Parece como si nosotros, personas a las que nos interesa el arte en cualquiera de sus expresiones, a los que nos interesa el desarrollo cultural y lo vemos como una forma de crecimiento social mucho más importante de lo válido que pueda ser considerar la cultura sólo como esparcimiento, tuviéramos diferentes prioridades que los encargados de regir el curso de la vida cultural de Aguascalientes, y esto lo expreso desde dos perspectivas diferentes, una, simplemente como un convencido consumidor de la generosa oferta cultural que siempre ha tenido Aguascalientes, a pesar de todo, lo digo como un melómano que cada viernes asiste a los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, cada año al Festival de Música de Cámara, como un melómano que espera con ansia y legítimo interés el próximo concierto del ensamble Ars Sonui, del Cuarteto White, -uno de los mejores de México, no tengo duda-, o del ensamble Cellosollec, pero también lo digo como un periodista cultural, esa especie en peligro de extinción, interesado y preocupado por el manejo de la cultura en esta administración.
Como te lo comenté, amigo lector en la primera entrega de esta serie que hoy llega a su carta parte, busqué a Alejandro Vázquez Zúñiga, director general del Instituto Cultural de Aguascalientes, para comentar directamente con él acerca de estos temas que yo cuestiono y que me preocupan, es la cuarta vez que solicito una cita con él y nunca he tenido respuesta, ni siquiera puedo decir que no he tenido una respuesta favorable, simplemente no he tenido respuesta, considerando esto, propongo mi punto de vista y hago pública mi preocupación, específicamente por lo que está sucediendo al interior de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, considerando que la OSA es, a pesar de que probablemente algunas personas podrían no estar de acuerdo, el principal músculo cultural del estado, y porque además, contar con una orquesta, lejos de ser un lujo, es inobjetablemente un privilegio, pero sobre todo, y reitero el comentario que he hecho anteriormente en este y otros espacios, es una necesidad. Un estado, una ciudad no pueden ser evaluadas con un nivel de vida favorable si no cuentan con una orquesta. Tener una orquesta favorece las inversiones con todo lo que esto representa, además de que una orquesta se convierte en parte del perfil y de la personalidad de la ciudad.
Recuerdo con nostalgia que cuando esta nueva versión de la OSA se reactivó en 1992, recordemos que por lo menos desde 1923 podemos comprobar que en nuestro estado hay una entidad musical llamada Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, había una señalética en los cuatro accesos a la ciudad que decía con orgullo: “Aguascalientes, ciudad con orquesta sinfónica”, y esto no es sólo un asunto de presunción, que por supuesto, contar con una orquesta sí hay que presumirlo, pero más allá de eso, es un compromiso, es decir, no es cualquier ciudad, es una ciudad con Orquesta Sinfónica, eso te da prestigio, te da un estatus por encima de las ciudades que no tienen orquesta, es un principio fundamental de crecimiento, de desarrollo, de compromiso con la población, es la búsqueda de un mejor nivel de vida, es atractivo para los inversionistas, y esto urge que sea entendido al pie de la letra por las autoridades.
Tener una orquesta sinfónica no nos cuesta, es una verdadera tontería manejar el costo beneficio como si se tratara de una empresa, ya le he comentado anteriormente en diferentes espacios, la cultura en general, la orquesta de manera particular, no es un negocio, es un servicio que el gobierno, en este caso, da a la ciudadanía. La OSA se ha debilitado en su cantidad de integrantes, de los 80 músicos que se tenían sólo quedan 66, asunto que me resulta incomprensible porque el presupuesto para la nómina está etiquetado y no debe ser usado para otro fin, así que no entiendo por qué no se abre la convocatoria para audiciones y contratar nuevos músicos.
Estamos en el año 2023, los registros nos dicen que por lo menos desde 1923, hace cien años ya existía la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes y daba conciertos en el Teatro Morelos, aunque a lo largo de este siglo la OSA ha tenido una vida intermitente, a diferencia de la de Xalapa, fundada en 1929 pero con una continuidad inobjetable, por lo que concluimos que la orquesta más antigua de México es sin duda la de Xalapa, pero la primera en haberse creado es la de Aguascalientes.
Siendo así, me parece que ahora que se cumplen cien años del primer registro comprobable de la existencia de una sinfónica en Aguascalientes es un buen pretexto para estimular desde el Congreso del Estado el nombramiento, justo y merecido de la OSA, como patrimonio cultural del estado, pero también que la OSA, si bien debe seguir perteneciendo a Gobierno del Estado, es necesario que sea independiente del Instituto Cultural de Aguascalientes, no sé, quizás como un OPD que maneje sus propios recursos a través de una gerencia y que la propia sinfónica tenga poder de decisión en quien será su director, y quiénes serán los que la administren, gerente, jefe de personal y bibliotecario entre otros puestos. Sé que se ha nombrado un nuevo gerente, su nombre es Fernando Pérez Figueroa, sé que tiene una licenciatura en administración de empresas por el Tec de Monterrey, desconozco si su perfil sea el adecuado o si tenga experiencia y sensibilidad en el manejo de una orquesta, le concedemos el beneficio de la duda.
