Hay voces que comienzan a repicar en el sentido correcto. Raúl González Alonso, presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Aguascalientes, CCEA, pronunció un comunicado: “Buscaremos que los sectores que conforman el Consejo empresarial pueden presentarle (a la gobernadora electa, María Teresa Jiménez Esquivel) algunas propuestas para que estas sean consideradas previo a que arranque la administración y tendrá que ser el inicio de un diálogo permanente con ella y el sector empresarial”. (Fuente: LJA.MX Claudia Rodríguez Loera. Pretenden establecer diálogo (…), martes 16 de agosto, 2022). Asuntos de su grupo de interés son tales como: a) una nueva regulación en materia de construcción, (ya que actualmente los trámites para los desarrolladores tardan hasta dos años a fin de lograr un permiso); b) Fortalecer el sistema de financiamiento, al referirse al SIFIA (para hacer mucho más ágil el otorgamiento de los recursos); c) Respecto del Fideicomiso de Inversión y Administración, para el Desarrollo Económico del Estado de Aguascalientes, FIADE, (en aras de que continúe contando con activos y bienes para su funcionamiento).
Este pronunciamiento es significativo dado que, contrario a lo que sucede en la relación política del Ejecutivo Federal con el núcleo central del empresariado mexicano, se expresa la importancia de que el proyecto económico de la entidad se garantice desde una relación enfática y explícita entre gobierno local y las organizaciones empresariales. Algo que en administraciones anteriores era y ha sido una práctica normal y concurrente; en la presente administración federal pareciera un hecho de excepción, y sujeto a la voluntad negativa para su acercamiento con tal sector vital a la economía de toda la estructura social; so pena de enturbiar “la pureza” ideológica del proyecto transformacionista que encabeza López Obrador. Esquema polarizador de la sociedad que ensaya la imposición desde el Estado de “los pobres” sobre “los ricos y potentados”, al final, invocación de una dictadura de facto del proletariado, -rancia y resbalosa tesis comunista, tan impracticable como anti-histórica, y periclitada-. Un verdadero apocalipsis, tomado del milenarismo militante más trasnochado, de aguas más que someras, pantanosas.
Esa tesis ideológica, incluso enunciada mediante subterfugios y tramposos sofismas o falacias… – ”El pueblo pone, el pueblo quita”, indica con explícita claridad el odio de clase cargado a dichos pronunciamientos aparentemente puros de un populismo que resulta oportunista, equívoco y al final, mentiroso. Razonamiento que deseo elaborar, invocando la teoría social -científicamente construida- y, luego, con un ejemplo práctico, nacido efectivamente desde la praxis política de un estado como Coahuila, y en buena medida por el propio Aguascalientes y otros estados aún no capturados bajo la égida de Morena. Comencemos.
Primeramente. Bien apunta la teoría del análisis social cuando afirma que las relaciones sociales fundamentales son las de producción, reproducción, circulación, distribución y consumo de una sociedad; esto dicho específicamente del modo capitalista de producción inserto en los estados nacionales contemporáneos, como el de México. En efecto, el capital industrial, mercantil, comercial y financiero dan fundamento al mercado como sitio simbólico del encuentro e intercambio social, como necesario medio de apropiación de satisfactores para resolver las diversas necesidades vitales de la población. Necesidades, por cierto, para cuya resolución no fue concebido; pues su lógica interna es la de acumulación indefinida, autoperpetuada; es al Estado en cuanto institución política fundante al que corresponde velar por esa satisfacción societal esencial, también reconocida como distribución equitativa de la riqueza.
Esa verdad histórica que, a estas alturas, no debiera provocar sorpresa alguna, sobre todo que la vivimos ya en la fase avanzada del capital monopólico, concentrador y globalizado, o mejor dicho mundializado, causa sin embargo comportamientos erráticos, erróneos de origen, en supuestos líderes políticos cuya visión miope, cortoplacista y motivada por intereses sectarios, propalan en los medios de comunicación masiva mentiras tales como el imperativo de vivir, ya no en la “austeridad republicana” -en realidad, escasez económica crónica-, sino en la “pobreza franciscana”… Dicho de autoridad (entiéndase, retórica maniquea) que no se sostiene ante el descarnado voluntarismo de cortar de tajo la relación, precisamente, contra y desde el sector social dueño del capital productivo.
Esta escisión, arbitraria y voluntarista desde todo punto de vista, ha sido reiterada en cada Ley de Ingresos y Presupuesto de Gasto del ejercicio constitucional de gobierno de los últimos cuatro años. Que se invoca al inicio de cada ciclo anual como un gran logro de la visión transformista –“de regeneración nacional”- cuyo gobierno “puede” gerenciar sin el concurso de tal factor clave de la economía política del país; se exhibe como bandera de triunfo de un Estado ilusorio: “sin impuestos” / adicionales. Moneda de cuño de tan falso que se lanza a la circulación pública bajo el espejismo de que son los impuestos prevalecientes, causados por “el pueblo” cautivo (ISR), y aquellos provenientes del consumo (IVA) y los provenientes del mercado de bienes, servicios y valores provistos por el Estado, que conforman el Tesoro de la nación, como masa de capital suficiente, para hacer frente a las obligaciones jurídicas constitucionales a cumplir por el Estado nacional. Ah! ¡Contexto en el cual, queda salvada la pureza ideológica de un gobierno progresista! Refutación práctica, mejor dicho, pragmática, de la necesidad de no pactar con esa “oligarquía rapaz”, conservadores corruptos, expoliadores del pueblo pobre… Mmmmm, ¡Ajá! ¿Todos, en todo? ¿Siempre, en todos los tiempos?
Aquí, en Aguascalientes como estado libre y soberano de la Nación, se perfila un nuevo gobierno con afanes e imperativos sociales de signar pactos, de formar acuerdos, de establecer relaciones convergentes en un pacto productivo de clases y actores sociales indispensables para hacer que el sistema económico funcione en apego a su verdad sistémica, histórica y por estructuración social. Así lo confirma el Consejo Coordinador Empresarial, cuando afirma que: “Derivado de la inflación estacionaria registrada a lo largo del presente año, los empresarios han tenido meses complicados ante el encarecimiento de materias primas utilizadas para su producción, mismas que en algunos casos han incrementado hasta en un 100%”. – Otro aspecto que ensayarán de resolver con el concurso del gobierno del estado. Y, por ello, buscarán junto con la nueva gobernadora resolver un paquete de propuestas para el fortalecimiento de las empresas locales. Y por voz de su dirigente, González Alonso, afirma que: “Queremos que el sistema de financiamiento sea todavía más fortalecido de lo que está actualmente. Que se impulsen nuevos proyectos en los que estamos trabajando. Para nosotros es indispensable que SIFIA continúe operando para que pueda otorgarle crédito a los empresarios” (Nota publicada por El Heraldo de Aguascalientes, https://www.heraldo.mx/empresarios-llevaran-pliego-petitorio-a-tere/. 16 de agosto, 2022).
Con todo lo dicho, este deseo de vinculación empresarial y gobierno local es ya un dato positivo en sí; pero, no satisface sino necesidades y prerrogativas organizacionales del grupo empresarial del estado, lo que ya de suyo es plausible, sobre todo en circunstancias adversas de crisis inflacionaria y señales recesivas de la economía, que toman cuerpo en lo local de la jurisdicción estatal, pero que han surgido del entorno nacional y más allá desde el ámbito global/ internacional. Este tipo de relación empresariado privado y gobierno público debe ascender aún más al ámbito central de las políticas gubernamentales, sea dicho de la propia Política Fiscal, para que tenga efectos reales de mediano y largo plazo, tanto en la estructura productiva como en la dinámica económica general de la sociedad.
Esa disociación de que hablamos, a nivel federal, no debe ser el patrón único y excluyente de la relación obrero-patronal; por el contrario, es imperativo que sea un pacto social del nivel, tamaño y calidad que merece una sociedad moderna y progresista, en efecto, políticamente organizada. Para decirlo de una manera coloquial, la campana mayor de las políticas de estado aún no ha sonado en México, a nivel nacional, sólo lo han logrado unos cuantos estados que han mantenido el arrojo de impulsar esta convicción. Y han mostrado resultados positivos dentro de sus localidades. Pero, queda patente que el futuro y la prosperidad comunitaria del país no será posible, si no somos capaces de superar esas posturas maniqueas, polarizadoras y reduccionistas que pretende el cambio hegemónico el gobierno central, en funciones.
Sin una auténtica Reforma Fiscal, una que supere la atomización de los factores económicos, sea: – La inflación, el estancamiento productivo, el desempleo, el salario bajo e insatisfactorio para la clase obrera y las clases medias, principalmente; el inaceptable estado de subdesarrollo en todos los aspectos del bienestar social, principalmente dicho en materia de la Educación y la Salud, contradicen esa postura federal mendaz de que más allá de la austeridad, hay que aprender a vivir en la “pobreza franciscana”. Es simplemente un sofisma retórico de un populismo chato, ramplón, anti-científico, hegemónico por autoritarismo voluntarista que ya se está quedando sin ideas, como en su momento planteó Lenin, ocurrida la revolución: ¿Qué hacer? Ciertamente, no será vestirnos de sayal, echarnos ceniza sobre las cabezas, postrarnos y lamentarnos del infortunio.
Para bien problematizar esta reflexión y revisar alternativas viables, veamos: -Otro estado nacional, el de Coahuila, ya lo está realizando y muestra resultados fehacientes tan comprobables como inobjetables. Los autores Rubén Aguilar Valenzuela y Rubén Moreira Valdez, publicaron su obra: “Jaque Mate al Crimen Organizado”, Coahuila una estrategia multidimensional para la paz. Ed. Planeta. 28/05/2022. En la que dan cuenta de la importancia que tiene abordar esta problemática desde Lo Local, asumirlo como responsabilidad propia y facilitando la interacción de todos los órdenes de gobierno, todos los sectores de la sociedad, todos los estratos de las clases sociales.
En suma, bajo la visión de un federalismo, integrador y no polarizador; asociativo por convicciones y no disociativo por intereses. En efecto, nuestra salida airosa y con orgullo de la postración y crisis concomitantes está en redefinir un federalismo incluyente, estratégica y científicamente multidimensional, uno con carácter integrador y justamente repartidor de recursos proporcionales a la capacidad de cada cual, como ordena el buen sentido de la Justicia Distributiva; de ninguna manera la prevalencia de “mis obras y proyectos” prometidos en campaña que calcen o no calcen la horma de los zapatos que nos está demandando la realidad.