la infraestructura que tanto demanda el país. La apuesta del gobierno por proteger a las empresas Pemex y CFE, están confrontando a México con sus socios comerciales, ya no hablemos de la cuestión ambiental. El T-MEC pronto se va a hacer sentir.

Sí, el gobierno transita por el medio de una tormenta de enormes dimensiones, y para mal de los mexicanos, no tiene una idea de qué hacer. La realidad abruma al presidente, quien busca desesperadamente un camino, una brecha por la cual recorrer la segunda mitad de su mandato. Se inventa artilugios: se descubre “destapador” de corcholatas sucesorias; inaugura secciones en sus mañaneras como los programas de chismes con su “quién es quién en las mentiras”; impulsa “consultas” ciudadanas donde asegura que no va a participar, pero que siempre sí, pero que va a votar por el “no”. (¿?)

México, sin embargo, sigue avanzando cada día, resolviendo sus necesidades más apremiantes, a pesar de su gobierno. Los empresarios ya verán cómo hacen para mantener sus empresas funcionando, dando empleo; los hospitales seguirán dando sus servicios aunque no tengan medicinas o materiales; los productores verán cómo hacen para producir; los padres de familia deberán descubrir la fórmula para educar a sus hijos de manera segura, y así…


“No crean que tiene mucha ciencia gobernar…”: Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.

 

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