Estuvo aquí en Awitas, el pasado lunes 6 de este mes y año, Rubén Aguilar Valenzuela ¿Le suena? Sí, ese mero el de “el presidente quiso decir” que lo hizo tan famoso en la presidencia de la república mexicana de Vicente Fox Quesada. Filósofo, sociólogo y doctor en ciencias sociales, Rubén Aguilar goza de un sólido prestigio ganado a pulso en la opinión pública mexicana.
La presencia de Rubén Aguilar pudiera ser como tantas de personajes de talla nacional, pero ¡no! Querida lectora, apreciable lector, no es así. Le sugiero ir a la cocina por un ponche calientito para aminorar el frío de la madrugada que ya dura todo el día y un buñuelo de viento crocante y reconfortante mientras yo le cuento.
La Sociedad Civil en México. Es un libro autoría de Rubén Aguilar, donde asienta que “en los últimos 25 años, la sociedad civil organizada ha vivido un intenso proceso de crecimiento en México y el mundo. Los ciudadanos, a través de sus organizaciones asumen papeles y ocupan espacios antes sólo reservados a los gobiernos. La mera presencia ciudadana es uno de los hechos que definen a la modernidad y una de las mayores esperanzas en la construcción social del milenio que comienza. El texto se propone dar respuesta a algunas de las preguntas centrales en el debate sobre la sociedad civil: ¿cómo entender el concepto de ciudadanía y cómo participa ésta en la construcción de lo público? ¿Qué se entiende por sociedad civil y cuáles son las estructuras institucionales que abarca? ¿Cuál ha sido el desarrollo histórico de las organizaciones de la sociedad civil en México? ¿Cuál ha sido la evolución de las organizaciones de la sociedad civil en las últimas décadas? ¿Por qué es relevante el fortalecimiento institucional de las organizaciones de la sociedad civil y cómo puede darse? ¿Cuál es el futuro y cuáles son los retos de las organizaciones de la sociedad civil?”.
Lo cierto es que el gobierno no puede encargarse sólo de los múltiples problemas sociales por lo que la sociedad civil organizada puede ser una gran aliada en el mejoramiento o resolución de los mismos. No hay dinero público que alcance para abatir la compleja problemática que plantea el entorno socio económico, por lo que la cooperación y la participación voluntaria potencializan el uso de los recursos escasos.
La pobreza, la inseguridad, la desigualdad, la contaminación entre otros, son retos que parecen superar a los gobiernos y son áreas en las que de manera natural hacen sus aportaciones en mayor o menor medida lo grupos civiles organizados, por lo que deben existir mecanismos de comunicación y colaboración que posibiliten realizar un suma de esfuerzos para crear un frente unido.
Mediante la participación ciudadana, se pueden identificar los obstáculos al desarrollo de una comunidad, así como sus posibles vías de superación, con el involucramiento de cada uno de sus miembros y el compromiso con la construcción de soluciones.
La construcción ciudadana permite también alcanzar acuerdos básicos de convivencia en un marco de libertad y legalidad. En la construcción ciudadana se alienta la participación y se incorpora a todos al disfrute de los bienes públicos.
En la participación ciudadana es importante vincular al sector civil-empresarial tanto con el sector gubernamental como con el académico a fin de que cada quien cubra el espacio público que le corresponde. Otro sector fundamental en la comunicación que lleve a construir metas en común es el de los medios de comunicación.
El papel que juegan los medios de comunicación es fundamental en el binomio gobierno-sociedad civil, ya que es el vaso comunicante que posibilitará un diálogo transparente y público, que evitará cualquier sospecha que pudiera recaer ante el necesario acercamiento entre autoridades y sociedad civil organizada. Además la difusión de las tareas de las organizaciones sociales civiles permitirá el acceso de los usuarios a los beneficios ofrecidos.
Finalmente puedo comentarle, querida lectora, estimado lector, que la construcción de una ciudadanía comprometida, activa y participativa es un concepto que se encuentra todavía en construcción, pues, no es fácil levantar a una persona de la comodidad de su zona de confort para interesarse, alzar la voz, proponer y actuar. Lograr que cada persona deje su cómoda poltrona, se quite las pantuflas y exija que se cumplan su derechos es, ¡créamelo! Un reto mayúsculo, pero que vale la pena superar.
Yo le invito, estimada lectora, querido lector, a salir de la indiferencia y entrar en la exigencia, a dejar de quejarse y ponerse a actuar, a no resolver sólo en un café el mundo sino comenzar a mejorar su metro cuadrado y tener fe en que la unión de las y los ciudadanos hace una fuerza imbatible.
¡Nos vemos en la próxima! Recuerde que en esta su cocina, se lee y conversa de todo, especialmente de política.
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