
No… No hablo de la canción mexicana de ese nombre, himno de facto de Aguascalientes, compuesta por el músico chileno Juan Santiago Garrido y estrenada hace casi 77 años, el 20 de abril de 1945 en el tapanco del señor José García “Pepehillo”, evidentemente durante la edición de ese año de la máxima fiesta local.
Hablo de la coreografía que la bailarina María Elena Cardona creara a partir de la canción, para el festejo con motivo del inicio de la gubernatura del profesor Enrique Olivares Santana, ocurrido el 1 de diciembre de 1962.
La coreografía, usted lo sabe muy bien, evoca a dos gallos en pleno combate, con sus giros y brincos; las retiradas y las arremetidas, “aventando picotazos, quieren hacerse pedazos, pues traen ganas de pelear”, en una serie de movimientos que se me figuran, perdóneme la imaginación, cargados de erotismo (la danza, digo, no las peleas de gallos, que nunca he visto una).
Muchos coreógrafos se han acercado a esta obra, quizá por la razón expuesta, y desde luego por la música y la letra; por esa alegría desbordante. Por lo pronto, cada año, y desde hace no sé cuántos, quizá unos 30, es la danza culminante del Ferial de Aguascalientes, y aquí recuerdo las ocasiones en que estuve relacionado con el espectáculo, el orgullo que causaba en los coreógrafos el que se les encargara este número para que lo prepararan con sus grupos. Entonces, me parece, había una cierta competencia por innovar sobre lo que habían hecho originalmente Cardona y otros después de ella, de tal manera que terminó convirtiéndose en un clásico de nuestro folclor, quizá la danza más interpretada, al igual que la pieza de Garrido. Si me permite la analogía, La pelea de gallos es a Aguascalientes lo que el Jarabe Tapatío a México, o a Jalisco.
La imagen corresponde al Ferial de 2008. Ese año se incluyó un par de jóvenes montados en zancos, pegando de brincos cual gallos de pelea. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected].