Las mujeres están hartas de tanta violencia en su contra y de que los gobiernos no tengan voluntad ni acciones efectivas erradicar esta violencia. Por esto mismo, es bien aceptado que el castigo sea entendido como el acceso a la justicia. Pero, ¿por qué no pensar en términos de justicia restaurativa, esa que se concentra más en la reparación del daño y menos en el castigo?
Es más fácil y más barato para los Congresos y los gobiernos aumentar penas de cárcel a feminicidas, hacer registros de personas agresoras a invertir presupuesto en políticas públicas para PREVENIR, CONTENER Y REPARAR EL DAÑO a las víctimas y sus familiares. ¿Importa si son 70 años de prisión cuando los feminicidas no llegan a pisar la cárcel, cuando la impunidad es la constante en el sistema penal no solo de México sino de Latinoamérica?