El impacto de la plantación de árboles exóticos en Aguascalientes - LJA Aguascalientes
12/11/2024

En esta entrega, quiero retomar el contenido de algunas de las charlas que he tenido con mi amigo Charly (Carlos Armas), quien fue funcionario público en áreas relacionadas con el medio ambiente durante varios años y que actualmente labora en la PROESPA. No quisiera pasar por alto el hecho de que él ha sido un aliado muy importante para la asociación Movimiento Ambiental, pues se ha encargado de dar atención, apoyo y seguimiento a varios de los reportes realizados a través de nuestros grupos de redes sociales, además de que actualmente está involucrando al personal de la PROESPA en nuestro proyecto de restauración ambiental en el Parque México. Me enorgullece decir que gracias al trabajo colaborativo entre Movimiento Ambiental y la Procuraduría, así como de otras instancias no gubernamentales (Home Depot Aguascalientes, alumnos de la carrera de Filosofía de la UAA, alumnos del Grupo Tecnológico Universitario, Red Juventud Sindical sección XXI, vecinos de Villa Teresa y los Encinos), estamos por llegar a los mil árboles protegidos este año.

Esta ardua labor, que venimos realizando desde hace tres años, nos ha llevado a reconocer la sapiencia de la naturaleza y, sobre todo, a darnos cuenta de que no podemos invadir zonas con árboles que no son aptos para nuestra región. Como claro ejemplo de esto, recordemos lo ocurrido en 1997, cuando una helada caída en Aguascalientes provocó que se quemaran y murieran, por toda la ciudad y algunas partes del estado, muchísimos árboles exóticos (ficus, eucaliptos, pirules, jacarandas, palmeras, cipreses, entre otros). En cambio, los árboles nativos, como son los huizaches, varaduz, palo bobo y mezquites, se mantuvieron vigorosos. Esta es tan sólo una de las razones por las cuales debemos procurar la protección de los árboles nativos y por qué no es recomendable plantar exóticos en nuestra ciudad, ya que hay otras implicaciones a considerar que también son importantes.

Ya he comentado en entregas anteriores que algunas administraciones pasadas se dieron a la tarea de plantar árboles en la ciudad y sus alrededores, sin embargo, esto lo hicieron con especies exóticas de rápido crecimiento sin visualizar que, a largo plazo, podrían provocar daños en la infraestructura pública y privada, y es que varias de ellas poseen raíces fibrosas que se desarrollan por encima del suelo levantando el pavimento de las banquetas y en el arroyo vehicular, también provocan fracturación en las bardas y en los aljibes en su búsqueda de agua; además, si por casualidad las raíces se topan con una fuga en las tuberías, eso bastará para que entren y provoquen graves perjuicios en la red. Otra de las razones por la que no es recomendable plantar árboles exóticos es porque las raíces fibrosas, al no estar fijadas profundamente en el subsuelo, los árboles corren el riesgo de caer con mayor facilidad, particularmente con los fuertes vientos que afectan a la entidad durante la temporada anual de lluvias, generando la pérdida de bienes materiales cuando estos caen encima de autos o casas. De hecho, hace poco se dio a conocer que la caída de varios árboles provocó daños en más 77 fosas en los panteones de La Cruz y Los Ángeles (https://acortar.link/9vNuw6). Por último, la mayoría de las especies exóticas tienen una vida muy corta. Por ejemplo, los ficus (especie predilecta para las arbolizaciones) sólo viven entre 20 o 30 años, así que pasado este tiempo es muy probable que el árbol caiga de manera natural por sí mismo, sin importar que haya abajo (¡ups!); en cambio, los huizaches y mezquites superan los 200 años. Al final, los problemas ocasionados por los árboles exóticos fomentan que la ciudadanía que recibió estos árboles por parte del gobierno en décadas pasadas (sin duda con muy buenas intenciones), hoy sea la misma que solicita su derribo.

Por otro lado, no hemos podido evitar hacer mención en nuestras conversaciones (de Charly y mías) el hecho de que hace apenas un par de administraciones, a un gobernador se le ocurrió adornar con palmeras tropicales algunas de las avenidas principales de nuestra árida ciudad, queriendo hacerla lucir como Beverly Hills. Ese capricho provocó que se pusieran de moda y su presencia se extendiera por toda la ciudad: en las calles de las colonias, en los patios de las casas, en los centros comerciales, etc. Con estas plantas arborescentes (ya que las palmeras no son árboles), enfrentamos otro tipo de problemas. El primero de ellos es que no generan ningún servicio ecosistémico (captura de carbono, fijación de suelo, refugio de aves o pequeños mamíferos) en nuestra entidad; el segundo es que son fuertes extractoras de agua (como los eucaliptos y las jacarandas), ya que absorben cotidianamente grandes cantidades de este líquido vital provocando la erosión del suelo; el tercero es que dañan el cableado debido a la altura que alcanzan y la flexibilidad de sus ramas, particularmente cuando hay viento; y finalmente, no ofrecen sombra que pueda inhibir las islas de calor en las calles.

Lamentablemente, debido a la falta de sensibilidad para observar y escuchar a nuestra Madre Tierra, sumada a la negligencia e ignorancia de las autoridades ambientales que no han puesto atención a este problema durante décadas, y que continúan plantando árboles exóticos de rápido crecimiento por mera apariencia estética (ejemplo de esto el parque ciudadano al lado del velódromo), se generaron y siguen generando estos inconvenientes para la ciudadanía a la que, en muchos casos, no le queda otra opción que acabar con la vida de sus árboles, aunque sea en contra de su voluntad. Por ejemplo, hace poco, un colegio derribó varios árboles exóticos que estaban provocando daños a su infraestructura, a pesar de la oposición ciudadana, la cual solicitó que no se les permitiera hacerlo. El sacrificio de esta masa arbórea vino acompañado de más mortandad como se narra a continuación: “Tuvimos la tristísima experiencia que el mes pasado que estuvieron las máquinas arrasando con la vegetación en el terreno que colinda acá con la entrada a la escuela, al hacer el ruido y pasar por las madrigueras de los tlacuaches y conejos de campo, acabaron con ellos. Teníamos más de 10 años de recibir aquí tlacuaches y darles de comer, creyendo que estaban aquí en el terreno y nos dimos cuenta de que venían de ese terreno; llegaron algunos heridos y no sobrevivieron, y tenemos casi un mes sin verlos, ya no viene ninguno.” (Testimonio de uno de los vecinos de la zona compartido en las redes sociales de Movimiento Ambiental).

Parece” que la miopía obtusa de las autoridades gubernamentales mejora, pues está comenzando a divulgar más información a través de infografías en redes sociales y trípticos impresos en los que se ofrecen listados (muy básicos) de qué árboles son convenientes para arborizar nuestros espacios ciudadanos y cuáles no. Esperemos que esto contribuya para que en mediano y largo plazo podamos contar con un Aguascalientes responsablemente más verde.



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