Inicié la redacción de este Banquete haciendo un repaso de lo que, desde mi punto de vista, han sido faltas graves en el manejo de la cultura en la presente administración, pero se me agotó el espacio, entonces borré y guardé mis apreciaciones para la próxima entrega, finalmente el objetivo es la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, ya lo comentaremos la próxima semana en la tercera entrega de esta serie.
Y es que siempre me distraigo y acabo divagando, pero ubiquémonos, el tema es principalmente la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, el principal músculo cultural de Aguascalientes, el más grande orgullo cultural del estado.
Te comentaba la semana pasada en este mismo espacio que fui al ICA a solicitar una entrevista con el director general del Instituto, Alejandro Vázquez Zúñiga y hasta la hora de escribir las presentes líneas no he recibido respuesta, así que hago por este medio algunos de los cuestionamientos que le quería hacer en persona, por ejemplo, ¿de qué manera ayuda o beneficia a la Sinfónica haber participado en la llamada Corrida de la Insurgencia?, los músicos fueron insultados, agredidos verbalmente por un sector del público que evidentemente no entiende de qué se trata una orquesta. En la película de Quo Vadis, Séneca le dice a Nerón: “la turba es un animal salvaje, y con los animales no se razona”, no se trata de pedir respeto al público, el punto es que la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, “esa fina pieza de cristal cortado”, como la definió el maestro Luis Herrera de la Fuente, no tenía que estar ahí, difícilmente creo que alguien podría haber disfrutado de la música de nuestra máxima entidad musical. Entre los muchos comentarios que escuché, no faltó el que dijo, con toda razón, que le resultó muy desagradable estar escuchando uno de los valses de Tchaikovsky mientras el toro emitía con dolor sus estertores de muerte, me hizo pensar irremediablemente en la película de la Naranja Mecánica de Stanley Kubrick.
Lo cierto es que la OSA está verdaderamente descuidada, por no decir abandonada, de la base de 80 músicos que tiene, ahora sólo se cuentan 66, recordemos que en los tiempos del maestro Barrios, entre 2000 y 2004 eran 90 músicos, y el promedio de entrada a los conciertos era de 900 personas, tristemente ahora vemos que no se han renovado las bases de quienes se han jubilado, o por la razón que sea, ya no son parte de la Sinfónica, si bien es cierto que este problema viene desde la pasada administración, esperábamos, -pequé de ingenuo-, que en esta nueva administración se pudieran contratar a esos músicos, y la verdad es que no entiendo la razón, supongo que el presupuesto para la OSA está etiquetado, es decir que no se le podría dar otro uso, finalmente es parte de la nómina, y el ISSSSPEA no tarda más de dos semanas en liberar una base, aunque en este caso la dinámica es diferente, para entrar a una orquesta hay que abrir la convocatoria para audiciones, pero no se han hecho y la OSA tiene que tocar la Sinfonía No.3 de Bruckner que exige una masa orquestal muy generosa, con sólo cuatro violoncellos, y sin embargo lo hicieron, es grande la OSA, sin duda, y se ha sublevado a cualquier adversidad y saldrá airosa de este pantano.
Y ya que hablamos de convocatorias, debería también elegirse el personal administrativo, específicamente al gerente, jefe de personal y bibliotecario a través de una convocatoria en donde demostrara que su perfil laboral es el adecuado para desempeñar determinado puesto. Desconozco los criterios para el nombramiento de, por ejemplo, el gerente de la OSA, pero sería genial que alguien nos explicara qué estaba haciendo ahí Elsa Guzmán, no dudo de su compromiso y profesionalismo, simplemente que ese no era su lugar. De acuerdo, ya no está, no sé si ella renunció o la quitaron o la cambiaron de dependencia, la verdad no me interesa saberlo, lo que me tiene preocupado es quién ocupará ese puesto. Lo cierto es que desde que el ingeniero Salvador Meza fue removido de la gerencia de la OSA, a pesar de su excelente trabajo, compromiso y profesionalismo, no ha habido quien pueda ocupar ese lugar dignamente, y ya pasaron, si las cuentas no me fallan, más de seis años.
En el primer informe de gobierno se nos dice al pueblo que se han invertido 320 millones de pesos en cultura, pero la Sinfónica no tiene para imprimir los programas de mano, y me duele hasta las entrañas ver los programas de la Corrida de la Insurgencia, imposible no sentir coraje, impotencia.
Quiero pensar que parte de esos 320 millones de pesos serán empleados en solventar los gastos de la cuarta temporada con la que la Orquesta Sinfónica cierra el año, la temporada inicia casi inmediatamente después de terminar esta que se cierra el día de hoy en el Teatro Aguascalientes.
Para cerrar la entrega de esta semana, es necesario estimular en el Congreso del Estado el nombramiento de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes como patrimonio cultural del estado, me estoy enterando que la Sinfónica de Yucatán acaba de recibir ese nombramiento y es algo maravilloso, felicidades al maestro Areán quien está al frente de esta entidad musical, se le extraña por estas tierras maestro.
Y finalmente, la OSA ya no puede seguir dependiendo del ICA, es una entidad lo suficientemente grande y sólida como para ser considerada una dependencia de Gobierno del Estado, pero, insisto, ajena al ICA. Ahí lo dejo por hoy, pero esta historia continuará.