En la semana que terminó con el inicio del mes, el presidente López Obrador siguió acumulando pleitos y diatribas con importantes sectores del país. No, ya no con personajes individuales, elevó la mira y ahora le pegó a comunidades enteras, no importa que tan grandes o poderosas puedan ser, al final del día él es el presidente de México ¿qué no? No tiene distingos la voluntad presidencial, esta semana que comentamos cerró fuerte al confrontar a la iglesia católica y la comunidad jesuita del país, y remató con la comunidad judía. Aunque debíamos considerar que el viernes remató con la inteligencia de una parte importante de la sociedad mexicana.
- Tras el asesinato de los sacerdotes jesuitas Joaquín Mora Salazar y Javier Campos Morales en la población de Cerocahui, en la sierra tarahumara de Chihuahua, efectuado el lunes 20 de junio pasado, y en la misa de cuerpos presentes oficiada por el sacerdote jesuita Javier Ávila, este último solicitó: “Respetuosamente pido, pedimos, señor presidente de la República, revise su proyecto de seguridad pública, porque no vamos bien, y esto es clamor popular”. Lejos de escuchar la petición del sacerdote, el presidente, propio como es, reviró 10 días después con una elegante acusación de hipocresía para la iglesia católica, recriminándola de “no levantar la voz durante el sexenio de Felipe Calderón”.
Una respuesta surgió de voz del obispo de Cuernavaca y Secretario General de la Conferencia del Episcopado Mexicano, monseñor Ramón Castro Castro, cuando categórico señaló: “Ahora como nunca el dolor de la cruz se vuelve más intenso por tanta sangre inocente derramada a lo largo y ancho del país. Los índices de violencia y sus estructuras de muerte se han desbordado e instalado en nuestras comunidades”; y él mismo remató el pasado sábado 2 de julio en la cierre de la “Caminata por la paz”, en la capital del estado de Morelos, y enfático señaló: “…abrazos, no balazos, es demagogia, y, hasta cierto grado, complicidad”, y pidió a las autoridades que no claudiquen en su responsabilidad en materia de seguridad y paz social. Finalmente, Ramón Castro agregó que “al lado de nuestro pueblo esperamos una respuesta a la altura de las circunstancias por parte de las autoridades civiles en todos los niveles. Es responsabilidad de quienes gobiernan procurar la justicia y favorecer la paz y la concordia en la convivencia social”, y afirmó que México está salpicando sangre de tantos muertos y desaparecidos, entre ellos 27 sacerdotes.
- No conforme con sumar a la iglesia católica entre sus adversarios, el miércoles en su iletrada sección de quién es quién en las noticias falsas, López Obrador tuvo a bien señalar al publicista Carlos Alazraky cuando en una emisión de su Athypical Te ve, canal de YouTube, comenta con sus invitados de esa ocasión, la periodista Beatriz Pages y el analista político Javier Lozano, sobre los movimientos que se estaban dando en el aeropuerto Felipe Ángeles, AIFA, afirmando que estaban pasando “cosas muy raras”. “Hay aviones venezolanos cargados de venezolanos, están llegando a México sin pasar migración. Estamos llenos de ilegales, de gente sin documentación y no sabemos qué vienen a hacer a México”. La expectativa se centraba en que López Obrador señalaría el tema de la especulación de las afirmaciones sin corroborar, no, el presidente fue más allá y cargó contra Alazraky, quien se ha distinguido por ser un fuerte crítico del propio López Obrador y su pretendida 4t. Así, se despachó el inquilino de Palacio Nacional con un tono violento: “Él es en extremo conservador (Carlos Alazraky), es como hitleriano”, y encarrerado, abundó: “se piensa que porque ya no existe Hitler o ya no existe Stalin, o Franco, o Mussolini, ya desapareció el pensamiento nazista, fascista, el estalinismo, la derecha rancia española. No, eso existe”.
Ese mismo día, en un escueto comunicado firmado por los responsables del Comité Central de la Comunidad Judía en México y el Tribunal Israelita, señalan a nombre de la comunidad que representan que “…rechaza el uso del término hitleriano para referirse a cualquier persona”. Y afirman que “Toda comparación con el régimen más sanguinario de la historia es lamentable e inaceptable”.
En su obcecada manía de imponer su criterio y visión de la realidad, AMLO, el jueves 30 reafirma sus señalamientos contra el citado publicista. Así, con su arcaico pensamiento medieval, el titular del Poder Ejecutivo de México arremete contra el disenso, contra los críticos de su proyecto político de aferrarse al poder mediante la demagogia y la dádiva. Sin importar la atención de los grandes problemas que aquejan a México, y que padecen, en sus efectos millones de mexicanos, en su día a día, el presidente se enfrasca en conflictos reales o ilusorios y le dedica toda su energía y atención, bajo su filosofía vigente de “al diablo con las instituciones” o el “no me vengan con que la ley es la ley”. Confrontar, desunir, agredir, es la constante de este régimen “trasformador”.
- Finalmente, el viernes 1 de julio pasado, muy ufano el presidente en su imaginario, inauguró “una refinería”, la de Dos Bocas u Olmeca, como se le reconoce oficialmente. Sí, una refinería que (aún no sabemos sí por culpa de los conservadores, el neoliberalismo o Felipe Calderón) no refina petróleo, toda vez que no está concluida. Dice el boletín de prensa que “iniciará la etapa de pruebas”, lo que sea que eso signifique. Eso sí, el evento se prestó para celebrar el cuarto aniversario de su triunfo electoral del 2018; ah, y poner en servicio una parte de las oficinas del complejo petrolero. La foto no podía faltar con un grupo selecto de trabajadores entusiastas con el orgullo de la tarea “casi cumplida”. La refinería que originalmente se construiría en un período record de 3 años, pues no se pudo; y que costaría 8 mmdd, pues tampoco, se nos fue a 12 o 16 mmdd. Minucias. Lo importante es que algún día seremos autosuficientes en combustibles. Así la inteligencia de los mexicanos vuelve a ser ofendida por su presidente.