Mueren 38 personas y varias resultan heridas por un incendio en un centro de detención (ilegal), en Ciudad Juárez. ¿Quién es el culpable? En México tenemos la fortuna de contar con autoridades que en menos de 12 horas encuentran a los culpables: las propias personas que estaban detenidas provocaron el incendio.
Antes, mucho antes, cuando se daba un hecho violento, los titulares del poder de autoridad investigaban qué o quién lo había provocado, los motivos de por qué se había hecho, y con esa base tomaban decisiones para solucionar y generar equilibrio y armonía en los pueblos. Hoy, cuando se da un hecho así, más que importar el por qué y quién lo hizo, simplemente se busca a quién la pague.
En otros países, cuando la autoridad se enfrenta a un conflicto, si bien influye el impacto mediático social del hecho, busca encontrar la causa para controlarla, conocer sus motivos para comprenderla, y finalmente investigar para verificar quién pudo influir en su realización, atenderlo y resolverlo. En caso de que el Estado haya realizado un acto indebido que provocara esa situación, las propias autoridades buscan reparar el daño (basta analizar los casos de los tribunales de amparo españoles, donde el Ministerio Público en múltiples ocasiones emite alegatos a favor del ciudadano afectado, aún en contra del propio Estado que le paga el sueldo).
Pero en México ¿quién es el culpable?, los migrantes, los “viciosos”, los “delincuentes organizados”, las leyes, otros estados, diversas autoridades, órdenes de gobierno distintos, los adversarios, los conservadores, los revolucionarios, los “chairos”, los “fifís”, mis vecinos, los de enfrente, y todo aquello que pueda ser blanco del lavado de manos inmediato para tratar de dar una “solución” pronta y eficaz ante la percepción de la población.
El caso de Ciudad Juárez no fue provocado por seres humanos que buscan sobrevivir a las condiciones nefastas de sus países; estas personas (no “migrantes ilegales”), estaban privadas ilegalmente de su libertad, sin orden judicial, y sin justificación. El aceptar que se tiene un centro de detención controlado por una empresa de seguridad privada, corrobora que la detención es ilegal, pues Constitucionalmente el Estado es el único que tiene el monopolio y está encargado de privar de la libertad a las personas, siempre y cuando lo autorice un tribunal judicial. Personas que se encontraban secuestradas por autoridades, a las que no se les dio los servicios mínimos de bienestar y que, en consecuencia, iban a hacer todo lo posible para recobrar su libertad y derechos. En el momento en que el Estado los encerró, se volvió garante de ellos; es decir, se volvió responsable de su vida, seguridad y libertad. Al no darles esa libertad, afectarles su seguridad y permitir que murieran, es evidente que no es responsabilidad de esas personas, sino de quienes violentaron sus derechos.
Pero ¿qué podemos esperar en un país donde las autoridades Federales, Estatales y Municipales se encuentran enfrentadas atribuyéndose las culpas de todos los problemas que se presentan diariamente?, ¿cuál es el panorama donde la violencia quiere combatirse a través de discursos vacíos y alegando que las leyes no funcionan por lo que deben modificarse para volver a un sistema autoritario y restrictivo con Estados de Excepción y “toques de queda” (sólo en áreas marginadas, claro está)? ¿Cómo podemos evolucionar si cada que una persona es responsable de un hecho carece de valores propios para reconocerlo, y crea escenarios y mentiras para que otros paguen por lo que aquél hizo?
No habían pasado ni 12 horas del hecho en Juárez, cuando la autoridad salió a decir que fue culpa de las propias víctimas. No pasan ni 24 horas de hechos violentos, cuando las autoridades salen a decir que son “delincuentes”, “viciosos” y se matan entre ellos. Si en menos de 24 horas se pueden llegar a esas conclusiones ¿no pudieron haber detectado las condiciones precursoras de la violencia social que permeaba en esos sectores para tratar de prevenirla? Y la solución es promover y publicitar, como si fuera una gracia, el Estado de Excepción y restricción de garantías, regresando al modelo destructivo, inhumano y autoritario, en víspera de las próximas elecciones, ¿pues no que la solución estaba en atender los problemas de raíz y satisfacer las necesidades no satisfechas?
Hace unos días se repetía que, por el incremento de la violencia, vivíamos en un Estado fallido y controlado por la delincuencia. Luego el mundo comenzó a caer financieramente; la crisis, que nadie vio y nadie platicó con ella, apareció de repente, quebrantando las economías nacionales, haciendo caer las bolsas internacionales, y provocando el alza de precios, la baja de salarios y la eliminación de empleos. ¿Esto también será causado por las personas en situación de vulnerabilidad que son calificadas de migrantes ilegales, viciosas, delincuentes, chairos o fifís?
Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda nazi, trabajaba con algunos principios, como el de la Exageración y Desfiguración, que implicaba convertir cualquier información, por pequeña que fuera, en una amenaza grave; el de vulgarización, que era adaptar la información en forma popular, pues la capacidad receptiva de las sociedades es limitada y tienen comprensión escasa; el de Orquestación y el de Verosimilitud, o difundir un número pequeño de ideas, repetirlas incansablemente, una y otra vez desde “diversas perspectivas” y apoyado de “distintas fuentes”; y el de Unanimidad, o llegar a convencer a mucha gente de que piensa como todos los demás, es decir, que se crea que todos piensan igual para crear una impresión de unanimidad sobre un mismo tema.
¿Saben quién es el culpable? si quieren conocer al culpable de la violencia, la discriminación, la intolerancia, la indiferencia, la angustia, la depresión, la pobreza, la escasez, el olvido, entre otros, las y los invito a mirar un espejo…