
Revisemos lo dicho hasta aquí con el propósito de ir enfocando nuestra atención en lo que pueda sernos útil para dar respuesta al cuestionamiento señalado en el título de esta serie de artículos: “De quién es la Universidad”.
Los personajes que se distinguían en los grupos nómadas de la época prehistórica eran los cazadores y pescadores más hábiles, fuertes, resistentes y previsores, que reconocían la ruta de las manadas de acuerdo con las estaciones del año; los recolectores, que ejercían funciones similares con los vegetales o los animales de escasa movilidad -estos dos primeros tipos respondían también a la obligación de localizar cuevas o refugios cercanos a fuentes de agua permanentes-; los magos, brujos o hechiceros que curaban, aconsejaban, adivinaban y, en fin, tenían relación con los espíritus; y finalmente el jefe del clan, horda o tribu, que tenía que ser el más experimentado para mantener la cohesión y armonía de sus integrantes, era el que sabía cómo evadir toda clase de peligros o enfrentarlos con mayores posibilidades de éxito.
La enseñanza que se daba en esta época era práctica y sobre la marcha, similar a la de nuestros parientes más cercanos, los primates homínidos como el chimpancé o el gorila, con la diferencia de que estos no cuentan con hechiceros porque carecen de pensamiento abstracto.
Hace unos 10 mil años, cuando estas tribus nómadas se convierten en sedentarias al inventar la agricultura, aparecen las cercas que representan la invención de la propiedad, por la necesidad de evitar que los cultivos en maduración sean saqueados por los que aún son nómadas. Los antiguos cazadores y recolectores se transforman en agricultores, ganaderos o defensores armados que se convierten en fuerzas de seguridad pagadas por los propietarios de la tierra, que generalmente eran los jefes de las tribus, convertidos en caciques o líderes de la comunidad. Aparece la esclavitud con los nómadas capturados y obligados a trabajar solo a cambio del alimento necesario para que continúen viviendo y siendo útiles.
Es aquí cuando se inventa la escritura para facilitar la comunicación a distancia tanto en el presente como hacia el futuro al nacer el concepto de la memoria histórica que se empezó a registrar en diversas fechas de acuerdo con el perfeccionamiento del alfabeto de cada idioma, a partir del tercer milenio a.C.
Este invento impulsó el desarrollo de la sociedad en todos los aspectos, entre los cuales tenemos el comercio al pasar del trueque a las operaciones mercantiles con la invención del dinero y los documentos necesarios para realizar transacciones a distancia, lo que contribuyó a crear un poder económico concentrado en aquellos que tuvieron más habilidad para obtener una ganancia adicional a costa de los productores que desconocían la ventajosa trampa que significa su manejo.
Pero la prosperidad impulsó también la ambición cada vez más grande de poder político y los antiguos jefes de tribu que se habían convertido en caciques transformaron sus guardianes de las cosechas en soldados de sus ejércitos de conquista, dando lugar a la aparición del arte de la guerra, mientras ellos se convierten en capitanes y monarcas.
Con la disposición permanente de alimentos viene un mayor incremento de la población que se concentra en aquellas comunidades donde se asientan los poderes de los reinados o imperios, lo que va haciendo necesaria la creación de servicios que se requieren para atender las necesidades colectivas; también aumentan las diferencias sociales de acuerdo con los niveles de ingresos y tanto el poder de sus gobernantes como la burocracia bajo sus órdenes aumentan en la misma proporción.
Por su parte, los brujos o hechiceros que habían aplicado sus nuevos conocimientos en la invención de la magia y la astrología, inventan asimismo las religiones -primero politeístas y después monoteístas- que establecen bases de conducta atribuidas a sus dioses, plasmadas en sus respectivos libros sagrados; sus investigaciones sobre el cuerpo humano y la forma de curar sus enfermedades desembocan en la organización de los primeros sistemas elementales de salud, etc., terminando por convertirse con el transcurso del tiempo en sacerdotes, filósofos, médicos, artistas, etc.
Es en Atenas, Grecia, donde se da con más intensidad la búsqueda de respuesta a las más profundas interrogantes existenciales, así como la organización del pensamiento para sistematizar el estudio en sus diferentes ramas; un salto de calidad que da los primeros pasos en la disciplina de la investigación científica. El primero lo dan ciudadanos que forman grupos de amigos, de los que surgen con el tiempo escuelas de educación básica a las que los habitantes de abolengo envían a sus hijos pequeños. La educación de los jóvenes solía darse pero en forma aislada, gracias al interés que manifestaban los padres que contaban con abundante solvencia económica, panorama que contaba no más que con la simpatía del soberano.
Es en el Imperio Romano donde el sistema educativo se perfecciona a tal grado que llega a ser otorgado por el Estado como un servicio oficial y laico, con tres niveles que podríamos llamar primario, secundario y el de educación superior, en el que unos jóvenes se preparan para prestar sus servicios en puestos de importancia de la administración pública a efecto de conservar y fortalecer los privilegios de la familia y otros eligen convertirse en maestros que van fortaleciendo el sistema.
Lamentablemente todo ese progreso se vino abajo cuando cayó el Imperio Romano, fecha que para facilitar su memorización la haríamos coincidir con aquella en que la Iglesia Católica fijó el principio de una nueva cronología calendárica que denominó como Era Cristiana al fijar como año 1 el nacimiento de Jesús de Nazareth, hecho en el que coincidiría también el fin de la Edad Antigua con el principio de la Edad Media, que va a durar 1,500 años.
Por lo pronto, podríamos concluir en el hecho de que los principios de la educación básica surgieron como consecuencia de la invención de la agricultura, la propiedad, la escritura, el dinero, el comercio, el crecimiento de la población, la aparición de las ciudades, la aparición de las clases sociales en razón de la especialización del trabajo y los sistemas de gobierno que se fueron consolidando para organizar todo esto.
Pero fue por iniciativa de las mentes más inquietas y avanzadas, que con alta capacidad especulativa -los filósofos griegos- los que empezaron a buscar la forma de organizar el conocimiento para luego difundirlo en forma sistemática empezando por la niñez, donde surgen los conceptos de estudiante y maestro o guía.
Y los pensadores romanos, que vieron la conveniencia de estar cerca de los gobernantes, consiguieron no solo que aplaudieran el esfuerzo de la enseñanza por parte de la sociedad, sino que la apoyaron primero y posteriormente la integraron a las funciones del gobierno como una obligación política, siendo entonces que aparece el concepto de educación como todo un sistema, con tres etapas: la infantil que compararíamos con nuestra primaria, la adolescente con nuestra secundaria y la juvenil con lo que conocemos como educación superior, que en nuestra actualidad ha llegado a ser tan compleja.
Con esto ya estamos en posibilidades de especular más concretamente quiénes son los que deciden lo que se va a hacer en la escuela y cómo se van a asignar los derechos y las obligaciones de quienes la integran.
En todo caso, concluiríamos por lo pronto que el concepto educación nace y se desarrolla, en sus primeros pasos, en la Edad Antigua.
Nos veremos la próxima semana.
Por la unidad en la diversidad
Aguascalientes, México, América Latina