Todo cambia y por fortuna yo ya no soy la misma de antes, de ayer, de hace un mes, un año, trece. Todo cambia porque permanecer en un solo sitio no significa ser inmóvil, una planta es la mejor muestra de desarrollo: anclada en la misma tierra que la alimenta se expande a los bordes, crece.
Eso es lo que LJA.MX ha hecho, crecer. El grupo que inició este proyecto se ha ido renovando y moviendo. No somos los mismos de hace 13 años, ni de hace dos.
Hace dos años por estas fechas ocurrió que todos los que aquí laborábamos fuimos convocados a una reunión urgente con el propósito de ese mismo día transformarnos, dejamos de ser La Jornada Aguascalientes para volvernos LJA.MX. Es raro escuchar todavía que para muchas personas seguimos siendo esa franquicia que se terminó por no permitirnos entregar lo único valioso que tenemos en este medio: la voz.
Decir que somos la voz de alguien es de una soberbia infinita. Creo con convicción que aquí nos enorgullecemos de acompañar causas, todas esas que gritan y se hacen escuchar por sí solas, LJA.MX pone un granito de arena para amplificarlas. Lo explico: constantemente veo en los boletines oficiales que las autoridades y poderes “dan voz a quienes más lo necesitan”. Un ejemplo de ello es el Congreso del Estado que hace unos días acaba de boletinar que para reformar la Ley a favor de la protección de los derechos colectivos de agrupaciones indígenas del estado, dio voz a los grupos originarios en el Foro de Consulta Pública con la participación de Agrupaciones, Pueblos y Comunidades Indígenas. ¿Qué implicaciones tiene esto? Pues que en algún lado del Congreso se promueve la idea de que ellos son los que tienen la facultad de dar voz a las personas, lo que implica silenciar en caso contrario, cuando la realidad es que no es así. En el Congreso, los diputados y diputadas están obligados a acercarse a la comunidad, cualquiera, y escuchar sus demandas para aterrizarlas en la creación de leyes que la representen, así como empujar políticas públicas al respecto. En todo caso, quienes han dado voz a los legisladores ha sido la sociedad que se volcó en urnas para votarlos y así ser escuchada y representada a través de estos funcionarios públicos. Nada tiene que ver la potestad del Poder Legislativo con “dar voz”. Como todo en la vida, los matices son importantes. En el caso de las agrupaciones indígenas, los diputados están obligados a atender y a escuchar la voz de todas estas, como con la creación del foro, y actuar en consecuencia, como lo que harán con la ley. Qué habríamos de agradecerles a los diputados, si ellos no deciden a quién y cómo dar voz.
Del otro lado, como medio, LJA.MX no ha buscado ser la voz de los que más lo necesita, nosotros nos encargamos de escuchar y atender las causas para poner el ojo donde va y visibilizar lo que sucede. Esa es nuestra tarea. Amplificar todas esas voces.
Yo aquí encontré mi propia voz, esa que busca constantemente el diálogo y el disenso, y cosa extraña, en la diversidad de ideas he encontrado más escucha y charla que en las personas que piensan lo mismo que yo. Mi voz es mía en tiempos donde nadie escucha a nadie, en tiempos donde todos contra todos, en tiempos egoístas y mezquinos, en tiempos donde siempre estamos solos, dice Fito. Y para fortuna mía, mi voz encontró eco aquí, en LJA.MX.
Entonces, ese día nos transformamos para defender al unísono esta colectividad y dejar establecido que como empresa vendemos espacio, no criterio. Pero elogio en boca propia es vituperio, insisto constantemente, el lector es el que decidirá. Una regla del periodismo es que el periodista nunca es el protagonista de la historia y por eso mismo LJA.MX funge como plataforma para visibilizar las voces de todas las causas que deban defenderse, los protagonistas de todas esas son las personas que siguen poniendo su integridad de por medio para que los derechos de todos sean respetados y garantizados, nosotros solo lo difundimos y contamos historias.
Es así que después de dos años de reunirnos en medio de la incertidumbre, de tomar decisiones, de voltearnos a ver como un equipo, de sobrevivir a una pandemia, de dar los tropezones que resultan del diarismo, aquí estamos 13 años después.
- Y mi voz que madura es un verso, parte de un calambur de Xavier Villaurrutia en su Nocturno en que nada se oye: Y mi voz que madura/ y mi voz quemadura/ y mi bosque madura/ y mi voz quema dura/ como el hielo de vidrio/ como el grito de hielo/ aquí en el caracol de la oreja. Así lo siento, mi voz ha madurado durante este tránsito por LJA.MX. Todo cambia, ya no somos los mismos de antes, de ayer, de hace un mes, un año, trece. Nuestra voz ha madurado. Felices 13, LJA.MX.
@negramagallanes