- Salma Luévano desperdició la oportunidad de argumentar la tontería presentada por Gabriel Quadri en la Cámara de Diputados, sobre la hormonización
- Colectivos locales de la Diversidad al parecer tienen mucho temor a ser críticos con la Sra. Luévano que se vende como activista, pero era empresaria, señala el activista por los derechos de la comunidad LGBT+, Wilfrido Salazar
Hace unos días, la Sala Especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) resolvió de manera unánime que los reiterados comentarios realizados por el diputado federal Gabriel Quadri contra la comunidad trans, de quien se ha expresado como “transfascistas” y “hombres vestidos de mujer”, constituyen mensajes de odio y actos discriminatorios que deben ser sancionados: “Se determinó que el denunciado cometió violencia política contra las mujeres en razón de género en las modalidades de violencia psicológica, sexual y digital, al realizar comparaciones destructivas y rechazo por referir que las mujeres trans son distintas a las cisgénero y utilizar lenguaje discriminatorio”.
Una de las afectadas directamente por esta discriminación fue la diputada federal plurinominal de Aguascalientes por Morena, Salma Luévano, una de las primeras mujeres trans en ocupar la curul en la Cámara de Diputados, quien comentó en su momento que “Llamarme ‘señor’ y desconocer mi identidad de género de mujer, es a todas luces violencia de género y además discurso de odio y por eso, nos están matando y no descansaré hasta verlo en el catálogo de sujetos sancionados y que jamás vuelva a aparecer en las boletas electorales”.
Al respecto, el abogado y activista de Aguascalientes por los derechos de la comunidad LBGT+, Wilfrido Salazar, comentó que ha faltado mucho análisis en esta situación. Es cierto que los comentarios de Gabriel Quadri fomentan un discurso de odio, comentó Salazar, lo que “Gabriel Quadri estaba proponiendo una imbecibilidad –en el mejor de los casos-, entiendo que no sea un experto en salud, género, diversidad o psicología, pero en teoría debería de tener asesores y asesoras que le deben de cuidar las iniciativas a proponer, y lo que él estaba proponiendo era la restricción de derechos para adolescentes, vulnerando o violentando su derecho a la libre personalidad con el argumento de la hormonización”.
Wilfrido Salazar abundó en que esa duda ya ha surgido en diferentes espacios “lo que nos han compartido lxs compañerxs trans es que no hay ningún problema, pues lo que mayormente toman son inhibidores, de hecho el mejor ejemplo son los hombres trans que deciden ejercer su maternidad, pues dejan de tomar inhibidores, llevan a cabo la gestación, y posteriormente al ejercicio maternal vuelven a tomar inhibidores. Lamentablemente, Salma Luévano, a pesar de ser parte del sector trans, en lugar de argumentar y explicar la tontería presentada por Quadri, se lanzó a llamarlo ‘asesino, transfóbico’, entre otras cosas”, sin tener argumentos para aclarar el tema de la hormonización, “Tuvo cero argumentación, y para evidenciar esto, la pésima ocurrencia de Quadri fue llamarlo “señor”.
Wilfrido Salazar comentó que, si bien es justa la sanción a Quadri por sus reiterados excesos, “tampoco debe de pasar inadvertido la falta de argumentación y debate de la Sra. Luévano, que en verdad, era un momento propicio para demostrar que tiene compromiso y responsabilidad para con el sector trans, el de la diversidad y una perspectiva de derechos humanos, pero no; porque es evidente que no la tiene, y al parecer tampoco la voluntad”, señaló el activista: “Así como las mujeres señalan la falta de perspectiva de género de otras compañeras que de alguna u otra manera han llegado a espacios de toma de decisiones en los órganos ejecutivos o legislativos, considero que lo mismo debemos de hacer quienes pertenecemos al sector de la diversidad para quienes han llegado a esos mismos espacios a través de cuotas y señalar la conveniencia o mala praxis de los mismos partidos”.
Apuntó que este tema lo ha retomado con otros liderazgos locales de la diversidad: “pero al parecer existe algún temor a ser críticos con la Sra. Luévano que se vende como activista; para quienes hemos vivido en las últimas décadas en Aguascalientes sabemos que era empresaria, no activista. Generó una asociación cuando empezó a precandidatearse por Morena, de ese primer antecedente no conocemos los resultados de esa ‘asociación’; defendió a algunas trabajadoras sexuales trans en Pabellón y aquí, pero tiene que ver más con un conflicto de interés familiar que con una perspectiva social”.