La cárcel de Cieneguillas (considerada la de máxima seguridad en Zacatecas) tiene un historial marcado por el autogobierno, la corrupción y colusión de autoridades carcelarias con los cárteles de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación, que se disputan el control del penal. El escándalo más reciente ocurrió el pasado domingo 4, cuando hubo un intento de fuga que, al fallar, detonó disturbios graves en los alrededores… pero la historia de desmanes es larga.
El Centro Regional de Reinserción Social (CERERESO) varonil de Cieneguillas es ejemplo del fracaso y la crisis que padece el sistema penitenciario mexicano. En sus 30 años de operación han ocurrido incontables fugas, motines, riñas y masacres; el más reciente intento de fuga, la noche del domingo 4, desencadenó incendios de vehículos y casetas, bloqueos carreteros y otros incidentes graves.
El resultado fue paradójico: la fuga se frustró porque el camión Torton que los perpetradores pretendieron estrellar contra un muro para abrir un boquete en la barda perimetral, cayó en una zanja que había sido cavada después de la más reciente fuga, esta sí consumada dos meses atrás.
Tiene Cieneguillas un negro historial marcado por el autogobierno, la corrupción y colusión de autoridades carcelarias con los grupos delincuenciales. Actualmente los cárteles de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación (CJNG) se disputan su control, con la misma furia que pelean por el dominio del territorio zacatecano.
En Cieneguillas la ingobernabilidad ha trascendido a los cambios del partido en el gobierno, federal y estatal.
La noche del domingo 4, decenas de hombres con armas de grueso calibre, a bordo de varias camionetas pick up, irrumpieron a las 18:30 horas en las inmediaciones de esta prisión, la más grande y considerada la de mayor seguridad del estado, con el propósito de liberar a un grupo de reos detenidos semanas atrás, presuntamente enterados de su inminente traslado a cárceles de máxima seguridad en otros estados del país.
El Cártel de Sinaloa fue señalado como el autor de la operación, así lo declaró al día siguiente el secretario de Seguridad Pública del estado, Adolfo Marín Marín. Pero fuentes penitenciarias consultadas por Proceso contradicen la versión y sostienen que el operativo criminal estuvo a cargo de pistoleros del CJNG que buscaron liberar a más de una docena de reos, entre ellos varios líderes detenidos el mes anterior en los municipios de Guadalupe y Jerez.
Testimonios obtenidos por este medio relataron que los reclusos del CJNG estaban ya esperando la maniobra para la fuga, habían reventado barrotes y causados destrozos en el módulo que los separa de los internos ligados a otros cárteles. La maniobra falló en Cieneguillas, pero el plan, orquestado por los criminales para concretar el escape de sus líderes presos, estaba ya en marcha.
Casi de manera simultánea, hombres fuertemente armados quemaron automóviles y camiones de carga, que arrebataron a sus propietarios, para bloquear las carreteras que conectan a Zacatecas con Durango, Saltillo, Aguascalientes y Guadalajara, desatando así el terror entre la población.
Aunque la jornada violenta había comenzado horas antes con el asesinato del juez penal Roberto Elías Martínez, atacado a balazos el sábado 3 al salir de su domicilio en la ciudad de Guadalupe, y la emboscada perpetrada el viernes 2 por criminales contra policías municipales de Valparaíso, en la que murieron dos uniformados y otro quedó malherido.
Esas acciones violentas, que dejaron varados a automovilistas e incomunicados durante horas a los municipios de la región centro y a Zacatecas con las entidades vecinas, fueron consideradas por las autoridades del gobierno de David Monreal como “distractores” efectuados por los delincuentes en su intención de consumar el intento de motín y fuga.
Este intento fue “frustrado por nuestros elementos de seguridad”, afirmó la noche del domingo la secretaria de Gobierno, Gabriela Pinedo, mediante una publicación en redes sociales. La versión fue secundada horas más tarde por el secretario de Seguridad, Adolfo Marín, en un videomensaje.
“Hemos tenido reacciones derivado del buen resultado y del quehacer en la estrategia de construcción de paz”, expresó Monreal la mañana del lunes 5. El gobernador calificó lo sucedido como “horas difíciles vividas por la población como una intentona de fuga en el penal de Cieneguillas”, que gracias la coordinación oportuna de la Guardia Nacional, el Ejército y las corporaciones estatales “sólo fue eso, una intentona pero que obligó a hacer un operativo”.
Historia de ingobernabilidad
La madrugada del 16 de mayo de 2009, durante los sexenios del presidente panista Felipe Calderón y la gobernadora perredista Amalia García, un grupo de hombres vestidos como agentes de la Agencia Federal de Investigaciones llegó en varias camionetas con torretas hasta la puerta principal y liberó a 53 reos, en su mayoría integrantes de Los Zetas.
Como mostraron diversos videos y testimonios, la sustracción duró cinco minutos, se efectuó sin un solo disparo y tuvo la complicidad de personal a cargo del centro penitenciario (Proceso 1699).
Una década después, la noche de año viejo, el 31 de diciembre de 2019, ya durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y siendo gobernador el priista Alejandro Tello, un partido de futbol entre reclusos acabó en una riña campal. Miembros de los cárteles del Golfo asesinaron a 16 reclusos y lesionaron a otros cinco en un ajuste de cuentas contra su antiguo líder.
En la masacre se usaron armas cortas que los celadores y policías no hallaron en una revisión hecha 24 horas antes en la que decomisaron drogas, celulares y “puntas hechizas”. Incluso, dos días después, el 2 de enero de 2020, en una segunda riña, otro reo fue asesinado y cinco más, heridos.
En enero 2020 el gobernador Alejandro Tello alertó que Cieneguillas era “una bomba de tiempo” porque no consiguieron entonces que el gobierno de López Obrador atendiera su petición de trasladar a la totalidad de los internos peligrosos; y que la medida de separar a los reos por su grupo delictivo de pertenencia era sólo un paliativo, ya que en realidad “se requiere un nuevo penal”.
En seis años, de enero de 2016 a diciembre de 2021, 28 reclusos fueron asesinados y 58 resultaron lesionados durante 20 riñas suscitadas en el centro, de acuerdo con el sexto informe de la Comisión de Derechos Humanos del Estado, presentado en enero pasado. Durante ese mismo periodo ocurrieron tres motines, con un saldo de 17 lesionados y dos reos fallecidos.
El 6 de mayo de 2020, a las 14:20 horas, 12 internos del Cártel del Noreste escaparon de Cieneguillas por un túnel de 50 metros de largo que, de acuerdo con las propias autoridades, tardaron entre seis y ocho meses en cavar, presuntamente sin que los custodios se percataran. Los reos abordaron un vehículo que los esperaba atrás de la prisión y huyeron con toda tranquilidad.
En el diagnóstico mencionado, el organismo local de derechos humanos precisó que el centro carcelario tiene una capacidad para mil 264 reclusos y que, al 31 de diciembre de 2021, la población penitenciaria era de mil 153, además de que sólo había 113 custodios, es decir, un celador por cada 10 reos.
Además, en el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2020, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos evidenció la situación prevaleciente: la existencia de autogobierno, así como la insuficiencia de personal de custodia y seguridad, 30 celadores por turno, y actividades ilícitas que se realizan al interior.