Catedral Metropolitana: El hundimiento no se detiene en CDMX - LJA Aguascalientes
03/12/2024

No obstante las reparaciones que el mayor monumento colonial de México ha recibido en este sexenio, el problema sigue vigente debido a que el convenio con el Instituto de Ingeniería de la UNAM está detenido, según ratifica el especialista en Geotecnia Efraín Ovando Shelley

Texto por Judith Amador Tello

 

Como hace 34 años, cuando el 11 de abril de 1982 durante una conferencia del Cronista de la Ciudad Guillermo Tovar de Teresa, los días 21 y 22 de agosto pasado las intensas lluvias se filtraron por la bóveda de la Catedral Metropolitana y evidenciaron que “nuevas” grietas siguen abriéndose por doquier.

El proceso de deterioro de la estructura arquitectónica del monumento histórico, y sus consecuentes daños a las obras artísticas que alberga, como retablos, pinturas y esculturas, no se detendrá mientras no se atienda –literalmente– a profundidad el problema central en el subsuelo, es decir, en los hundimientos diferenciales.

Así lo ratifica el especialista en Geotecnia y en el hundimiento de la Ciudad de México, Efraín Ovando Shelley, investigador del Instituto de Ingeniería (II) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en entrevista con Proceso, al señalar que el fenómeno sigue afectando a la catedral y otros edificios virreinales de la zona, incluso a algunos de la época moderna.

Debe recordarse que desde principios de los años noventa, el Instituto había mantenido una colaboración permanente con las instituciones responsables de la política cultural del país, lo cual ya no opera al cien por ciento. Es decir, primero con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (y después cuando cambió a Secretaría de Cultura), en la época en que estuvo al frente del proyecto de recuperación de la Catedral el arquitecto Sergio Zaldívar Guerra (1934-2022), quien convocó a varios de sus especialistas en geotecnia y mecánica de suelos.

Uno de ellos fue Ovando; igualmente en ingeniería estructural, los ingenieros Roberto Meli Piralla y Roberto Sánchez. Participaron expertos de otras instancias, entre ellos los también ingenieros Enrique Támez (1925-2020) y Enrique Santoyo (1936-2016).

Sin embargo, explica Ovando, doctor en Mecánica de Suelos por el Colegio Imperial de Ciencia y Tecnología de Londres, el convenio ya no está operando al cien por ciento, pese a que en las restauraciones recientes colaboraron los ingenieros Meli y Sánchez, “prácticamente de manera altruista”, porque consideran que el instituto tiene la obligación social de contribuir a preservar los monumentos del patrimonio cultural de México.


Sólo que el problema de fondo, enfatiza, no se resuelve con “los escasísimos recursos que se han destinado a la Catedral durante el régimen actual”.

Para la primera etapa de intervención, concluida en agosto de 2021, la Secretaría de Cultura destinó 20 millones de pesos (mdp), y se incluyó mantenimiento al sistema de pilotes. Hace un año terminó la segunda, con alrededor de 54 mdp. Y para la tercera etapa, que está por iniciar, otorgará 11 mdp.

Según información de la titular de Cultura, Alejandra Frausto, en esta última fase se restaurarán vitrales, las esculturas caídas durante el sismo de 2017, y “una revisión muy minuciosa de estas otras pequeñísimas fisuras que no tienen que ver con daños (de) los sismos… todo eso se va a atender, además del Sagrario”.

Las declaraciones de la funcionaria se dieron en el marco de una visita a la Catedral, el 23 de agosto, después de las intensas lluvias, a la cual asistió también el arquitecto Arturo Balandrano Campos, director general de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de la SC.

Los recibió el rector del templo, Ricardo Valenzuela Pérez, quien antes había dado cuenta a los medios sobre afectaciones en los altares del Perdón, de los Reyes y Mayor, así como de desprendimientos de piedras y daños “menores” en retablos, pisos y áreas de acceso al público. El propio clérigo lo consideró una falla de la restauración, que atendería los daños del sismo.

A través de un comunicado oficial del mismo 23 de agosto, la SC descartó una restauración fallida y aseguró que se trata de nuevas grietas “detectadas a partir de las lluvias”, que ya se están atendiendo. Se añadió que “como nunca, se ha preocupado por atender este monumento por lo que, derivado de los sismos de 2017, se diseñó un plan de trabajo para garantizar la seguridad y estabilidad estructural del mismo…”.

La idea ha sido reiterada en la propaganda del V Informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien caminando por uno de los jardines de Palacio Nacional, asegura que se ha avanzado en la reconstrucción de obras por los daños de los sismos, entre ellos el Palacio de Cortés de Cuernavaca, con los murales de Diego Rivera, “y escuchen las campanadas de la Catedral que también se rehabilitó”.

Compromiso

Para el doctor Ovando las filtraciones por la lluvia son un recordatorio de que no tiene sentido estar tratando de cerrar grietas, si no se continúan con las obras de subexcavación iniciadas con el arquitecto Zaldívar. Llamado Proyecto de Nivelación Geométrica de la Catedral, el plan consistió en extraer tierra y lodo de las partes elevadas, para posteriormente reforzar con morteros el subsuelo y que el edificio se hundiera parejo, no en forma diferenciada.

Pero, por lo menos desde los últimos años del gobierno de Ernesto Zedillo, el presupuesto para el monumento comenzó a disminuir drásticamente al punto de que no se ha intervenido para fortalecer esos trabajos, con lo cual se pone en riesgo su estructura.

En la edición 2413, del 29 de enero pasado, en el todavía semanario Proceso (ahora mensual), el doctor Ovando y el ingeniero Roberto Sánchez advirtieron que ni siquiera –como cuando se llevaban a cabo los trabajos de nivelación geométrica– se continuaba al cien por ciento con el monitoreo que permite saber cuánto ha vuelto a hundirse la Catedral, la más importante de América, que ha permanecido por siglos y tiene en su haber la huella de Manuel Tolsá.

Ovando reitera ahora que se requiere de un financiamiento para renovar y actualizar los equipos de medición.

Colaboradora cercana de Zaldívar durante décadas, Flor Natividad González recuerda que el arquitecto, con la intervención del ingeniero Pier Paolo Rossi (fallecido el 26 de agosto pasado), a la sazón director del Instituto Modelli Strutturale de Italia, logró que la empresa Ente Nazionale per l’Energía Elettrica (Enel) donara esos equipos de monitoreo computarizado, y no se han renovado desde entonces.

Hace ya unos años, el Instituto de Ingeniería logró un pequeño financiamiento para unos estudios exploratorios, pero es necesario un monto mucho mayor para hacer una intervención profunda y lograr “la permanencia del monumento por unos decenios más”, insiste Ovando.

No se trata de hacer restauraciones cosméticas como el relleno de grietas; de hecho lo considera benéfico al recordar la intervención de la torre poniente, cuando estuvo rodeada de “unos andamios bastante aparatosos”, por el ingeniero Sánchez con asesoría de Meli, y fue una “maniobra muy delicada y precisa, con el control del Instituto de Ingeniería”.

Reitera que el II tiene una obligación social, pero la SC debe cubrir los gastos derivados de esos trabajos a la UNAM, no de los ingenieros –aclara–, por que a ellos no los contrata la secretaría, pero sí de los materiales, recursos, equipos que se requieren para estas labores y estudios, si bien por ahora no se han cubierto.

No obstante, espera que los convenios de colaboración entre ambas instancias se renueven y mantengan, y expresa su disposición a seguir contribuyendo en lo personal, no sólo en la Catedral, sino en otros monumentos del patrimonio cultural, que están siendo afectados por el hundimiento de la Ciudad de México.

Lo hace también como un homenaje a la memoria del arquitecto Sergio Zaldívar, “y a todos los grandes maestros que ya no están, Santoyo, Tamez, porque no podemos permitir que esto se destruya”, y enfatiza:

“Sabemos que nada es para siempre, pero podemos ampliar el reloj de vida de la Catedral en décadas, aunque tiene más de 20 años que estuvo prácticamente olvidada”.

El mismo Palacio Nacional, donde habita López Obrador, señala, necesita de mantenimiento y de reforzar los trabajos del subsuelo, “no se vaya a caer ahí un trozo en la cabeza de alguien, ¡imagínese!”.

El arquitecto Zaldívar fue también quien intervino hace más de 20 años Palacio Nacional. Creó el jardín donde ahora aparece López Obrador en la promoción de su V Informe, luego de demoler un par de edificios del conjunto Landa, que no correspondían a las épocas antiguas del edificio sino a los años setenta del siglo XX, y en cambio incrementaban el hundimiento diferencial.

Remodeló, asimismo, el antiguo Congreso de la Unión (donde se aprobaron las Leyes de Reforma), y recuperó, según recuento de Flor González, el Salón de la Tesorería (ahora llamado Guillermo Prieto), con el fin de que Presidencia contara con un lugar digno para recepciones oficiales y dejara de pagar altos costos en lujosos hoteles. Ahora se realizan ahí “las mañaneras”.


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