Raúl Armando Hoyos Hernández y Victor Hugo Salazar Ortiz
El pasado viernes 9 de noviembre se llevó a cabo la 22ª sesión virtual del Seminario Permanente de Ética Animal, auspiciada por el Departamento de Filosofía de la UAA. En esta ocasión nos acompañó la Dra. Anahí Gabriela González, que es licenciada en filosofía por la Universidad Nacional de San Juan Argentina y doctora en filosofía por la Universidad de París 8 en cotutela con la Universidad Nacional de San Martín, Argentina. Actualmente es directora de la Revista Latinoamericana de Estudios Críticos Animales. La conferencia que dictó se tituló Perspectivas interseccionales sobre el antiespecismo: alianzas y resistencias desde la animalidad.
La idea central de la presentación, en palabras de la Dra. Anahí es «compartir la importancia de apostar por un antiespecismo interseccional, es decir, decolonial, antiracista, anticapacitista y transfeminista que abra espacio para múltiples formas de vida, de subjetividades y de otros cuerpos, incluyendo por supuesto a los animales». Lo anterior permite generar una perspectiva más enfática que ayuda a identificar las formas en que el especismo se conecta con lógicas de raza, capacidad y género, de cuya comprensión y análisis se encargan quienes elaboran estudios críticos en torno a los animales.
El especismo nace dentro del contexto de los conceptos de racismo, sexismo y clasismo. Su significado tiene un parecido a los anteriores, es decir, intenta denotar la discriminación negativa hacia las otras formas de animales no humanos a partir de analogías con hechos de discriminación de humanos entre humanos, como por ejemplo los campos de concentración judío en la SGM o el racismo a los esclavos negros. La vinculación debe resultar aquí evidente con los otros –ismos, en tanto son formas, no solamente de discriminación, sino como una estructura de dominación y explotación hacia la vida de los animales que se siguen justificando de la reproducción de los discursos y la operatividad del «Hombre».
Según el antiespecismo, aquello que entendemos históricamente como persona se ha erigido como una ideología en contra de la vida animal, pero también de seres humanos de raza negra, indígenas, homosexuales, lesbianas, transexuales y personas con discapacidad; todos estos individuos han sido reducidos y cosificados, de alguna u otra manera y, por ende, se han visto como productos sacrificables. Tenemos que reconocer que hemos aceptado al varón cisgénero adulto, blanco, productivo y heterosexual como modelo actual de lo que es el ser humano, por ello para la Dra. González, la cuestión de lo animal ocupa un lugar estratégico y es un punto de partida para visibilizar y combatir los procesos históricos de subyugación, pues apostar por la animalidad es lo único que permite desarticular la ficción del binomio categorial humano/animal. Es por esto que, en contra de estas normas hegemónicas, se han levantado diversos movimientos sociales que identifican varios rasgos discriminatorios interseccionales hacia ciertos individuos o grupos humanos, pero más directamente hacia los animales no humanos. En suma, el adversario común a vencer es el constructo histórico de hombre.
Una forma de hacerlo es mediante un feminismo antiespecista que aporta la idea de que la dominación de los animales tiene una vinculación sexista que se ejerce a través de la política sexual de la carne. Antes, no debemos confundir el feminismo normal con el feminismo antiespecista, pues éste es un proyecto de transformación colectiva que surgió apenas este siglo y que, junto con el transfeminismo, son considerados como feminismos proletarios que abren diferentes perspectivas antiespecistas con ópticas interseccionales más amplias.
Para la Dra. González el especismo nunca ha privilegiado a la especie humana en su conjunto, sólo al nicho al hombre, por lo que termina siendo lo superior y la vida que importa, mientras que lo animal es la vida inferior que puede por ello ser un objeto de consumo desechable y asesinable. Es por ello que, si se comprende que la animalización (como estatus del ser) se vincula con las exclusiones históricas de diversas poblaciones humanas, es posible construir un enfoque interseccional que nos impulse a abordar las consecuencias del especismo, no sólo en los cuerpos de los animales humanos, sino en los cuerpos de los animales no-humanos. De ahí que la noción de interseccional sea vital, porque nos permite entender las variadas formas de discriminación que operan juntas y se refuerzan entre sí, que son esos -ismos que hemos mencionado antes; así como una profundización del problema de qué es lo animal dará como resultado un enriquecimiento en el entendimiento de lo decolonial, antiracista, anticapacitista y transfeminista que crítica lo humano.
En el mundo moderno, prosiguió la ponente, se ha distribuido también a la población bajo la noción falsa de raza que convierte, por ejemplo, a las mujeres blancas en reproductoras de la raza blanca (lo humano), mientras que las personas no-blancas son convertidas en animales inferiores, y en los casos más extremos en salvajes y bestias. Si estamos de acuerdo en lo que se ha dicho sobre la categoría de hombre, veremos claramente que es un concepto central que marca el proyecto de la blanquitud europea que busca establecer la manera ideal de ser homo sapiens (lo racional que se aleja de lo animal), por lo que las concepciones de humanidad y animalidad han sido edificadas a partir de infraestructuras raciales. En un segundo punto, si los seres humanos se han definido a sí mismos como excepcionales y superiores, ha sido porque se presuponen ciertas capacidades como seres racionales, libres, caminar sobre dos piernas y/o tener cultura, etc., es decir, los criterios para juzgar lo que es animal y lo que no ha sido por capacidades, en tanto si los animales no-humanos no poseen las que hemos nombrado (y otras) da por sentado su inferioridad (animalidad). El especismo, expresa la Dra. González, es en realidad un capacitismo.
A partir de este recorrido se puede concluir que la noción de animalidad, en el mundo moderno colonial, se encuentra con un trasfondo en las operaciones de codificación de diversos cuerpos como primitivos, irracionales, incapaces o discapacitados que, a su vez, patentizan el capacitismo, logocentrismo y especismo que produce la concepción del cuerpo animal como vida aniquilable y explotable, mientras que fortalece la imagen del hombre blanco, racional, productivo y capacitado.
Invitamos a las personas interesadas a ver la presentación completa de la 22ª sesión en nuestro canal de YouTube llamado Seminario Permanente de Ética Animal, y así conocer la exposición de la Dra. Anahí Gabriela González en toda su riqueza, porque en el presente texto sólo dimos un esbozo.