Me intriga la frase, tan usada en los noticieros, por los políticos… ¿Qué significa? Me imagino que de acuerdo a una muy elemental lógica según la cual, por ejemplo, el frío es lo contrario del calor, la luz de la oscuridad, las Chivas al América, el interior lo es del exterior…
Y si hay municipios del interior, también los debe haberlos en el exterior, ¿será del estado de Aguascalientes? ¿Encarnación de Díaz, Loreto, Teocaltiche, Villa García? Pero estos ya son demarcaciones de Jalisco y Zacatecas…
Total que no me alcanzan las luces para comprender semejante entelequia; lástima que ya se murieron Hegel y Kant y otros complicados filósofos que pudieron haberme ayudado con esta complejidad.
Pero no hay tal. Se trata de la visión centralista, la manera de referirse a lo que no está en el centro, es decir, en la capital, que es donde se genera semejante proclama, en los medios de comunicación y en las esferas gubernamentales, y lo mismo se aplica al país en relación con los estados. Me acuerdo de alguna publicidad televisiva, en otra época. Si usted no vivía en la capital y deseaba el producto, el anunciador informaba: “del interior llame por cobrar”, o ”también hacemos entregas en el interior del país?.
Municipios del interior. La expresión me recuerda otra, el título de un libro que fue un clásico en los años noventa, y quizá lo sigue siendo, México profundo, del antropólogo Guillermo Bonfil Batalla, y que tenía un subtítulo, el libro: la civilización negada.
México profundo, ¿contrario al México superficial; al México trivial?
Pero, ¿de qué hablamos, de geografía, de cultura, de carácter, de lo propio y de lo ajeno? ¿será alguno de estos elementos los que definirán lo profundo y lo superficial; lo del exterior y lo del interior? ¿Acaso serán el progreso y el atraso?
En fin. Terminada la argumentación, fíjese ahora en la imagen, una imagen que podría ser típica de un municipio del interior… Una calle sin comercios, sin cines, sin templos, sin vehículos, sin anuncios, sin perros. ¡Vaya, no hay ni gente! De seguro todos andan en el exterior; en la capital, en el centro, en busca de lo que aquí falta… Es el México profundo, un pueblo fantasma, olvidado, quizá impermeable a las transformaciones culturales que se experimentan en la capital, y que por eso mismo es el México profundo. El ejemplo de los miles de pueblos del país a donde el progreso no ha llegado con sus bienes y sus males.
Así como para ubicarnos, la calle corre de poniente a oriente y pertenece a la comunidad de San Antonio de los Ríos, San José de Gracia, en la ribera occidental de la Presa Calles. Desde aquí no se alcanza a ver, pero al fondo está el embalse. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected].