Carlos Reyes Sahagún
Cronista del municipio de Aguascalientes
Una de las actividades de la pasada Ruta del Vino, organizada por diversas dependencias públicas encabezadas por la Secretaría de Turismo, fue el Cuarto Concurso de Vinos Hidrocálidos, que se llevó a cabo el viernes anterior, en el Museo de la Insurgencia de Pabellón de Hidalgo, Rincón de Romos.
El concurso consistió en que los productores del estado enviaron sus productos para ser evaluados en el aroma, el color, la expresión de la uva…
Los vinos llegaron a los catadores de manera anónima, las botellas estaban enfundadas en bolsas de tela negra, gruesas, identificadas únicamente con un número. La única información a la que tuvieron acceso fue el año de producción y la uva, si era una mezcla.
El común denominador de los jueces que participaron en esta edición fue que nadie era de Aguascalientes: dos vinieron de Michoacán, tres de Jalisco -dos de Guadalajara y uno de Puerto Vallarta-, y uno de Querétaro, pero no todos fueron mexicanos: participaron un argentino y un italiano.
Concursaron, y aquí es donde viene lo asombroso del asunto: 56 etiquetas, todas de vinos que se producen en Aguascalientes: 31 tintos, 16 blancos y 9 rosados. En este sentido, habría que considerar la probabilidad de que haya más marcas, que no tengan interés en participar, por interés o por pudor… Aunque también puede ocurrir que las añadas se agoten, y no haya con qué participar. Como sea, esta cifra da cuenta de la pujanza de la industria en el estado.
Quien me proporcionó semejante información fue el sommelier David Juárez Vera, que además me cuenta que existe una Escuela Española de Sommeliers en Aguascalientes.
La imagen muestra a los catadores en plena faena, enmarcados por los murales que el artista Alfredo Zermeño pintó en ese espacio, en conmemoración de la justa independentista. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected].
