El fin de sexenio transformador/ Bravuconadas  - LJA Aguascalientes
03/10/2024

Es innegable que el régimen que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador es muy hábil para camuflajear entre no una, sino varias cortinas de humo, una realidad que ponga en evidencia las fallas o déficits del programa propuesto para México desde su arribo al poder en 2018 y que conocemos como la Cuarta Transformación o 4t.

Efectivamente, la aspiración transformadora del presidente, llegaba a señalar que el país había transformado su realidad histórica en tres momentos previos y que estaban registrados en la memoria nacional, a saber, la Independencia de 1810, seguida por la Reforma de 1857, para cerrar con la Revolución de 1910.

El sueño aspiracionista de López Obrador era impulsar un movimiento de esas magnitudes y promover la 4t. No fue claro desde el principio y no aclaró sí era realizar esa transformación o sólo iniciar su gestación.

Acabar con la corrupción, erradicar la inseguridad, mejorar los servicios de salud y de educación, promover un crecimiento económico anual al 6% (aunque después matizó y precisó que sería progresivo durante su administración), no contratar deuda pública, distinguimos entre los compromisos de la transformación lopezobradorista más sonados.

Según el Índice de Riesgos de Corrupción (IRC) elaborado por el IMCO en 2023, en 184 instituciones federales (71%) aumentaron su riesgo de corrupción en compras públicas. En 2022, las instituciones públicas federales adjudicaron dos millones 500 mil pesos a empresas fantasma, 107 millones 868 mil a empresas sancionadas y tres mil 474 millones a empresas de reciente creación.

En el Gobierno de la “transformación”, persisten y aumentan las prácticas de contratación que obstaculizan la competencia, la transparencia y el cumplimiento de la ley. En este rubro, la 4t falló.

Pasando al tema de la inseguridad, y con base en datos de los propios organismos del Estado mexicano, tenemos lo siguiente. Con cifras preliminares del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), durante el 2022 se registraron 32,223 homicidios dolosos.

Con esa cifra y el acumulado al 25 de julio de 2023 del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), el gobierno de López Obrador es la administración más violenta de la historia reciente de México con 156,479 muertes intencionales. La inseguridad en el país no sólo no disminuyó, sino que se incrementó significativamente en lo que va el gobierno de la 4t. Otro tache.

La salud pública y la educación en el país ha sufrido un grave deterioro que no requiere mucha sustentación estadística para precisar su impacto negativo en la calidad de vida de los mexicanos. Basta con observar la propuesta de presupuesto para el 2024 para observar la importancia que el régimen lopezobradorista le otorga al tema de la salud de los mexicanos.


Para el próximo año, el presupuesto para el sector salud del país acusa una disminución del 55%, luego, los mexicanos deben sufragar de sus bolsillos sus gastos de este tipo de servicios, así como de los medicamentos necesarios para conservar su salud. Ya no hablemos de la desaparición del Seguro Popular y el escandaloso fracaso del INSABI, sustituido por un nuevo experimento oficial del IMSS Bienestar, a sólo 54 semanas de que termine el sexenio de “la esperanza”.

Respecto a la educación, es difícil opinar ante el secretismo y opacidad del gobierno al no ser transparente en lo que entiende por la “Nueva Escuela Mexicana”, y que la elaboración de sus programas institucionales son motivo de reserva por cuestiones de “seguridad nacional”, pero que han sido cuestionados por una gran mayoría de los padres de familia, además de encontrar elementos legales contra la forma de su elaboración por el Poder Judicial, que han provocado que en varios estados se detenga su aplicación y el uso de los libros de texto gratuitos. Un desorden en la materia educativa en un país con marcados rezagos y deficiencias como lo es México. Otra falla cuatrotera.

En materia económica, desde el inicio de la presente administración, el crecimiento ha sido marginal, en el primer año fue apenas menor al 1%, mismo que se agravó con la aparición de la pandemia de 2020 y 2021, que impactó en el sector productivo nacional y específicamente en el mercado laboral de manera grave, independientemente del desempeño de los socios del T-MEC, particularmente de los EU, que, afortunadamente, retomó pronto su camino y recuperación económica, aún a pesar de su confrontación con China, y que, a la larga, benefició a México providencialmente con el fenómeno del nearshoring o la reubicación de las cadenas de producción de otros países, en particular de Asia, a zonas más cercanas al mercado norteamericano o nuestros más de 3 mil kilómetros de frontera con el vecino del norte.

Así, México de manera, llamémosla, afortunada ha logrado estabilizar el crecimiento por la localización geográfica, permitiendo una recuperación mediante un incremento de las exportaciones y la acción solidaria de los paisanos que han emigrado a los EU y el envío de sus remesas. Circunstancialmente, el país logró avanzar casi con un 3% este año, insuficiente aún para recuperar la pérdida de más del 8% de la pandemia. También en este sector la 4t ha quedado a deber.

Finalmente, el no incremento de la deuda pública tan cacareado por el gobierno en funciones igualmente representa una falacia más que el presidente ha encontrado la forma de esconderlo en su retórica cotidiana, pretendiendo engañar a los mexicanos, afirmando, con escapulario puesto, que no ha crecido en lo que va de su administración. Falso. Sólo basta ver su incremento en el proyecto de presupuesto 2024, que considera un déficit presupuestal del 5.4% del PIB, mismo que habrá de financiarse contratando deuda ¿si no cómo? Otra mentira transformadora.

El resultado de lo anterior explica a estas alturas del sexenio, el fracaso de la 4t en su afán de “transformar” México. “Es que los gobiernos neoliberales…” Nada, no hubo cuarta transformación, sólo un fracaso mayúsculo con un gobierno desorientado e incapaz de reconocer sus graves limitaciones.

Así llegó el fin del sexenio transformador.

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