El aeropuerto Jesús Terán -desconozco la relación que este prócer tiene con la aviación, así como para merecer que el puerto aéreo lleve su nombre- comenzó a operar en 1983. Recuerdo haber acompañado al licenciado Joaquín Cruz Ramírez, a la sazón Secretario General de Gobierno, en la recepción del vuelo inaugural a Tijuana, que realizó un avión DC-8 de Aeronaves de México.
En el principio las instalaciones eran mínimas, el área de ventanillas, un restaurante y una pequeña sala de espera. Actualmente el edificio sufre la enésima modificación, para adaptarlo a las condiciones actuales, dado que hay horas pico en que se junta ahí un montón de gente. Las cosas serían diferentes de haberse planeado desde el principio con una perspectiva de mediano o largo plazo, pero eso es algo sumamente complicado en México. Ni modo; de otra forma este no sería México, ni Aguascalientes…
Movimientazo en el aeropuerto del Gigante, los aviones despegan uno tras otro, aunque sólo sean dos, como en La Bartola de Chava Flores, a la que le entregan “peso sobre peso, aunque no pasen de dos”. En la imagen, un Embraer 175 realiza el procedimiento que lo llevará al aire, en tanto otro, de la serie 145, espera para entrar en la pista y hacer lo propio. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected].