El grupo italiano de rock progresivo Le Orme es una de esas agrupaciones que como Black Sabbath, Camel o Emerson, Lake & Palmer presentan en los primero cuatro discos de su discografía sus mejores trabajos, a manera de repaso rápido, sin el ánimo de entretenernos mucho en las otras agrupaciones, solo diré que los mejores discos de Black Sabbath son los primeros cuatro, el primero que es homónimo y una auténtica declaración de principios de lo que es y cómo debe ser el verdadero metal. El segundo es Paranoid, el tercer es el mejor desde mi punto de vista Master of reality, y el ciclo se cierra con el Volumen 4. En el caso de Camel nos encontramos con el primero que es homónimo, pero digamos que su vida con discos verdaderamente revolucionarios y trascendentes inicia con Mirage de 1974, después vendría The snow goose, un exquisito álbum conceptual de 1975. Al año siguiente conocimos Moonmadness y el ciclo se cierra en 1977 con Rain Dances.
En el caso de Emerson, Lake & Palmer el ciclo inicia con el primero que es homónimo y es una verdadera joya del rock progresivo. El segundo es Tarkus, uno de los más explícitos manifiestos del rock progresivo. Después se publicó Trilogy, ya estamos en 1972 y al año siguiente Brain salad surgery. Con este álbum se cierra el ciclo de sus primeros cuatro discos que desde cualquier perspectiva son los mejores de esa agrupación británica.
El caso de Le Orme (Las Huellas) es parecido a los anteriores, los primeros cuatro discos son verdaderas obras maestras y lo digo sin ánimos de demeritar alguno de los otros discos de la discografía de cualquiera de los cuatro grupos mencionados anteriormente.
Los italianos de Le Orme inician su ciclo de mejores discos de producción musical con Collage de 1971, aunque no debemos olvidar que ya anteriormente tenían dos grabaciones que no resultaron tan atractivas en la definición de su sonido y el detallado de su perfil, Ad Gloriam de 1969 y L’aurora delle Orme de 1970. Después del impresionante Collage publica Uomo di pezza que es el que hoy nos ocupa, estamos hablando de 1972, es decir, hace cincuenta años. Felona e Sorona de 1973 es un delicioso trabajo conceptual del romance entre dos planetas y su imposibilidad de estar juntos. Finalmente este ciclo se cierra en 1974 con el disco Contrappunti, que obedeciendo al compromiso de su nombre, nos presenta un verdadero ejercicio de contrapunto en el tema musical que da nombre a la producción con un verdadero derroche de virtuosismo del pianista y tecladista Tony Pagliuca y el productor Gian Piero Reverberi.
Pues sí, como lo hemos apuntado líneas arriba este año se celebra el cincuentenario de la publicación del maravilloso disco Uomo di pezza, Hombre de trapo, tercero en la discografía de este grupo veneciano con una sólida base de la música barroca sobre la cual se construye uno de los mejores discursos del rock progresivo de los años 70.
Fiel a los discos de Le Orme, Uomo di pezza apenas sobrepasa los 30 minutos de duración, el disco completo dura poco más de 31 minutos, pero hay demasiada buena música y una poesía muy bien lograda aderezado todo con una portada que de solo verla invita a llevarse el disco. En efecto, estamos hablando de esas portadas que representan ya parte del atractivo y la riqueza artística del disco completo.
En este disco el grupo de Le Orme con su insuperable alineación original: Michi dei Rossi en la batería, Tony Pagliuca en el piano, órgano Hammond y teclados, y completando la fórmula Aldo Tagliapietra en el bajo, voy y eventualmente los teclados, propone la gran música de concierto como el elemento más sólido a partir del cual van a desarrollar todo su pensamiento musical, por ejemplo, en el tema que abre el disco Una dolcezza nuova, Una dulzura nueva, inicia con una Chacona de Johann Sebastian Bach interpretada al piano por el productor Gian Piero Reverberi.
Además de los elementos de la música académica que adornan elegantemente esta producción, no podemos dejar de considerar el lenguaje poético, una constante en toda la música de Le Orme y que en este disco alcanza alturas inhóspitas. La misma canción que abre el disco, la ya comentada Una dolcezza nuova, tiene una letra deliciosa: “Capturo tu mirada y la sostengo ente mis manos, hay un antiguo temor en tus ojos. Los sueños de cenizas se encienden ahora en ti. Cuando los temores se disuelven tú crees en mí…el cielo está llorando sobre el cristal, la tormenta está en tu corazón y tú te refugias en mí”. Esta hermosa letra, poesía incluso, interpretada con el agudo timbre de Tagliapietra resulta finalmente en alfo que sacude, cimbra desde las entrañas.
Umo di pezza es uno de esos discos que no tienen desperdicio, todos los temas musicales son de una belleza incuestionable y dan forma a un disco del que no podemos escuchar una canción y desechar las demás. No, así no funcionan estos discos que son una verdadera obra de arte. La primera canción que escuché de Le Orme fue justamente de este disco, es la canción Figure di cartone, que junto con Gioco di Bimba, Juego de niña, me atraparon por su belleza y fueron mi puerta de acceso a esta maravillosa música. Te estoy hablando de 1978 o quizás ’79, fue entonces que con mis 15 o 16 años de edad conocí a una de las agrupaciones que habrían de marcar mi vida para siempre. Cincuenta años después este disco me sigue sorprendiendo, como si fuera la primera vez que lo escucho.