Mucho se especuló acerca de cómo Andrés Manuel López Obrador había perdido las riendas del proceso de sucesión presidencial tras el anuncio de la renuncia del canciller Marcelo Ebrard a su cargo, lo que generó altas expectativas por la reunión del Consejo Nacional de Morena en el que se establecerían las reglas del juego para elegir a su candidato en el 2024. El partido creado y manejado por el presidente estableció que el 6 de septiembre anunciará al ganador de la encuesta, quien será nombrado coordinador de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación; las condiciones impuestas a los aspirantes revelan que todo se hará tal y como López Obrador quiera.
El acuerdo establece que sólo podrán participar seis aspirantes, cuatro de Morena: Marcelo Ebrard Casaubón, Adán Augusto López Hernández, Ricardo Monreal Ávila y Claudia Sheinbaum Pardo; uno del Partido del Trabajo, Gerardo Fernández Noroña; y Manuel Velasco, por el Partido Verde Ecologista de México; quienes tendrán que renunciar a sus cargos y realizar precampaña del 16 de junio al 30 de agosto, para así participar en la encuesta que dará a conocer al ganador.
Tras la presentación de etapas, fechas y plazos, tanto el presidente del Consejo Nacional, Alfonso Durazo, como el dirigente de Morena, Mario Delgado, realizaron una serie de sugerencias y prohibiciones que muestran que el acuerdo fue una ratificación de las instrucciones de López Obrador: el resultado de la encuesta es inapelable; quien resulte ganador deberá invitar a los otros participantes a formar parte de su equipo en la campaña, Morena les estará otorgando candidaturas para coordinar el movimiento desde la Cámara de Diputados y en el Senado; y tienen prohibido participar en cualquier tipo de debate entre ellos, así como “participar en medios reaccionarios, conservadores, adversarios de la Cuarta Transformación y partidarios del viejo régimen”.
La continuidad con cambio prometida durante el anuncio del acuerdo despersonaliza la contienda, la solicitud de piso parejo por parte de los aspirantes se convirtió en un aplanamiento de la carrera por la candidatura en la que únicamente se podrá hablar de las virtudes de la Cuarta Transformación y cómo defenderán el legado de López Obrador; de ninguna manera se podrán hacer diferencias entre proyectos porque no están impedidos a referirse a los otros candidatos.
No sólo hubo prohibiciones para los aspirantes, también se estableció que, prácticamente, nadie de Morena podrá intervenir en el proceso, desde el presidente hasta los dirigentes de Morena, pasando por gobernadores, presidentes municipales y legisladores.
El acuerdo es similar a los estatutos de Morena, casi perfectos y con una vocación democrática envidiable, el problema es que en el gobierno de un solo hombre, nadie se apega a esas reglas y el primero en violarlas es el mismo López Obrador, además que la adoración de la que goza el presidente convierte a sus seguidores en intérpretes de los gestos y palabras que se dictan desde la conferencia matutina; incluso si todos cumplieran los compromisos, los de Morena están acostumbrados a adivinar las preferencias del presidente y actuar con el propósito de satisfacer los deseos de López Obrador.
Los días siguientes serán terribles para el desarrollo democrático de la sucesión presidencial, acostumbrados a mentir, no faltará el aspirante o apoyador que busque la forma de difundir lo que realmente quiere el presidente, incluso si López Obrador cumple con no entrometerse en el proceso; además, el partido impuso la restricción de con qué medios no pueden hablar los aspirantes, sin dejar claro cuáles son los enemigos de la Cuarta Transformación, pretexto que puede ser utilizado por cualquiera para solicitar que se eliminen nombres de la encuesta; por si fuera poco, al cancelar la posibilidad de debates entre quienes aspiran, se rechaza enriquecer la conversación pública con la comparación de las propuestas de los seis que quieren la candidatura.
Con sus prohibiciones, lo que termina haciendo el acuerdo, es abrir la puerta a la opacidad, ya que los aspirantes tendrán que realizar recorridos por el país para reunirse con la militancia de Morena, que quién sabe si serán considerados en la encuesta y, no sólo eso, no se estableció de dónde saldrá el presupuesto para esos recorridos, por lo que se abre la puerta a los arreglos en lo oscurito entre los múltiples líderes que en todo el país viven de la sombra de López Obrador.
En su intervención, Mario Delgado pidió guardar un minuto de silencio por el fin del dedazo, nadie siguió el chiste del presidente nacional de Morena, la camisa de fuerza que es el acuerdo que deben acatar los aspirantes es una simulación de proceso democrático, una muestra más que los de la Cuarta Transformación no son iguales a los de antes, son peores.
Coda. Continuidad con cambio es una frase hueca que en realidad establece que el proceso de transformación establecido por López Obrador deberá ser mantenido por su relevo, quien sin importar quién sea, se ha comprometido a seguir en el gobierno el proyecto del presidente; de ganar el 2024 el candidato de Morena lo que vamos a ver es la prolongación de un gobierno que responde sólo a la voluntad de un hombre.
@aldan