Hace unos días se cumplieron 30 años del inicio de actividades del Teatro de Aguascalientes, sin duda el máximo escenario de nuestra ciudad. Aún hoy en día el espacio me impresiona, e invariablemente cuando asisto a algún evento, les regalo a mis ojos un rato de contemplación, de sus líneas, sus materiales, su volumen, etc.
Arquitectura aparte, entre las múltiples virtudes de la sala, estaba la de contar con los elementos técnicos más modernos. Supongo que esto sigue siendo así, pero en aquel tiempo fue ahí donde vi una de las primeras computadoras, que para el caso era utilizada para controlar las luces. El monitor era monocromático, y parecía una de esas viejas televisiones, con la gran parte trasera. Pero señor, señora: era una computadora, algo que entonces era excepcional, que sólo los potentados tenían.
De hecho, el artilugio de marras aparece en la parte derecha de la imagen, que muestra la cabina del teatro, su cerebro. Por cierto que en 2004 este espacio recibió el nombre de José Dávila Rodríguez, un personaje clave en la historia de la radiodifusión cultural de Aguascalientes, que desde ahí participó en la dirección de un sinfín de eventos, y cuya fotografía se observa en la parte alta, en medio. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected]
