En esta serie de entregas dedicadas a la OSA he manifestado mi preocupación, pero también mi indignación por lo que está sucediendo actualmente con la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, y es que estamos hablando del principal músculo cultural del estado, de una institución que debería presumirse en todo el país y en el extranjero como el principal orgullo cultural de Aguascalientes, porque lo es. Es una orquesta tan noble y profesional que a lo largo de 31 años la he visto salvarle la cabeza a más de un director que se pierde en los intrincados laberintos de una partitura, o que simplemente no estudió debidamente el material que reposa en su atril.
Hay documentos que avalan la existencia de una organización musical que trabaja de manera profesional con el nombre de Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, por lo menos desde 1922, yo cuento con archivos que avalan su antigüedad desde 1923, la foto de un programa de mano en el que se promociona un concierto celebrado en el Teatro Morelos el sábado 18 de agosto de 1923 a las 20:45 horas con la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes interpretando la “Sinfonía No.3 Heroica”, la “Romanza para violín y orquesta, Op.50”, y el “Concierto para piano No,3 en do menor”, todas las obras del compositor alemán Ludwig van Beethoven contando con la participación del maestro Antonio Ruiz Esparza solista al violín en la Romanza, y el maestro Severiano Varela, solista en el concierto para piano, la dirección a cargo del maestro Apolonio Arias, director titular en ese tiempo de la OSA. Sin embargo, la historia que sostiene que en 1922 se fundó la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes tiene sustento, de acuerdo a datos obtenidos por el sitio www.last.fm. que afirma que fue fundada en 1922 por iniciativa del secretario de Educación Pública José Vasconcelos y contando con el apoyo del maestro Manuel M. Ponce. Su primer director fue el maestro Migue Macías Femat y más tarde por el maestro Apolonio Arias. En 1928 la dirige el compositor Arnulfo Miramontes y en el Teatro Morelos hay fotos testimoniales de esto.
La Orquesta Sinfónica de Aguascalientes tuvo durante el siglo XX una vida intermitente hasta que finalmente se consolidó la actual versión de la OSA, llamada en ese momento Orquesta del Teatro Aguascalientes surgida en febrero de 1992 con un primer concierto en el que se interpretó la “Obertura El cazador furtivo” de Carl Maria von Weber, el “Concierto para piano y orquesta No.2” de Sergei Rachmaninov con la participación de la maestra Guadalupe Parrondo en el instrumento solista, y después del intermedio, la “Sinfonía No.5” de Ludwig van Beethoven y la dirección del maestro Alfredo Ibarra, quien fue el primero de los directores de esta actual versión de la OSA, aunque no debemos olvidar que el primer concierto sinfónico en el Teatro Aguascalientes se celebró en octubre de 1991 con la Orquesta de Cámara del Instituto Cultural de Aguascalientes en donde se interpretó la “Obertura La Flauta Mágica” de Mozart, el celebérrimo “Bolero” de Maurice Ravel y finalmente el “Concierto para piano” de Grieg, también con la maestra Parrondo como solista y la dirección del maestro Filiberto Ramos.
A la Sinfónica de Aguascalientes la han dirigido como huéspedes los mejores directores mexicanos como Luis Herrera de la Fuente, quien la calificó como “una fina pieza de cristal cortado”, Francisco Savín, Enrique Bátiz, Fernando Lozano, Juan Carlos Lomonaco, Carlos Miguel Prieto, muchos que ahora escapan a mi mente, y como titulares la han dirigido batutas de una calidad incuestionable, como Alfredo Ibarra, Gordon Campbell que la hizo crecer en número de integrantes y en calidad, Enrique Barrios quien grabó para el sello Naxos un disco con música de Revueltas y que contó con distribución internacional y reconocimiento en grandes capitales culturales europeas, José Areán, los dos interinatos del maestro Iván López Reynoso, Lanfranco Marcelleti, Emmanuel Siffert, estos dos últimos con períodos breves pero dejaron su personalidad y estilo, el maestro Revueltas ahora en un segundo período, y García Santín que pasó desapercibido, sin pena ni gloria, y que fue una inexplicable ocurrencia de Carlos Reyes Sahagún siendo director general del ICA, ocurrencia que nunca entenderé.
La historia de la OSA es grande, han tocado el corpulento ciclo de las nueve sinfonías de Mahler, asunto nada sencillo. Hemos tenido temporadas muy exitosas como aquella de los Stradivarius con el maestro Barrios como director con lleno en todos los conciertos, ha tocado en el Festival Cervantino, en el Festival Bernal Jiménez de Morelia, en el del Centro Histórico de la Ciudad de México, inauguró el Auditorio Telmex en Guadalajara con Plácido Domingo, estuvo presente en la reinauguración del Teatro Diana de Guadalajara en el estreno mundial de la “Cantata Un Quijote en América” dentro de la Feria Internacional del Libro en 2006, obra del argentino Luis Enriquez Bacalov y él mismo dirigiendo la OSA, por supuesto, se tiene la asignatura pendiente de una gira europea, pero antes hay muchas cosas que arreglar.
La Orquesta Sinfónica de Aguascalientes no tiene una casa propia, la sala de conciertos se usa para cualquier cosa en lugar de arreglar sus problemas de acústica y entregarla a la OSA como su casa, finalmente lo merece y lo necesita.
Me da mucha tristeza que las actuales autoridades culturales desconozcan esta historia que ha dado personalidad al estado, y si la conocen, entonces entristece más la falta de apoyo y compromiso. La Orquesta Sinfónica de Aguascalientes no es un lujo, todo lo contrario, es un privilegio y una necesidad, es parte de nuestra identidad, y el gran orgullo cultural del estado, eso es incuestionable.
