Cronista del municipio de Aguascalientes
El rumor nunca es noticia… Pero cuando el río suena… Digo lo anterior a manera de advertencia en torno a la veracidad de lo que le voy a contar, que es algo que escuché y que probablemente sea cierto, pero tal vez no. Yo espero que no, por el bien de esta maravilla del Art Deco aguascalentense –posiblemente la obra maestra de este estilo arquitectónico que floreció en el mundo durante la primera mitad del siglo XX-, patrimonio de la ciudad.
Ojalá y me equivoque, pero el río que suena es que probablemente el edificio sea demolido en el corto plazo; más temprano que tarde, para construir en su lugar un centro comercial o un estacionamiento.
Que recuerde, este cine jamás tuvo movimiento por la calle Juan de Montoro, a pesar de que es en esta arteria donde está la fachada principal, justo la que se muestra en la imagen, sino por la Avenida Madero, en donde el edificio tiene una fachada que no vale nada. Todavía está ahí la cornisa, incompleta y sin letras, y arriba de esta cuelga un letrero todo desconchinflado en forma de cruz en donde se lee, en letras que quizá fueron rojas, Sala París. Es un letrero en forma de cruz cuyos brazos son asimétricos en tanto las palabras se encuentran en la a. Ciertamente me han dicho que también es valiosa esta fachada, pero que en rigor está tapada por la cornisa. Así que, como el jugador de cartas, “pago por ver”.
Pero la fachada maravillosa es la de Juan de Montoro, y no es para menos: esta arteria, antes de Centenario, antes de Ojocaliente, es anterior a la Avenida Madero y fue diseñada para comunicar la Plaza de Armas, centro cívico de Aguascalientes, con la estación del Ferrocarril, centro económico. Algo pasó que terminó angostándose, justo ahí, donde está el cine, y con la Madero en pleno desarrollo, esta calle terminó siendo la avenida que no llegó a ser…
Por cierto, que el edificio no tiene por esta calle una entrada digna de un cine, ancha y alta. En algún momento de esta vida el establecimiento cerró. Así permaneció un tiempo hasta que reabrió, ahora con el nombre de Sala París. Entonces fue la única ocasión en que fui. La película era “El final de la cuenta atrás” y llevaba en el protagónico a Kirk Douglas. Era una película palomera, pero para mí, que soy un fanático de los viajes en el tiempo, los barcos y, sobre todo, los aviones, fue maravillosa, porque el gran protagonista era el portaviones dedicado al almirante Chester Nimitz. Por cierto, que cayó un aguacero tremendo, tan intenso que durante unos minutos el ruido del agua azotando el techo de lámina rivalizó con el sonido de la película, el rugido de los jets lanzándose aire.
Tiempo después vino la decadencia final de la sala, que se expresó en su conversión en cine porno de mala muerte, hasta que llegó el cierre definitivo.
Tomé esta fotografía el 10 de septiembre de 2012. Si se fija, en la parte central cuelga un pendón de la autoridad municipal, que da cuenta de que el edificio acababa de ser restaurado. De hecho se ve… Véalo usted mismo y juzgue. Ahora está… Véalo usted y juzgue. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected]