Carlos Reyes Sahagún
Cronista del municipio de Aguascalientes
El LXXVII Campeonato y Congreso Charro, doctor Juan José de Alba Martín, se ha convertido en pasto de la Historia y sus servidores. La Arena San Marcos ha quedado en silencio, sin esa confusión de músicas de mariachi y banda de estos días, allá abajo, donde se unen la manga y el ruedo, o en la zona preferente, en el lado contrario, o a mero arriba, todos con sus canciones al mismo tiempo acompañando las alegrías de quienes los contrataron. A estos se sumaron las voces engoladas de los locutores, con sus dichos charros (el que temprano se moja tiempo tiene de secarse), repetidos una y otra vez (El que quiera ser buen charro, poco plato y menos jarro), y los jueces y sus voces tajantes, heladas, impartiendo su justicia, y los gritos del público, todos juntos a la voz de “cada cabeza es una confusión”.
Por lo pronto no más caballitos trotadores de hermosa crin, llevando a sus orgullosos jinetes, ni bellas escaramuceras montadas en caballos con nombres como Patineto, o Banana, cruzándose, formando abanicos, y recibiendo la admiración y el aplauso del respetable. Ahora todo silencio y vacío. Ya no botines y sombreros echados al ruedo ante una buena mangana… Hasta otra ocasión.
Quedan los recuerdos, lo que se vio, lo que se escribió, lo que se conversó… Y las imágenes, como esta de la inauguración del campeonato celebrado en esta ciudad en 2004, el último en la Villa Charra.
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