
El pasado dos de diciembre se cumplieron 10 años de la desaparición física del maestro Ladislao Juárez Ponce, y nunca mejor dicho esto de “desaparición física”, porque, buen hombre, su espíritu sigue vivo en el ánimo de muchos que tuvimos el privilegio de conocerlo y tratarlo, gracias a su alegría imbatible, su don de gentes y una horizontalidad ejemplar que mostró siempre.
Don Ladis hizo mancuerna con el poeta Víctor Sandoval, con quien desplegó múltiples iniciativas que fueron dando cuerpo a la Casa de la Cultura, principalmente el Ferial de Aguascalientes, espectáculo para el que compuso mucha música.
De su autoría son algunos clásicos de la música y la danza de Aguascalientes, piezas que claramente viven un proceso de folclorización, un privilegio reservado a muy pocos autores. Es el caso de las danzas de Ferrocarrileros, Bordadoras, Vendimiadoras, Tierra de Temporal, el son de Vista Alegre, y desde luego El pregonero, el himno del Ferial, su carta de presentación.
También desempeñó labores administrativas, e incluso presidió la Casa de la Cultura en su última etapa, hasta su conversión en Instituto Cultural de Aguascalientes.
Pero además fue ferrocarrilero, pianista, igual de centro nocturno que de jardín de niños.
Le tomé esta fotografía en mayo de 2009, en su casa, con el piano ante el que pasó incontables horas de alegría, angustia y creatividad; el instrumento del que probablemente surgió mucha música que ahora danzan los jóvenes bailarines de Aguascalientes, y arriba el cuadro pintado por su compadre, el maestro Jorge Galván, que expresa de manera llena de gracia el Ferial de Aguascalientes. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected].